El que fuera ministro de Finanzas ocupa el lugar que ostentaba Chakib Benmoussa

Mohamed Benchaâboun, nuevo embajador de Marruecos en París

PHOTO/REUTERS - El nuevo embajador de Marruecos en Francia, Mohamed Benchaaboun

La estrepitosa caída del Partido de la Justicia y el Desarrollo en las elecciones del pasado 8 de septiembre dejó a Marruecos ante un nuevo contexto político en el que diez años de islamismo llegaron a su fin. Aziz Ajanuch, con el apoyo del rey Mohammed VI, fue el encargado de formar un nuevo Gobierno que, sin romper con todo lo construido la última década por el PJD, pudiese comenzar una nueva etapa de cambios en el Reino. Las modificaciones en cuanto a la organización de los líderes del país no han cesado y ahora Rabat anuncia a Mohamed Benchaâboun, como nuevo embajador marroquí en Francia.

Tras la apertura de la nueva embajada de Marruecos en Israel, los movimientos diplomáticos del reino alauí se continúan sucediendo. El que fuera ministro de Economía y Finanzas ha visto como su puesto era ocupado por Nadia Fattah, la primera mujer en la historia de Marruecos al frente de esta cartera. A su vez, el hasta ahora embajador del Reino en París, Chakib Benmoussa, ha sido designado como nuevo ministro de Educación y Deportes, dejando la embajada libre para la llegada de Benchaâboun en un momento delicado para las relaciones entre Marruecos y el país liderado por Emanuel Macron.

Rabat considera “injustificada” la medida del Gobierno francés de reducir drásticamente la concesión de visados a marroquíes. No obstante, París llevaba tiempo pidiendo a los ahora liderados por Aziz Ajanuch la acogida de aquellos nacionales de Marruecos que se encuentran de forma irregular en Francia y que pretenden expulsar. La decisión de los de Macron se extiende también a Argelia y Túnez en lo que el portavoz del Ejecutivo francés, Gabriel Attal describe como “una decisión necesaria debido a que a estos países no aceptan acoger a ciudadanos suyos que nosotros no deseamos y que no pueden seguir en Francia”.

Mohamed Benchaâboun llega para intentar suavizar los problemas que han provocado una escalada de la tensión entre ambos países. El asunto de los visados es de una importancia vital para Marruecos ya que es el Estado con más solicitudes del mundo para viajar a Francia con más de 24.000 peticiones tan sólo en el primer trimestre de este año, de las que 18.500 fueron aceptadas, según datos publicados por el diario Le Figaro. Sin embargo, en ese mismo período, Francia emitió una orden de expulsión de 3.301 ciudadanos marroquíes, de los que únicamente 80 regresaron de forma efectiva al reino alauí, lo que ha provocado la reducción de visados para nacionales marroquíes.

La demora en la expulsión de estas personas en situación irregular viene provocada en muchas ocasiones porque destruyen sus papeles de identidad, haciendo mucho más complejo el proceso de expulsión del país. Es en ese momento, Marruecos, Argelia y Túnez deben poner de su parte para facilitar el trámite, algo que, según el Gobierno francés, no hacen. Los Estados de origen deben emitir un nuevo documento o salvoconducto consular para hacer viable el proceso de expulsión, algo que hacen con muy poca frecuencia, según París. De hecho, Attal se refirió a ello diciendo que esperan “que esto lleve a los países afectados a cambiar de política y a aceptar emitir salvoconductos consulares”.

Marruecos no se ha quedado de brazos cruzados ante las acusaciones de Francia. El ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, explicó en declaraciones a la agencia EFE que Rabat cuenta con dos requisitos indispensables para permitir el regreso de estas personas a su territorio. El primero de ellos un documento que acredite su nacionalidad marroquí – algo complejo en muchas ocasiones por la destrucción de sus documentos de identidad – y una prueba PCR de detección de la COVID-19. Francia no está exigiendo en este momento la realización de dichas pruebas, lo que, dice Bourita, no es problema del Reino.

“Si las leyes francesas no permiten que las autoridades obliguen a una persona a someterse a una prueba para detectar el virus, entonces no es un problema de Marruecos”, decía el ministro de Asuntos Exteriores. La llegada de Benchaâboun a París pretende generar un impacto tan rápido como positivo en las relaciones entre dos países que están condenados a entenderse. Marruecos como el gran aliado de Francia en la región del Magreb, y París el de Rabat ante las Naciones Unidas y, sobre todo, ante el Consejo de Seguridad.