Orden mundial: geopolítica, tendencias y estrategias
José María Peredo, catedrático de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Madrid y colaborador de Atalayar, profundizó sobre los conceptos de su nuevo libro “Orden mundial: geopolítica, tendencias y estrategias” y la importancia de este para entender lo que estamos viviendo actualmente en el escenario internacional.
Además, analizó la capacitación de Kamala Harris y la división de voto en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Hace tres años y medio escribiste “Esto no va de Trump” y ahora “Orden mundial”, ¿por qué este libro ahora?
Aquel libro “Esto no va de Trump”, que además coeditó y contó con el apoyo precisamente de Atalayar, salió justo antes de las elecciones de 2020. Ahora, aunque se habla de las relaciones internacionales y la campaña electoral, sigue yendo de Trump. ¿Por qué el Orden Mundial? Es un momento de una incertidumbre importante a nivel internacional, como vemos en los acontecimientos que ocurren, como escuchamos en los análisis de este programa.
Una gran incertidumbre, un proceso también de transformación del orden y, a partir de distintos artículos y de distintas reflexiones sobre esa idea de Orden Mundial, de orden internacional, se trata de intentar entenderla y explicarla mejor, ya que al final se ha convertido en un ensayo.
Es un libro breve, un ensayo sobre la cuestión que busca clarificar esa idea que todos tenemos, pero que parece que no es coincidente en todos los casos. ¿Qué es eso del Orden Mundial? ¿Dónde está la oficina del Orden Mundial? En ningún sitio.
Es evidentemente una metáfora que la sociedad utiliza para entender cuestiones como la estabilidad, como la resolución de la complejidad, como las instituciones y la regulación ordenada de las relaciones entre Estados y demás. Se trata de explicarlo de manera académica, pero divulgativa, que la gente pueda comprenderlo mejor. Ese es el objetivo.
Sí, en este momento de redes sociales, donde muchos, demasiados, dicen lo que les da la gana sin tener ni idea de nada, es necesario este tipo de trabajos para conocer conceptos básicos, historia, entender lo que estamos viviendo… Son 125 páginas, pero, me atrevería a decir, un libro de consulta obligada para políticos, académicos, empresarios, y, por supuesto, periodistas.
El público va por esos sectores especializados y, dentro de la sociedad, evidentemente por gente que tiene que tomar decisiones, que tiene que moverse, que tiene que comerciar, es decir, gente que está de alguna manera condicionada o determinada precisamente por esa necesidad de estabilidad, por esas perspectivas de futuro en las relaciones internacionales, por esa llegada de todos esos cambios que van a significar y que ya están significando las tecnologías, la llegada de la inteligencia artificial…
Por supuesto, no entro en todas esas cuestiones con detalle, sino que es más bien un barniz, un panorama para comprender un poquito la dimensión de la complejidad, que es grande.
Dices en la introducción que el objetivo del presente trabajo es profundizar en el concepto de orden internacional y, a partir de esta reflexión, establecer diferencias entre los paradigmas del pasado y del presente para ayudar a concebir una visión estratégica de mayor y más largo recorrido. En este mundo superficial de hoy esto parece más que necesario, ¿no?
La visión estratégica es importante. No es que sea capaz de darla, pero lo que intento con el libro es darle pautas a los que realmente pueden tomar esas decisiones y esos planteamientos estratégicos. Es decir, ¿por qué ir a la historia a buscar ahí referencias?
Tenemos un mundo en transformación. Ha habido transformaciones importantes en determinados momentos históricos y hay que volver a esas transformaciones sencillamente a hacer una llamada de atención sobre ellas. No a volverlas a explicar. No soy un historiador, ni lo pretendo, ni muchísimo menos entrar en un terreno tan complejo como es la historia, los análisis o los trabajos de investigación históricos. Pero sí ir a esos procesos de transformación, como en determinados momentos.
Antes, el descubrimiento del nuevo mundo, posteriormente, el Congreso de Viena, o las dos guerras mundiales, significan momentos de inflexión, puntos de inflexión en los órdenes internacionales o en los órdenes regionales de cada momento, ¿no? Eso es importante para tener en cuenta ahora cómo se pueden plantear esas transformaciones u otras en nuestros días.
Te pido que nos detengamos con atención en el capítulo final, “desafíos y conclusiones”, porque una de las conclusiones es que, a pesar de la complejidad, no ha habido un conflicto abierto todavía y de lo que se trata es de llegar a una serie de acuerdos que puedan permitir cierta estabilidad o convivencia, ¿no?
Esto es importante teniendo en cuenta que, en muchas ocasiones en la historia, los órdenes internacionales han aparecido a partir de una guerra, el final de una guerra, y, sin embargo, en este momento, la transformación del orden internacional o la creación de un nuevo marco, de un nuevo orden con nuevas instituciones distintas, otras pautas o adaptadas a las que existen, puede aparecer sin la necesidad de que se produzca ese gran conflicto.
En este momento, pese a los conflictos locales y terribles que hay, es lo que se esté logrando; trabajamos, y trabajan los Estados y las distintas instituciones, para que se produzca esa transformación sin necesidad de un conflicto previo.
“Orden mundial: geopolítica, tendencias y estrategias”. El libro, 125 páginas muy claras, muy directas, muy útiles para entender todo lo que está ocurriendo. Pero, hablando de otros asuntos, Kamala Harris demuestra que está muy capacitada, por lo menos para debatir y dejar en una situación complicada a Donald Trump en las elecciones estadounidenses.
Qué duda cabe, Kamala ha avanzado. Lo que no tengo claro, y lo he escrito también en un artículo en Atalayar, es que Trump haya retrocedido tanto como se pueda pensar. Ahora ha quedado muy demostrado con el debate que ganó el debate, que está preparada, que es una candidata firme y sólida.
La intención de voto está dividida, de manera similar en los 47, 48 o incluso 49% en cada caso, de intención de voto para uno y otro candidato. Y habrá que ver si eso ha variado y si va variando, porque, si no es así, la perspectiva es que la lucha va a ser muy reñida.
Y recordar, José María, que en las elecciones en los Estados Unidos por el sistema electoral hay estados ya definidos históricamente y que las encuestas ahora lo mantienen en favor de republicanos o demócratas, y que donde se decide realmente la elección presidencial, sobre todo con cuestiones económicas, de productividad, de industria del automóvil, etc., es en esos estados industrializados del centro de los Estados Unidos, Michigan, Wisconsin, Ohio, Pensilvania o Minnesota.
Y eso aún no ha cambiado porque en las encuestas que Gallup, una empresa de extraordinario prestigio, planteó el 9 de septiembre, antes del debate, aún ese voto estaba definido así en algunos estados. Con cierta incertidumbre sobre el resultado final y ahí parece que se decidirá.