La periodista ha publicado el libro ‘El infiel que habita en mi’, donde narra los testimonios de europeos que viajaron a Siria para formar parte del Daesh

Pilar Cebrián: “Demorar la repatriación de los yihadistas europeos puede ser la preparación del próximo califato en 2030”

PHOTO/ATALAYAR/GUILLERMO LÓPEZ - La periodista Pilar Cebrián

La periodista Pilar Cebrián, en su libro ‘El infiel que habita en mí’, relata los testimonios de diferentes europeos que decidieron viajar a Siria para unirse al Daesh. A lo largo del libro, describe la realidad de los ‘Foreign Fighters’, todos ellos movidos por una mezcla de descontento y esperanza por las promesas de redención y purificación que les ofrecía el califato.

En 2019 las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD) declaraban el fin del califato implantado por el Daesh, tras haber capturado su último feudo, Al-Baguz, en la frontera con Irak. Ahora la realidad que viven los combatientes y sus familiares no supone una prioridad para los países. Mujeres y niños viven en condiciones infrahuamanas en campamentos de detención en Siria, controlados por milicias kurdas. Muchos de ellos de nacionalidades europeas, cuyos países se niegan a repatriar ya que suponen una amenaza nacional. Pilar Cebrián, analiza la compleja logística que supone la repatriación de estos combatientes y sus familias a los países de origen.

Europa ha exportado un alto porcentaje de combatientes a Siria. ¿Tiene el Viejo Continente un problema a nivel social y político para integrar a estas segundas o terceras generaciones de inmigrantes?

No sé si el problema lo tiene Europa o lo tienen estas religiones que, a veces, no aceptan la secularidad del Estado. Europa es el Estado en este caso y, por tanto, es quien debería garantizar esa equidad de oportunidades o de condiciones de vida. Por eso señalamos a Europa, pero no es únicamente responsable el continente europeo.

Es obvio que hay un problema de Europa con el islam y del islam con Europa, tanto por parte de la sociedad europea que no acaba de aceptar que las comunidades musulmanas también lo son, como por parte de estas comunidades donde un porcentaje de las últimas generaciones han ido radicalizando un poco más su postura, ya que no acaban de aceptar algunos valores más occidentales como el empoderamiento de la mujer, las bebidas en el espacio público, las relaciones extramatrimoniales. En definitiva, es un vector de doble dirección. No culparía solamente a Europa.

Se está planteando el concepto del islam occidental, es decir, adecuar el islam a una mentalidad más europea. ¿Podría ser el camino para conciliar esos dos mundos?

Yo creo que sí. De hecho, uno de los principales problemas en la temática de la que estamos hablando es la injerencia extranjera en el islam. Siempre que he hablado con representantes de esta comunidad que yo considero moderados, siempre reclaman un poco más de ayuda para crear el islam español.

Al final, los imanes u otros líderes religiosos no se han formado en España y son otros países como Marruecos o Arabia Saudí los que los están metiendo y son los que han introducido, en ocasiones, corrientes tan cuestionables como el wahabismo, el salafismo e incluso ya determinados perfiles conectados a organizaciones terroristas.

En el libro mencionabas que se estaba estudiando la posibilidad de que en España se obligará a los imanes a obtener un título para poder ejercer. ¿Podría está medida eliminar los discursos radicales de algunos líderes?

Sí, ese es un paso de muchos de los que se tienen que dar, pero desde luego que cada país puede contribuir a la formación de su propio islam de acuerdo con la cultura del país y a los valores y los principios, en este caso occidentales, es un paso imprescindible. De hecho, en el libro también lo menciono, y es que hay un imán de Verviers (Bélgica), el pueblo de donde es originario Tarik Jadaoun, protagonista del segundo capítulo, que explica cómo al final estos chicos han identificado rito con cultura y que existe un error cuando se relaciona el islam con identidad. El islam es religión, en todo caso, rito religioso, pero debería existir la posibilidad de que los europeos musulmanes tuvieran una identidad occidental. Él lo explicaba así, una identidad occidental, una identidad europea, una identidad belga, y que pudieran a la vez comulgar esa identidad con su religión.

En definitiva, que no tuvieras que elegir entre ser europeo o musulmán sino ser las dos cosas, ¿no?

Eso sería un éxito. Es difícil porque la convivencia es difícil, y aparece la discriminación en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Muchas de estas comunidades tienen unas condiciones socioeconómicas más desfavorables. Entonces hay toda una serie de condicionantes que hacen que el escenario ideal, en el que se combinan estas dos identidades no pueda llegar a tener éxito, y se complica, pero están en ello.

¿Qué características comparten países como Francia o Bélgica que han mandado a un mayor número de radicalizados que, por ejemplo, España?

Hay una curiosa frase que a mí me dijeron una vez: “La radicalización yihadista es un síntoma de las debilidades de un país, pero también de las fortalezas”. Al final los países en los que ha habido más público objetivo para el Daesh son países en los que ya van por la tercera o cuarta generación de inmigrantes de origen musulmán. Porque es en esas generaciones en las que surge el problema identitario. España no ha sido una potencia económica tal y como para atraer todas estas oleadas de inmigración desde tiempos tan atrás como han podido ser Francia, Bélgica, Alemania o Reino Unido. España comenzó a ser una potencia, un imán de la inmigración a partir de los años 2000, sobre todo latinoamericana. España, por lo tanto, no era tan fuerte económicamente como para estar ya en la cuarta generación de inmigrantes musulmanes. Y es en esa generación cuando empieza el dilema de quién soy.

Existen otros motivos además por los que España no ha mandado a tantos combatientes, por ejemplo, la reforma del Código Penal del año 2015 en el que se tipifica por primera vez el desplazamiento a un territorio controlado por un grupo terrorista. Esto cambia muchas cosas y provoca que en España se empiecen a hacer detenciones preventivas. Es decir, se baja un poco la barrera de la detención y se empieza a detener a gente que simplemente está consultando propaganda online en la que se plantea el desplazamiento al califato. Otros países han optado por purgar esa comunidad de gente radical que tenían y han preferido que se desplazaran al campo de batalla y, o bien que se perdieran, o que murieran en combate.

La Unión Europea ha aprobado una resolución mediante la cual se insta a los Estados miembros a repatriar a los menores que se encuentran en los campos de refugiados en Siria.  ¿Es posible que esta resolución salga adelante en el seno de la Unión Europea?

Yo creo que los niños sí, porque es una cuestión de derecho internacional y tiene su propia legislación europea. En definitiva, va a llegar un momento en el que se deba repatriar a esos niños a los que se presupone plena inocencia, y, además, su vida corre peligro en los campamentos de detención. Europa se enfrenta a uno de los grandes dilemas, esta institución ha elaborado algunas de las cartas más amplias de los derechos de la infancia, pero, a su vez, en este caso tenemos a unos mil niños europeos, probablemente más, que están en un limbo, en los años más decisivos de su vida. Estos niños están creciendo en la más absoluta miseria, sin escolarización, sin posibilidades de futuro y, además, rodeados de un entorno en el que es muy factible su radicalización. Se están dando pequeños pasos, mantengo contacto con parlamentarios europeos españoles y, efectivamente, hace poco se votó a favor. Y sí que hay una intención de que al menos los niños salgan de allí cuanto antes. El gran problema es que, por los derechos de los niños, no se les puede separar de sus madres.

El principal escollo para repatriar a los niños es, por un lado, las madres, porque hay que traerlas con ellos y a ellas no se les presupone ninguna inocencia. Y, por otro lado, no se sabe qué límite de edad establecer, en ese caso, sí traer también a los adolescentes. Esos son los principales problemas a los que se enfrenta la Unión Europea.

La mujer, en muchas ocasiones, culpabiliza al marido y se escuda en el hecho de que no participó de la actividad terrorista del grupo.

El cien por cien de las mujeres con las que he hablado han dicho que ellas no sabían nada hasta el momento en el que cruzaron la alambrada. Yo eso no me lo creo, en cualquier caso, es obvio que hay una crisis procesal, y es uno de los motivos por lo que existen varios países europeos que no quieren que estas mujeres vuelvan, porque saben que muchas se quedarán en libertad. Y es una cuestión de cinco años que los hombres, en caso de ser juzgados, salgan de la cárcel. A lo que hay que sumar la cuestión política, es decir, los líderes de la Unión Europea no quieren que la extrema derecha se beneficie de una repatriación tan impopular. Estos son los principales motivos por los que se está dejando a esta cuota de prisioneros yihadistas en un escenario tan inestable e impredecible como son las cárceles en Irak y Siria.

Esta política al fin y al cabo también juega en contra de la Unión Europea, ya que en países tan inestables como Siria o Irak se puede producir una fuga masiva de estos yihadistas, como ocurrió en Ain issa el pasado año.

Absolutamente. Yo no me canso de decirlo, el demorarlo puede ser la preparación del próximo califato en 2030. Pero las políticas contra el terror se definen a corto plazo y por eso, al final, en un tema tan generacional como es la yihad, porque estamos hablando de gente que entrega su vida y que dedica toda su vida a este proyecto político, las políticas no pueden ser cortoplacistas. Tienen que estar pensadas de diez años en diez años, por lo menos. Un yihadista disperso en Oriente Medio es lo mismo que un yihadista en libertad en Europa, es exactamente lo mismo.

¿Estos niños que están viviendo ahora mismo en los campos de detención en Siria pueden suponer ser, a la larga, una amenaza para Europa?

Es impredecible realmente determinar en qué puede desembocar la radicalización de estos niños. Yo siempre soy un poquito cauta en este sentido y digo que estos niños no representan un peligro para Europa, he hablado con estos niños, he hablado con las madres, con los abuelos, he visto los dibujos que hacen las cartas que envían estos niños, y al final son niños que están traumatizados o han sufrido una concatenación de traumas. Lo que pasa es que, si están ahí diez años más, obviamente van a vivir ahí la adolescencia, la madurez y sí van a integrar un discurso que no es suyo, porque no creo que haya posibilidad de tener pensamiento crítico en ese entorno. Cuando no has recibido educación cuando tu propia frustración, es el desencadenante de tu propia radicalización. Porque si estás sufriendo en un campamento, sabes que vienes de un país que ya no te quiere y que estás desterrado en un campamento en el que no hay posibilidades, sin los derechos más básicos sin comida, pues acabas culpando al país de origen.

La organización Save the Children ya ha advertido que los niños del califato serán una generación más bajita y con muchos problemas mentales. ¿Por qué? Por problemas de desnutrición que están teniendo ahora mismo en el campamento. Solamente tienen distribución gratuita de legumbres, aceite y pan. El pescado no existe, mientras que la fruta, la verdura y la carne sólo se puede adquirir con dinero y nadie tiene dinero en esos campamentos. Tarde o temprano estos niños regresarán. Entonces postergar su vuelta es una de las peores decisiones de política exterior de la Unión Europea.

¿Qué fue lo que te llevo a escribir este libro?

Siempre mi intención fue, por supuesto, informar, romper estereotipos y contestar a algunas de las grandes preguntas de nuestro tiempo, y es porque nuestros coetáneos, la gente con la que hemos crecido y con los que hemos compartido escuela o hemos ido a la universidad, de repente han decidido emigrar a otro tiempo y someterse a esta autoridad tan violenta y anacrónica y totalitaria en pleno siglo XXI. Era algo que yo no conseguía explicarme y decidí hacer este libro para intentar encontrar respuestas.

¿Has encontrado todas las respuestas posibles para entender este fenómeno?

SÍ, lo he entendido, no lo he justificado, pero lo he entendido.

A nivel personal, ¿cómo te ha afectado esta investigación y ser testigo de estos testimonios?

Este proyecto me ha dejado exhausta y sin energía. Ha sido muy complicado, no solamente por el hecho de hacer una investigación en solitario, que es muy complicado porque hay momentos en los que pierdes la perspectiva, además la temática, ya es dura en sí, todo lo que rodea al prisionero yihadista ha sido una información difícil de contrastar. Es una información en la que muchas partes la utilizan y ha sido complicado, incluso, hablar con las propias familias porque nadie te cuenta la verdad. Y quizá lo más difícil ha sido leer entre líneas y sacar la verdad de las mentiras.