La población de Sudán se manifiesta en contra del acuerdo con los militares
La población sudanesa se siente traicionada. Las esperanzas puestas sobre Hamdok para liderar un gobierno de transición que consiguiese alcanzar la democracia sin la presencia del Ejército en las instituciones se han desvanecido.
El acuerdo, alcanzado entre el primer ministro derrocado, Abdullah Hamdok, junto con el general Abdel Fattah-al Burham, devuelve a Hamdok su cargo como primer ministro. Sin embargo, este pacto ha enfrentado a una población hastiada de vivir en una continuada violencia y de presenciar a los militares en el gobierno.
Así la oposición de los grupos prodemocráticos ha vuelto a salir a las calles demandando un gobierno compuesto plenamente por civiles. Hamdok considerado como un héroe defensor de la democracia en Sudán ha pasado a convertirse en un “villano” para muchos sudaneses.
Las protestas han traído consigo nuevos episodios de violencia. Según informa el Comité Central de Médicos Sudaneses un adolescente de 16 años ha muerto tras recibir un disparo en las manifestaciones de la ciudad de Omdurman. Tras este último asesinato ya son 41 el número de personas que han muerto en diferentes protestas desde el golpe de Estado perpetrado por el Ejército.
Tras llegar al acuerdo, Hamdok ha argumentado que con esta nueva firma se evitaran más muertes. En una ceremonia retransmitida en la televisión estatal expresó que “la sangre sudanesa es preciosa, detengamos el derramamiento de sangre y dirijamos la energía de la juventud hacia la construcción y el desarrollo”. Sin embargo y al contrario de lo que el primer ministro declaró, los jóvenes siguen sufriendo asesinatos y abusos por parte de los militares y las oportunidades por labrarse un futuro son cada vez más escasas.
Tras la firma del nuevo acuerdo, al-Burham expresó que el nuevo gobierno sería “inclusivo” y que en el no quieren “excluir a nadie excepto, como hemos acordado, al Partido del Congreso Nacional”. Sin embargo, ni al-Burham ni Hamdok han mencionado a las Fuerzas de Libertad y Cambio (FFC), la coalición civil que había compartido durante la transición el poder gubernamental con los militares.
De hecho, la FFC ha denunciado que no ha formado parte del acuerdo tras afirmar en un comunicado que su “posición es clara y previamente anunciada: sin asociación, sin negociación y sin legitimidad para los golpistas”. A estas declaraciones se les une varios comités de resistencia que también organizaron diferentes protestas por el país rechazando cualquier tipo de acuerdo con el Ejército y los militares.
A diferencia de la población civil, la ONU junto con la Unión Europea han celebrado el acuerdo. Mientras que la ONU se ha mostrado más cautelosa tras señalar que con el pacto todas las partes “debían abordar urgentemente los problemas no resueltos” para evitar nuevos episodios de violencia, la Unión Europea lo ha catalogado como “un primer paso” para “encarrilar la transición” de Sudán.
El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha señalado a través de sus redes sociales que la vuelta de Hamdok como primer ministro es el inicio para devolver a Sudán su etapa de transición. Junto a esto, ha indicado que “todos los detenidos deben ser puestos en libertad” y ha instado al cese de la violencia contra la población.
Asimismo, el nuevo acuerdo alcanzado entre las dos partes se compromete a “liberar a todos los detenidos políticos”, siendo esta una de las principales condiciones del pacto. Además, indica que “la asociación de transición entre civiles y militares es el garante y el medio de la estabilidad y la seguridad del Sudán” por lo que no parece, al menos a corto plazo, que Sudán escenifique un gobierno de transición compuesto únicamente por civiles en pro de conseguir una mayor democratización institucional, algo a lo que la población sudanesa se aferraba.