Polémica por las declaraciones del ministro de Información libanés sobre Yemen
El pasado 10 de septiembre, el nuevo jefe del Ejecutivo libanés, Najib Mikati, designó a un popular presentador de televisión como ministro de Información para apuntalar su gabinete. Un Gobierno surgido del bloqueo institucional que tenía, y tiene, el cometido de sacar del atolladero a un país, el Líbano, que se aproxima al colapso. El elegido era George Kordahi (Keserwan, 1950), una celebridad en la región por ser la cara visible de la versión árabe de ‘¿Quién quiere ser millonario?’.
Unos días antes de asumir el cargo, el 5 de agosto, Kordahi fue entrevistado en el programa televisivo ‘Barlaman Shaab’ donde respondió sin ambages una batería de cuestiones relacionadas con la guerra de Yemen, protagonizada por los hutíes y las fuerzas de la coalición lideradas por Arabia Saudí. Sin embargo, ha sido esta semana, dos meses después de la emisión, cuando las confesiones del actual ministro de Información se han hecho virales y han abierto un nuevo capítulo de tensiones entre Beirut y Riad.
En el fragmento de la entrevista que deambula por las redes sociales, Kordahi afirma con vehemencia que la milicia hutí, respaldada por Irán, “se está defendiendo”. “¿Ellos están atacando a alguien?”, se preguntaba el periodista. Kordahi justificó las acciones de los rebeldes yemeníes alegando que sufren una “agresión extranjera”, en alusión al papel de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en el país, que sufre la mayor crisis humanitaria del planeta después de ocho años de conflicto.
Las declaraciones han abierto este miércoles una crisis diplomática de hondo calado en la región. El Ministerio de Exteriores saudí convocó al embajador saudí en el Líbano, Walid Bukhari, para hacerle entrega de una nota de protesta. Una más tras las declaraciones del exministro de Exteriores libanés, Charbel Wehbe, quien se vio obligado a renunciar a su cargo en mayo después de acusar a los Estados del Golfo de ocasionar el auge del Daesh y señalarles como promotores de la guerra civil en Siria.
Conscientes de la magnitud de las declaraciones, la plana mayor del Gobierno, con el primer ministro Mikati al frente, ha salido a desmarcarse de las declaraciones del titular de Información. “Los recientes comentarios de George Kordahi no expresan la posición del gobierno sobre la cuestión de Yemen”, trasladó el jefe del Ejecutivo. “Líbano está comprometido con sus lazos con los países árabes y mi gobierno está dispuesto a tener las mejores relaciones con Arabia Saudí”.
Tarde. El daño ya estaba hecho. El secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Naif al-Hajraf, ha emitido este miércoles un comunicado subrayando la “mala comprensión” del ministro libanés y su “lectura superficial de los acontecimientos en Yemen”. En la misiva, al-Hajraf llamó a Kordahi a ceñirse a los hechos históricos y a comprobar la posición del Consejo sobre la cuestión yemení en la búsqueda de una solución integral. Finalmente, el secretario general puso de relieve “la intransigencia” de los hutíes contra todas las iniciativas de paz y sus ataques sistemáticos contra Arabia Saudí.
El ministro de Información aclaró que las declaraciones se produjeron antes de ser nombrado ministro, y atribuyó la difusión del vídeo a una campaña en su contra desde que asumiera el Ministerio. “A los que piden mi dimisión les digo que formo parte de un gabinete cohesionado y que no puedo tomar una decisión así en solitario”, trasladó durante una comparecencia de prensa. Aunque finalmente acabó pidiendo disculpas: “No pretendía de ninguna manera, ofender al Reino de Arabia Saudí o a los Emiratos Árabes Unidos, por los que tengo la mayor lealtad y amor”.
No es la primera vez que el periodista genera polémica por su postura política. Kordahi nombró como personalidades políticas internacionales del año 2018 al secretario general de Hizbulá, Hasán Nasralá, al dictador sirio Bashar al-Asad y al presidente ruso Vladímir Putin. De al-Asad llegó a decir que era un hombre “hecho de otra pasta”. “Como hombre árabe, como libanés, les digo esto: si este hombre no hubiera resistido, Siria ya no existiría. El Líbano ya no existiría. Jordania y el Golfo tampoco”, declaró entonces. Kordahi ha defendido incluso “un golpe militar temporal” que sostuviera el poder cinco años como vía de salvación nacional para el Líbano.
Crecido en el norte de Beirut, este cristiano maronita de 70 años comenzó su andadura periodística en Télé Liban, la televisión pública libanesa, para después pasar por Radio Monte Carlo y acabar presentando los informativos de MBC, una de las cadenas más vistas en el mundo árabe. Sin embargo, sus ideas políticas colisionaban con la línea editorial de la casa, lo que desembocó en su salida y posterior fichaje por Al Mayadeen, una emisora libanesa vinculada a la milicia chií de Hizbulá y al régimen sirio.
Su salto a la fama definitivo se produciría en el conocido espectáculo, y su llegada al Gobierno no estuvo exenta de chanzas relacionadas con ello. A través de las redes sociales, los libaneses aseguraban que quien se llevaría el millón ahora sería el propio Kordahi, atendiendo al reguero de corrupción que deja tras de sí la clase política libanesa. En cualquier caso, su currículum encajaba a la perfección en el papel de representante nacional ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros actores de la comunidad internacional, de los que el Líbano depende para encauzar su recuperación.
Kordahi mantuvo una afinidad política con el Movimiento Patriótico Libre, el partido del presidente Michel Aoun, por el que estuvo a punto de ingresar en las listas para los comicios legislativos de 2013. Aunque sus posturas se distanciaron después de criticar públicamente al presidente Aoun, señalando que este no había sido capaz de “salvar al país”. Una separación que le haría recalar en el partido cristiano Marada, próximo al Partido de Dios.
Ahora, el ministro de Información es el causante del aumento de las tensiones entre el Líbano y los Estados del Golfo, especialmente Arabia Saudí. Históricamente, Riad ha aparecido en varias ocasiones para regar de dinero a la nación libanesa y reactivar su economía, desgarrada por las guerras. Sin embargo, los saudíes sienten un creciente desprecio hacia la clase política del Líbano, pues consideran que han entregado el país a la milicia chií de Hizbulá, fundada y respaldada por Teherán. Esta ha sido la última salida de tono. Una salida de tono que puede costar cara a un Estado que lucha por no resultar fallido.