El Polisario secuestra en los campamentos de Tinduf a otra chica después de ir a ver a su familia en España
Esta nueva historia de mantener secuestrada a una joven en los campamentos de Tinduf por parte de miembros del Frente Polisario comenzó hace un mes. Felah pudo contactar con una empresa de servicio de reparto de alimentos desde España, Butincon, y a través de esta vía pudo pedir a Hammada que hiciera todo lo posible por sacarla de Tinduf, según publica la revista Suit Información.
Hammada volvió el 10 de diciembre a Málaga (España) donde vive y habló con su familia española. Acordaron que la familia española pagaba la documentación de Felah, lo que significa pagar la comisión a la Policía Militar argelina en Tinduf, que es el salvoconducto con un coste de 2.500 euros que necesita un saharaui para poder moverse por Argelia.
Con el salvoconducto conseguido, aprovecharon que Felah, ya recién cumplida la mayoría de edad, 18 años en España, estaba en una boda y la sacaron de los campamentos, a escondidas en un coche de Buticon y la llevaron a Orán (Argelia). Actualmente está en Orán, en un piso franco, no en el consulado. Está a la espera de la llegada de un abogado español para cursar la petición a España a través de un proceso de emancipación, ya que en Argelia la mayoría de edad se alcanza a los 19 años, por lo que ahora Felah sigue siendo considerada menor de edad, según los datos de Suit Información.
Represión y negocio en Tinduf
Mientras tanto, el Polisario, sus acólitos y la familia, tribu de la chica, familiar de Jira Bulahi, han amenazado a los dos socios de Buticon, Louali Salem Douh y Hammada Saleh Moulud, con matar a su familia en los campamentos como represalia por haber participado en «multitud» de secuestros de mujeres en los campamentos. Cuando en realidad han contribuido a que numerosas personas hayan podido huir de la precaria situación en la que se vive en Tinduf donde prevalece un régimen autoritario y sus dirigentes lo utilizan como negocio en su propio beneficio mientras los habitantes de los campos sufren unas condiciones de vida muy precarias.
En los últimos meses, varios informes de diversas instituciones, entre ellas el Parlamento Europeo, han recogido las denuncias de los saharauis sobre sus condiciones de vida, la falta de libertad de movimientos, de expresión y de reunión, así como la escasez de alimentos, agua, medicinas, gasolina, entre otros productos básicos para una vida digna.
Denuncia en Naciones Unidas
En el mes de agosto, el primer secretario del Movimiento Saharauis por La Paz (MSP), Hach Ahmed Baricalla, informó del envío de una carta a Staffan de Mistura, representante personal del secretario general de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, en la que denuncia el deterioro de las condiciones de vida de los saharauis en los campamentos de Tinduf.
«Con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria permítame llamar su atención como Enviado Especial de la ONU para el Sáhara Occidental respecto al deterioro de las condiciones de vida en los campamentos (de Tinduf)…», escribe el primer secretario del MSP en la carta publicada por Atalayar.
«En Tinduf la situación es cada vez más preocupante no solo por las condiciones extremas sino por la escasa presencia y el rol deficiente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) lo cual deja sin la debida protección y asistencia a decenas de miles de personas, principalmente mujeres y niños», añade.
«Otro motivo de preocupación -prosigue- es la falta de libertad y la inseguridad debido a las restricciones imperantes en dichos campamentos por parte del Polisario y la actividad creciente de las mafias de la droga y la delincuencia organizada».
«En aras de contribuir a sus esfuerzos personales por la paz, el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) convocó a un nuevo diálogo saharaui en el marco de la II Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad en el Sáhara Occidental. Sería importante y alentador que Usted o algún miembro de su oficina pueda asistir al evento», subraya Hach Ahmed Baricalla en la misma carta.