Para que no se difumine la memoria
Es un mantra constante después de cada suceso catastrófico. Así se forja la historia de la humanidad, repleta de acontecimientos en los que abundan las matanzas y el desprecio absoluto por los derechos humanos.
Por otro lado, la aceleración y agolpamiento de tales luctuosos hechos tienden a difuminar cada vez más rápidamente la memoria de estos. Eso es lo que tratan de impedir tanto la exposición de fotografías de Ziv Koren, como la proyección del documental #Nova, presentados en el Centro Cultural Galileo de Madrid, y cuya exhibición permanecerá durante todo el mes de marzo.
Más de un centenar de invitados, entre ellos varios embajadores y representantes institucionales, asistieron a la inauguración, soportando al acceder a dicho centro los improperios de varias decenas de manifestantes congregados en el exterior, todos ellos portadores de la tradicional kufiya palestina al cuello.
El acto, presidido por la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, contó con la presencia del propio autor de las veintinueve fotografías que componen la muestra, el fotoperiodista Ziv Koren, quién narró con abundancia de detalles la confusión, el estupor y el horror que sintió y contempló a medida que se adentraba en los escenarios de la masacre realizada por los terroristas de Hamás el pasado 7 de octubre, en cuya madrugada, coincidiendo con la fiesta judía Simjat Torá, “el infierno se desató cuando personas y familias enteras fueron asesinadas, violadas, quemadas y masacradas a sangre fría”.
Un texto de Keren Goldstein Yehezkeli, titulado “Cuando se acaban las palabras”, da inicio al recorrido de la exposición, en cuyas instantáneas se plasman no solo el inmenso rastro de cadáveres que los terroristas dejaron a su paso, sino que también enfatizan la ausencia de los 239 rehenes que fueron secuestrados y arrastrados a los túneles que la organización ha excavado en la Franja de Gaza.
En cuanto al documental #Nova, se trata de una película de 55 minutos que utiliza exclusivamente imágenes tomadas en tiempo real para relatar el ataque realizado por los terroristas a la multitud de jóvenes, venidos de todo el mundo, que celebraban el festival de música electrónica Supernova, en un recinto acotado en el campo a apenas cinco kilómetros de la frontera con Gaza. Allí, Hamás se cobró la vida de más de trescientas personas y llevándose secuestradas a otras cuarenta.
La compilación de imágenes se ha hecho a partir de más de doscientos videos tomados por los propios asistentes al festival, muchos de los cuales lograron transmitir dichas secuencias antes de ser asesinados. Esas imágenes, casi todas exclusivas, no añaden comentarios, de manera que captan en todo su dramatismo el horror que viven y sufren los músicos y técnicos o los simples jóvenes asistentes a los conciertos, que solo pensaban en pasárselo bien, un día que se anunciaba radiante.