Retailleau vuelve a la carga: revisión de visados y congelación de activos para los ciudadanos argelinos residentes en Francia

El ministro del Interior francés, Bruno Retailleau - REUTERS/ BENOIT TESSIER
El ministro del Interior francés aumenta la tensión entre Francia y Argelia tras la congelación de activos y el no reconocimiento de pasaportes

Fin a la tregua entre Argelia y Francia. Tras meses de disputas y un parón diplomático, ambos países vuelven a escalar posiciones en el conflicto tras las propuestas del ministro del Interior de Francia, Bruno Retailleau, ante el Consejo francés en el que se incluyen la congelación de activos y la revisión de las políticas de visados de los ciudadanos argelinos que residen en territorio francés. 

Según las autoridades francesas, esta decisión corresponde con el anuncio del Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia en el que condenan las acciones de Francia como una flagrante violación de los convenios internacionales y acuerdos bilaterales. Estas medidas afectarán a todos los ciudadanos argelinos residentes en Francia por igual, independientemente de si son o no altos funcionarios, políticos, militares u oficiales de seguridad, así como empresarios o cuerpo diplomático. 

El ministro del Interior francés, Bruno Retailleau - REUTERS/ SARAH MEYSSONNIER

Desde que comenzara el conflicto el pasado mes de noviembre tras el encarcelamiento del escritor franco-argelino Boualem Sansal, quien padece de cáncer, en Argelia, un total de 44 personas se han visto afectadas por las nuevas “leyes de Retailleau” y se espera que la lista alcance las 80 personas en los próximos días. 

Estas medidas son solo el primer paso, ya que desde el Ministerio del Interior estarían conseiderando aumentar las acciones ante la negativa de Argelia a recibir a los ciudadanos que residen en Francia pero que tienen la orden de abandonar el país. 

Aunque dentro del seno del Palacio del Eliseo se suceden las contradicciones. Mientras que Retailleau mantiene la retórica del “fin de las buenas intenciones y de la voluntad diplomática”; el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, ha señalado en varias ocasiones que, si se termina con las buenas voluntades, entonces la vía diplomática queda extinta. Pero, además, en menos de dos semanas, son tres los altos funcionarios franceses los que han emitido a los medios de comunicación opiniones disconformes sobre el asunto. 

El ministro francés para Europa y Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot - REUTERS/ABDUL SABOOR

Y no son los únicos. El ministro delegado francés para la Francofonía y las Asociaciones Internacionales, Mohamed Soilihi, expresó que “París ha decidido abandonar la hostilidad pública porque es una vía inútil, y las condenas solo hacen más que agravar la situación”. 

Semanas antes, medios franceses informaron que se habían congelado en Francia los bienes de 18 personalidades argelinas, entre ellas altos funcionarios presidenciales y militares. Los informes sugerían que esto formaba parte de un plan más amplio para atacar a hasta 802 ciudadanos argelinos con bienes en el país. 

Sin embargo, esta serie de intervenciones de miembros del Gobierno no han frenado las aspiraciones de Retailleau quien se mantiene dentro de la retórica anti argelina y sigue haciendo un llamado a su propio Gobierno para que “vuelva con la firmeza y no cambie el tono ante las pretensiones del Gobierno de Abdelmadjid Tebboune”. 

Unas aspiraciones que recalcó en una entrevista en el medio francés Le Figaro donde reveló que Francia “se negará a reconocer los pasaportes de los ciudadanos argelinos” y que “ordenará a los gobernadores de las diferentes regiones del país para que no acepten los documentos”. 

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, y el presidente francés, Emmanuel Macron - REUTERS/ LOUISA GOULIAMAKI

A lo que la Agencia de Noticias Argelina, dependiente del Gobierno, señaló que es una grave violación de los derechos de los ciudadanos argelinos y que la decisión del ministro francés es “arbitraria, discriminatoria y constituye un abuso de poder, pues contradice explícitamente la propia legislación francesa. Para su autor, esta declaración tiene una clara dimensión política, además de carecer de fundamento jurídico y no basarse en ninguna norma del derecho francés”. Negarse a reconocerlos, como ha sugerido Retailleau, vulneraría los derechos individuales y constituiría otro incumplimiento de las obligaciones bilaterales de Francia. 

Mientras tanto, decenas de miles de ciudadanos argelinos siguen a la espera en Francia con el temor de que, de radicalizarse las decisiones del Gobierno francés, tengan que verse en la tesitura de regresar a su país de manera forzada.