Rusia y China miden su influencia en Asia Central
Los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, han aterrizado en Kazajistán para participar en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), una alianza considerada como un contrapeso a Estados Unidos y sus aliados.
Este bloque regional liderado por Pekín tiene como objetivo impulsar enfoques comunes ante amenazas a la seguridad conjunta -como el narcotráfico o el terrorismo-, contrarrestar cualquier inestabilidad interna y reforzar las asociaciones económicas.
En esta cumbre de dos días está previsto que los líderes de la OSC aborden el estado actual de la misma y las perspectivas para seguir “profundizando la cooperación multifacética dentro de la organización y mejorando sus actividades”, tal y como señaló el Kremlin en un comunicado.
Una vez finalizado el encuentro, se firmarán la declaración de Astaná y otros documentos conjuntos. En la cumbre virtual del año pasado, la OCS emitió una declaración final en la que destacó el impacto negativo de la "expansión unilateral e ilimitada de los sistemas globales de defensa por parte de ciertos países o grupos de países”, sin referirse directamente a la expansión de la OTAN y la asistencia militar occidental a Ucrania.
La organización, creada en 2001, está integrada por China, Rusia, India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán. Bielorrusia, que tiene estatus de observador desde 2015, asistirá a la cumbre por primera vez como miembro de pleno derecho de la alianza.
Otros países que participan en las negociaciones con el grupo son Turquía, Bahrein, Camboya, Egipto, Kuwait, Myanmar, Nepal, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Asimismo, también está previsto que el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, viaje a Astaná para participar en la cumbre.
La OCS, pilar del “nuevo orden mundial”
La OCS, así como los BRICS, son un elemento clave para Rusia y China en su estrategia por cambiar el orden mundial actual y contrarrestar la “hegemonía” de Estados Unidos en el escenario global. En este sentido, Yuri Ushakov, el asesor del Kremlin, ha subrayado que estas dos alianzas “son los pilares principales del nuevo orden mundial, una locomotora en el contexto del establecimiento de un multilateralismo total en los asuntos mundiales”.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Mao Ning, señaló que la cumbre de la OCS “ayudaría a construir más consenso entre todas las partes y contribuiría a la promoción de la seguridad, la estabilidad y el desarrollo de los países miembros”, avanzando también en “la paz duradera y la prosperidad común en el mundo”.
Tanto Moscú como Pekín han insistido en varias ocasiones en la necesidad de impulsar un nuevo orden mundial “más justo” basado en la multipolaridad. No obstante, para Estados Unidos y sus aliados internacionales, la idea de un mundo “multipolar” presentada por China y Rusia se basará en las propias reglas dictadas por Moscú y Pekín, lo que permitiría imponerse sobre Taiwán y Ucrania.
El Kremlin ya ha anunciado que Putin se reunirá con varios líderes regionales al margen de la cumbre, incluyendo al mandatario chino, Xi Jinging; al presidente turco, Tayyip Erdogan; y los presidentes de Azerbaiyán, Mongolia y Pakistán antes de una cena informal ofrecida por el presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokayev.
El primer ministro indio, Narendra Modi, no participará en la cumbre y en su lugar enviará a Kazajistán a su ministro de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar. Por el contrario, Modi sí viajará a Moscú a finales de este mes.
Rivalidades en Asia Central
Además de contrarrestar las alianzas occidentales, Xi y Putin ven a la OCS como una herramienta clave para desarrollar sus intereses estratégicos en toda la región.
China y Rusia anunciaron una asociación bilateral “sin límites” en febrero de 2022 durante una visita de Putin a Pekín, poco antes de que Moscú iniciase su invasión sobre Ucrania. Desde entonces, ambas potencias han profundizado la cooperación en varios ámbitos.
No obstante, a pesar de esta fuerte alianza estratégica, Rusia y China continúan siendo rivales históricos por la influencia en Asia Central.
Los cinco países de la región -Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán- son repúblicas exsoviéticas, por lo que mantienen vínculos culturales, lingüísticos y económicos históricos con Rusia.
Sin embargo, el creciente desarrollo económico y comercial de China y sus numerosas inversiones en la región han desafiado la tradicional influencia rusa. Para el gigante asiático, esta región es fundamental para su proyecto de desarrollo de infraestructura internacional, la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Asimismo, Asia Central es rica en recursos naturales y clave en el transporte terrestre de mercancías entre China y Europa.