El Kremlin ha anunciado que llevará a cabo ejercicios militares en las fronteras con el país centroasiático de Tayikistán y Uzbekistán

Rusia se moviliza en las fronteras con Afganistán

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La situación en Afganistán sigue desgastándose. La violencia y la desintegración del país centroasiático ha llegado hasta tal punto que durante la celebración del Eid Al Adha tres cohetes impactaron cerca del palacio presidencial mientras el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y otros miembros del Gobierno oraban con motivo de la festividad musulmana del fin del ayuno. El Gobierno de Kabul acusó a los talibán de perpetrar el ataque durante un momento tan señalado para los musulmanes pero los insurgentes negaron su responsabilidad.

El Daesh fue quien, finalmente, reivindicó la autoría del ataque contra el palacio presidencial. Este grupo terrorista es experto en aprovechar las situaciones de crisis de los distintos países para perpetrar atentados y hacerse fuerte como ya hizo en Irak o en Siria. Afganistán es el caldo de cultivo perfecto para que grupos extremistas como el Daesh vuelvan a resurgir.

La situación en el país centroasiático es tan devastadora que Rusia, país que desde un primer momento restó importancia al rápido avance talibán en la región, ha mostrado su preocupación. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, expresó ante los medios de comunicación que la situación en Afganistán es “muy alarmante”, a lo que agregó que “es un tema que nos preocupa".

"Nosotros, junto con nuestros socios de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, y los países fronterizos con Afganistán, estamos en contacto constante y ciertamente estamos monitoreando, cómo se desarrolla esta situación. Hasta el momento, de allí sólo llegan noticias alarmantes", afirmó Peskov. Aun así, el portavoz del Kremlin evitó pronunciarse sobre la opinión del presidente ruso, Vladimir Putin, sobre el papel desestabilizador que están jugando los talibanes en Afganistán y su apoyo a los mismos en la mesa de negociaciones.

La violencia en el país centroasiático ha empezado a afectar también a sus vecinos y Rusia es consciente de ello. El ministerio de Defensa ruso ha informado de que varias unidades de tanques rusos estacionados en Tayikistán han llegado a la frontera con Afganistán para llevar a cabo una serie de ejercicios militares en agosto. En un comunicado oficial el Kremlin establece que "los tanques rusos de la base 201, ubicada en Tayikistán, efectuaron un desplazamiento de 200 kilómetros desde el terreno militar de Liaur hacia el de Jarb Maidon en la frontera con Afganistán".

Rusia también ha anunciado que realizará ejercicios militares en Uzbekistán en la región de Surjan Daria, zona que limita con Afganistán. Estas maniobras se llevarán a cabo del 30 de julio al 10 de agosto y según ha informado el ministerio de Defensa ruso participarán 1.500 soldados rusos y uzbekos. La movilización de tanques y militares hacia la frontera Afganistán, bajo la excusa de llevar a cabo ejercicios militares, coincide con el avance de los talibanes en el país centro asiático y que durante las últimas semanas han conseguido hacerse con el control de varios puestos fronterizos con Tayikistán y Uzbekistán.

El pasado mes de abril, el presidente estadounidense, Joe Biden anunciaba la retirada de todas sus tropas del país centroasiático dando por finalizada su “misión”, como consecuencia de esta noticia la OTAN seguía los mismos pasos que el país norteamericano e informaba de la retirada de todas las tropas internacionales de Afganistán. Ante el vacío de poder que esta retirada dejaba en las filas del Ejército Nacional Afganos los talibán lanzaron una ofensiva en el mes de mayo con el objetivo de recuperar su cuota de poder en el país. En la actualidad, los insurgentes aseguran controlar el 85% de Afganistán.

Mientras tanto las negociaciones entre el Gobierno de Kabul y los talibán se encuentran en punto muerto. El fin de semana pasado autoridades de la Administración y líderes del grupo insurgente se volvían a encontrar en Doha para retomar las conversaciones de Paz. El encuentro concluyó sin ningún tipo de acercamiento y el propio mediador catarí, Mutlaq al-Qahtani, mostró su desesperación señalando que las dos partes "apenas han acordado" tratar de "evitar víctimas civiles". Tanto el Gobierno de Kabul como los talibán se acusan de “perder el tiempo” mientras que los enfrentamientos y la violencia en el país van en aumento.