Rusia refuerza su disposición en el Líbano a través de su asociación con Hezbolá
La escalada de tensión entre el Líbano e Israel tras el asesinato del alto comandante Fouad Shukr a finales de julio ha provocado que la diplomacia rusa expresara su preocupación mediante la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova.
Zakharova ve esta escalada como “una extensión de la actual guerra israelí con Hamás y pidió un rápido alto el fuego en la Franja de Gaza que sirviera como puerta de entrada a la estabilidad en Medio Oriente”.
Según el informe del Middle East Institute, redactado por Samuel Ramani, miembro asociado del Royal United Sevices Institute de Londres, la consternación de Rusia por la escalada de tensión tiene sus raíces en las relaciones del Kremlin con Hezbolá. Principalmente, se apoyan mutuamente en la utilización de redes ilícitas de financiación para evadir las sanciones económicas; y, en paralelo, reforzar su posición en territorio libanés.
A medida que se profundiza la cooperación en Siria, el Kremlin considera que los estrechos vínculos con Hezbolá serán la base de su influencia en el Líbano. La postura común pro-Assad de Rusia y Hezbolá en la guerra civil siria sentaron las bases para una cooperación multinivel. Desde que en 2015 ambos iniciaran sus relaciones diplomáticas tras la intervención militar de Rusia en el conflicto entre Siria y las milicias del grupo terrorista Hezbolá, con el motivo de apoyar y mantener al que es todavía presidente de Siria, Bashar Al-Assad, la cooperación entre ambos es muy alta.
La presencia en la delegación del asesor financiero de Hezbolá, Hassan Makled, en Moscú, que más tarde fue sancionado por el Gobierno de Estados Unidos, y las reuniones posteriores con el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Mikhail Bogdanov, proporcionaron la base para posibles acuerdos comerciales.
Como al que llegaron con la compañía rusa de Ingeniería y Construcción Hidroeléctrica para reconstruir la refinería de Zahrani al sur del Líbano por un valor de 1.500 millones de dólares. Casi diez años después, las relaciones entre los terroristas y Moscú se han profundizado, especialmente, en el ámbito económico y de financiación.
Hezbolá y la condena del Líbano a Moscú
Si bien el Ministerio de Asuntos Exteriores libanés condenó inmediatamente la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022, Hezbolá adoptó un tono completamente diferente.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se ha pronunciado en contra de las críticas públicas a la invasión del Líbano. Dijo que la respuesta del Departamento de Estado fue “escrita por la Embajada de Estados Unidos” y que el Líbano debería haberse abstenido de votar en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de marzo de 2022 que condena la agresión de Rusia.
Nasrallah también expresó su decepción por la falta de respuesta del Líbano a la propuesta de Rusia de invertir en una refinería de petróleo que permitiría que los productos petrolíferos se vendieran en libras libanesas en lugar de dólares estadounidenses.
Aunque Nasrallah negó la afirmación de Ucrania de que 1.000 mercenarios sirios y combatientes de Hezbolá participaron en la invasión rusa, su discurso reforzó la posición de Hezbolá como socio antiterrorista del Líbano en la crisis de Moscú.
El canal Al-Manar de Hezbolá ha llevado los mensajes pro-Kremlin de Nasrallah a nuevas alturas, compartiendo regularmente propaganda rusa sobre la destrucción de equipo militar de grado de la OTAN en Ucrania y declarando que la derrota de Ucrania era inevitable.
Mientras el conflicto entre Israel y Hezbolá en el Líbano sigue siendo feroz y ambas partes continúan llevando a cabo ataques transfronterizos, Rusia se ha convertido en una voz para aliviar las tensiones.
La ruptura de las relaciones ruso-israelíes en torno a Ucrania y Gaza garantiza que el Kremlin se inclinará más hacia Hezbolá que en conflictos anteriores. Incluso si la guerra no estalla, Rusia intentará utilizar su asociación con Hezbolá para aumentar su influencia en el Líbano.