El Sáhara Occidental: historia de un fracaso en el Consejo de Seguridad
Los miembros del Consejo de Seguridad han vuelto a protagonizar una nueva junta en la que se ha debatido la soberanía del Sáhara Occidental, así como los últimos acontecimientos vividos en el terreno, marcados fuertemente por las violaciones del alto al fuego, el Frente Polisario y la dificultad de la libre circulación de las misiones de paz. Sin embargo, el Consejo no ha conseguido esclarecer ninguna conclusión al respecto.
Recientemente, Marruecos ha recibido muchos apoyos a su propuesta de un Sáhara Occidental como territorio bajo soberanía marroquí. Mientras, en el concierto internacional se descarta la opción de un referéndum que defendía el Frente Polisario, casi sin apoyos internacionales.
Por otra parte, los miembros del Consejo han reiterado por unanimidad su apoyo a la misión de paz encabezada por la ONU en el Sáhara que tiene como fin “establecer un periodo de transición para celebrar un referéndum en el que el pueblo occidental elija entre la independencia y la integración con Marruecos”. En esta línea, los miembros subrayaron la importancia y la necesidad de nombrar a un nuevo enviado personal que facilite el camino para llegar a este fin. En este sentido, Argelia y el Polisario han rechazado las figuras propuestas por António Guterres, siendo estos el ex primer ministro rumano Petre Roman y posteriormente el excanciller portugués Luis Amado, mientras que Marruecos aceptó sin demora las propuestas.
Sin embargo, el ministro de Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Salem Uld Salek, ha dado un paso más encaminado a abrir un proceso de paz ya que, según el ministro, las autoridades saharauis estarían dispuestas a iniciar “conversaciones directas” con Marruecos con el objetivo de conseguir “una solución pacífica, justa y definitiva” al conflicto.
De esta forma, Salek ha instado al Consejo de Seguridad a acelerar el proceso de paz “frente a la obstrucción” del referéndum. Para Salek el referéndum es “la única vía para acabar con el conflicto saharaui- marroquí” por lo que ha apuntado la responsabilidad “jurídica, política y moral” de la ONU ante esta situación.
Estas declaraciones han llegado en un contexto marcado por las demandas de Marruecos a la ONU para que determinen “quien viola el alto al fuego a diario y quien reclama su fin” así como investigar “quién se aferra a este alto al fuego y quién lo anunció al más alto nivel”.
El último ataque perpetrado en “la brecha del Guerguerat” fue el detonante que llevó al Sáhara Occidental a declararse en Estado de Guerra, violando así el alto al fuego auspiciado por la ONU. El paso del Guerguerat fue obstruido el pasado 21 de octubre por civiles saharauis cuyo fin era “denunciar y exigir el cierre de la brecha ilegal y pedir la celebración del referéndum acordado en 1991”. Este bloqueo era una forma de hacer presión a la ONU, cuyo Consejo de Seguridad decidió aprobar el 29 del mismo mes renovar el mandato de la MINURSO.
La renovación fue escrita por Estados Unidos y contó con 13 votos a favor y 2 abstenciones, emitidas por Rusia y Sudáfrica que tildaron al contenido como “insuficiente”. En esta línea, el Frente Polisario advirtió que la renovación era “decepcionante” y decidió mantener el bloqueo.
Tras esto, Marruecos decidió desplegar nuevas unidades militares en las inmediaciones y a un grupo de asesores militares, movimiento que propició la emisión de un comunicado por parte del Ejército saharaui asegurando que una incursión del Ejército marroquí significaría “una violación del alto al fuego”, además de haber situado las tropas militares en las cercanías de los civiles, operación que Marruecos ha tildado como “método para garantizar la seguridad”. En este sentido, las tensiones entre ambos experimentaron una escalada que desencadenó la apertura de tres nuevas brechas en el muro por parte de las FFAA marroquíes y el desalojo de los civiles saharauis. El 13 de noviembre de 2020 ambos Ejércitos dispararon al aire y los civiles fueron evacuados, sin sufrir bajas. Aun así, la incursión marroquí fue denunciada por la RASD y consideraron la ruptura definitiva del alto al fuego.
Sin embargo, la crisis de Guerguerat es un episodio más de un conflicto amplio que lleva más de dos décadas paralizado siendo una víctima directa de la inacción de la comunidad internacional. La RASD sigue siendo reconocida por más de 80 países, englobando entre ellos a países latinoamericanos como México y Ecuador, además de ser miembro de la Unión Africana. Por otra parte, la ONU sigue tildando al territorio como territorio no autogobernado, pero reconoce su derecho para llevar a cabo un referéndum de autodeterminación.
Por otra parte, muchos países como Estados Unidos reconocen la soberanía de Marruecos en el Sáhara tras la decisión comunicada por el expresidente Donald Trump en la que afirmó su decisión sobre la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental ya que “la propuesta de una autonomía seria, creíble y realista de Marruecos es la única base para una solución justa y duradera, para una paz y prosperidad perdurables".
Guerguerat continúa estando bajo control de Marruecos y sigue significando una amenaza para Mauritania por su puesto fronterizo. Junto a esto, Rabat sigue considerando la zona entre el puesto y la frontera como “tierra de nadie” mientras que el Frente Polisario sigue considerándolo como propio, haciendo alusión al acuerdo de alto al fuego firmado por ambas partes en 1991.