“Los servicios de inteligencia europeos debieran aprender más de sus colegas de Europa del Este”
El equilibrio entre las necesidades de los servicios secretos y la protección de los derechos fundamentales en las democracias liberales es el gran desafío al que se enfrenta la Inteligencia europea. La anticipación con un nuevo enfoque, a la hora de centrarse en Rusia, hubiera minimizado los errores. Así iniciaba una entrevista con esta corresponsal, Konstantin Kuhle, diputado del Deutscher Bundestag, vicepresidente del grupo parlamentario FDP y portavoz de la política interior alemana, en la sede de la Universidad americana, Schiller Internacional en Madrid.
Previo al inicio de la celebración de una mesa redonda bajo el título: “Los servicios de inteligencia en Europa”, inaugurada por la Friedrich Naumann Foundation (FNF), con el apoyo de Edmundo Bal (portavoz de Ciudadanos en la Comisión de Secretos Oficiales de la Cámara Baja) y Fernando Maura (director del foro Libertas, Veritas et Legalitas), Elias Kuhle ha mantenido un encuentro con ATALAYAR para exaltar la necesidad y profesionalidad de los servicios de Inteligencia por razones esenciales, como la guerra de Ucrania y los intentos de Rusia por desestabilizar Europa, dado que el orden de Seguridad europeo adolece de una narrativa obsoleta.
En su viaje a España, a través de este encuentro con expertos de la UNED, formaciones políticas españolas y miembros de las Fuerzas Armadas de Misiones Especiales, ¿qué mensaje quiere transmitir?
En el contexto occidental, debemos asimilar que Rusia ya ha empezado con una guerra asimétrica previa a los ataques violentos contra Ucrania. Emplean medidas diferentes para influir en las democracias liberales de Europa: la desinformación, los ataques sensibles a infraestructuras críticas y ejercer influencia con altas sumas de dinero que tratan de desestabilizar a estados miembros de la UE, como Francia. Es una combinación de factores letales.
Por supuesto que siempre hay que tener presentes amenazas como el yihadismo, cuyo peligro no ha sido desterrado, sin obviar el desgaste de la generación de agentes (11M, en Madrid, por ejemplo) que trabajan duramente para los servicios de seguridad; el auge del extremismo de la derecha en Europa, que proviene desde dentro de Alemania; la competencia entre sistemas y el ritmo meteórico de China junto a la presión beligerante que ejerce sobre la democracia de Taiwán.
Hábleme de la implicación de los servicios de Inteligencia alemanes en colaboración con Ucrania.
Yo soy miembro del Comité que ejerce el control de las Instituciones de Inteligencia en Alemania y puedo aseverar que la guerra ha modificado el enfoque que tenían los servicios de Inteligencia, volcados en el terrorismo yihadista. Ahora, desde el fin de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín, los servicios secretos no han tenido un planteamiento suficiente hacia Rusia y deberíamos haber escuchado lo que nos dicen nuestros amigos en Polonia, Finlandia, en los países bálticos. Ellos sí que han tenido muy presente esta amenaza contra Ucrania y es un gran error de las estructuras de Inteligencia que no se hayan anticipado con nuevos y suficientes planteamientos hacia Rusia.
¿Podría explicarme si existe colaboración habitual entre los servicios de Inteligencia de la Unión Europea? ¿Se baraja la idea de un posible servicio central de los países miembros?
Creo que hay una colaboración sincera basada en valores comunes que funciona. Hay que tener en cuenta que cada Inteligencia nace de su propia idiosincrasia, de su propia historia. Yo observo que, en España, los servicios de Inteligencia hacia el exterior y hacia el interior son áreas no del todo independientes y esto es totalmente diferente en Alemania. Una peculiaridad, por tanto, para compartir porque las estructuras son distintas, y aunque colaboramos conjuntamente, pienso que podría hacerse mejor.
Acostumbrados al secretismo que implican estas cuestiones, aludir al funcionamiento de los servicios secretos alemanes con naturalidad muestra un gran avance.
En mi intervención en este debate quiero recalcar dos singularidades: de un lado, esgrimir que son tres los servicios federales que componen la Inteligencia en Alemania, con competencias diferentes y de otro, la “sensata separación” entre la policía y los servicios secretos, “cada uno con su área de responsabilidad”. Los retos actuales a los que nos enfrentamos en estos momentos abarcan la revisión de las normas de transmisión de datos de una Agencia a otra; cómo evaluar el trabajo de los servicios de inteligencia; la estructura federal del estado y la transferencia de información de manera uniforme; la reforma de la legislación a nivel de Seguridad y la de los órganos auxiliares del Parlamento.
¿Cómo y cuándo prevé que concluirá este conflicto?
Es una nueva forma de conflicto e internet nos hace mas vulnerables. Nos enfrentamos a la supremacía tecnológica y propagandística y a la velocidad vertiginosa de ésta en las redes sociales. Nuestros servicios de inteligencia han de dotarse de mayores capacidades para detectar estos peligros. ¿Cómo? Por medio de un entendimiento nuevo que incluya competencias inexistentes en los servicios de Inteligencia actuales. En Alemania estamos incrementando nuestras aptitudes en esta área con la captación de expertos como juristas, social media, más versados, duchos en otras esferas de la sociedad. Y aprender y mucho, como quiero reiterar, de nuestros colegas de la Europa del Este, porque ellos son auténticos expertos en prospectiva y tienen una idea más próxima de lo que pueda suceder en el futuro.