Se produce dos días después de la entrada de Damasco a una Liga Árabe que ya prepara los condicionantes de la readmisión en la “Declaración de Amán”

Siria y Arabia Saudí anuncian la reapertura de sus representaciones diplomáticas

PHOTO/SANA via AP - En esta foto publicada por la agencia oficial de noticias siria SANA, el presidente sirio Bashar Assad, a la derecha, da la bienvenida al ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Faisal bin Farhan, a la izquierda, antes de su reunión en Damasco, Siria, el martes 18 de abril de 2023

Era el último paso para la normalización de las relaciones diplomáticas entre Riad y Damasco. Dos días después de que Siria fuese aceptada en la Liga Árabe, los Ministerios de Exteriores de los dos países han anunciado que reabrirán sus respectivas delegaciones diplomáticas. El anuncio roza atribuciones históricas: Arabia Saudí pone fin a las hostilidades con el país de Bashar al Assad tras más de 11 años y 6 meses de ruptura diplomática. 

“De acuerdo con los principios de la carta de Naciones Unidas y la Liga Árabe, así como las convenciones y normas internacionales, el Reino de Arabia Saudí ha decidido reanudar el trabajo de su misión diplomática en la República Árabe Siria”, ha publicado el Ministerio de Exteriores saudí en su cuenta de Twitter. Lo mismo comunicaba la cancillería siria, alegando a que “Siria cree en fortalecer las relaciones bilaterales entre países árabes en el interés de la acción conjunta”. 

Y es que ese concepto de “cooperación regional” es el que ha motivado el liderazgo del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, para retomar vínculos con los países árabes que hasta ahora estaban rotos. Ya lo hizo el pasado mes de marzo con Irán, el principal adversario regional, y ahora con la Siria de Bashar al-Assad tras más de una década de relaciones rotas. 

La retórica que ha utilizado Riad bien precede ese deseo de unión árabe. En el comunicado, el Ministerio de Exteriores saudí ha resaltado “los lazos de hermandad que unen a los pueblos” de Arabia Saudí y Siria y el deseo de contribuir al desarrollo de la región árabe de forma “conjunta” e impulsar “la seguridad y la estabilidad en la región”. 

PHOTO/AFP - Combinación del presidente Bashar al-Assad y del príncipe heredero de Arabia Saudí Mohammed bin Salman en Jeddah

Giro diplomático en Oriente Medio 

Damasco fue excluida por la Liga Árabe y por los grandes actores regionales e internacionales en 2011, el año en el que comenzaron las protestas de la Primavera Árabe contra el régimen de Bashar al Assad. La sangrienta opresión del levantamiento popular desencadenó en una guerra civil latente que aún divide al país en dos. El contexto continúa siendo el mismo, pero el boicot a Siria por parte de los países árabes ya es cosa del pasado. El punto de inflexión del titubea entre dos escenarios.  

El primero de ellos se encuadra en el terremoto del pasado mes de febrero que sacudió las regiones limítrofes de Siria y Turquía. La devastación del terreno animó a varios países árabes, entre ellos a Arabia Saudí, a prestar ayuda humanitaria y de rescate a la zona siria. Cambio radical de postura de Riad, que desde el inicio de la guerra civil siria apoyó a los rebeldes. 

El segundo motivo para el acercamiento entre los países árabes se produce bajo el amparo de China. Los objetivos de la Nueva Ruta de la Seda pasan por una pacificación por los lugares donde pasa, especialmente en el hasta ahora conflictivo Oriente Medio. La interferencia china ya recoge sus frutos: los acuerdos entre Irán y Arabia Saudí sellados precisamente en Pekín, el intento de poner paz a la guerra de Yemen y ahora el acercamiento entre Riad y Damasco.

REUTERS/ALAA AL SUKHNI - El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan

Un acercamiento con condiciones 

Los ministros de Exteriores sirio y saudí, Faisal al Miqda y Faisal bin Farhan, iniciaron en un encuentro el deseo de retomar sus lazos diplomáticos. Rumores, en todo caso, hasta la incorporación de Siria en la Liga Árabe, aprobada el pasado domingo por todos sus miembros bajo la iniciativa de Arabia Saudí.  

Hacía más de 11 años que esta organización había suspendido la membresía a Damasco por las protestas de 2011. Bashar al Asad no ha movido un ápice de su política desde entonces, pero la readmisión a la Liga Árabe conlleva unos condicionantes. 

Arabia Saudí, Jordania, Líbano, Irak y Egipto han acordado crear un comité de contacto ministerial para dar seguimiento a lo que se ha denominado como “Declaración de Amán” y establecer las condiciones de la vuelta a Siria a la Liga Árabe. Por el momento, ya escribe con tono condicionante el regreso voluntario de los refugiados, la salida de fuerzas extranjeras “ilegales” en Siria, la lucha contra el narcotráfico y la reanudación de un Comité Constitucional que redacte una nueva Carta Magna, un paso en el que lleva insistiendo años Naciones Unidas. 

Sin embargo, la medida prioritaria se centra en permitir la entrega de ayuda humanitaria “a todos los necesitados en Siria”, es decir, a las zonas rebeldes no controladas por el Gobierno. Precisamente el hambre fue utilizada como un arma de guerra por Bashar al Assad durante el terremoto, al negarse a abrir los pasos fronterizos con Turquía que garantizasen la entrega de ayuda humanitaria de los camiones de la ONU. 

El liderazgo de Arabia Saudí para la pacificación de Oriente Medio podría cambiar de una vez por todas las políticas de la Siria de Bashar al Asad. Para el fin de la guerra queda esperar unas cuantas mediaciones más.