Éstas son las prioridades más urgentes de las Fuerzas Armadas españolas
Las Fuerzas Armadas españolas fueron la última prioridad de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero desde su reelección en abril de 2008. Lo continuaron siendo durante los seis años y medio de la etapa de Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo. Lo son también del presidente Pedro Sánchez desde su llegada al poder en junio de 2018.
El Consejo de Ministros presidido por Pedro Sánchez ha autorizado contratos para la adquisición, por ejemplo, de vehículos de combate de ruedas ‒llamados VCR 8x8 Dragón‒, helicópteros de transportes y polivalentes ‒NH90 y CH-47 Chinook‒, de las nuevas fragatas F-110 y de aviones de entrenamiento Pilatus PC-21. Pero con ser muy importantes, no son más que la punta del iceberg de las demandas formuladas para acabar con la obsolescencia de una gran cantidad de sistemas de armas de los Ejércitos de Tierra, Aire y la Armada, que año tras año se acumulan a la ya larga lista.
Las voces oficiales del Gobierno y del ministerio de Defensa se explayan en proclamar la “modernidad” de las Fuerzas Armadas españolas. Pero las seis fragatas F-80 de la clase “Santa María”, en servicio desde mediados de los años 80 “se mueren ya”, apuntan fuentes de la Armada. Su relevo, las F-110, no estarán a punto para reemplazarlas. Es lo que tienen estas cosas, se vuelven viejas, dejan de ser eficientes y exigen su sustitución. O contratar la defensa de España a un país tercero, otra opción.
Planteadas una y otra vez las necesidades perentorias desde hace ya más de una década, la luz verde del actual Gobierno para algunas compras obedece tanto a aspectos industriales ‒para evitar el hundimiento de importantes empresas enclavadas en España‒, mantener los puestos de trabajo de miles de trabajadores de alta cualificación y, por supuesto, para impedir el colapso de las principales capacidades operativas militares.
Esas capacidades en forma de equipamientos tangibles son decisivos para la salvaguarda de los intereses estratégicos de España y los españoles, contribuyen de forma directa a la disuasión frente a potenciales acciones no amistosas o agresivas, al igual que permiten la participación de nuestros militares en operaciones en el exterior en donde se juegan la vida. A los altos mandos militares no se les escapa la situación económica que atraviesa España a consecuencia del COVID-19 y su repercusión en la economía y la sociedad. Son conscientes de que hay situaciones que encabezan las preocupaciones primero hay que resolver. Pero echan de menos que en los momentos de vacas gordas, se mire hacia otro lado.
Pero, a día de hoy ¿existen todavía prioridades pendientes de cubrir que están en el límite? Las hay, y no muchas, muchísimas. La relación de sistemas de armas y equipamientos que por razones de obsolescencia requieren ser sustituidas a muy corto y corto plazo es larga.
A ella se incorporan los que requieren ser obtenidos a medio y largo plazo, cuya fabricación y periodo de entrega hasta su entrada en servicio se prolonga incluso por décadas. En resumen, la suma de unos y otros ‒con los argumentos que explican su necesidad‒, es tan larga como una carta a las Reyes Magos redactada por los vecinos de una urbanización.
Pero hay una demanda urgente que no puede esperar por más tiempo. El propio Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Teodoro López Calderón, cuando un par de jornadas antes de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas ‒que este año se ha celebrado el 29 de mayo‒ se le pregunta por los tres sistemas de armas que encabezan la lista de prioridades, sin dudarlo afirma que “si tuviera que contar una sola, sería el Sistema de Mando y Control”.
Se trata de una necesidad transversal “para mejorar las capacidades de defensa y protección del actual Sistema de Mando y Control”, una especie de paraguas que envuelve y enlaza mediante conexiones terrestres y vía satélite y asegura la vigilancia aeroterrestre y naval del conjunto de las Fuerzas Armadas. “Es una prioridad necesaria porque si no se puede mandar, la Fuerza no va a saber qué hacer”, resalta el JEMAD.
Las garantías de su buen funcionamiento afectan “al planeamiento y la toma de decisiones en operaciones, y tiene que ser mucho más robusto y resiliente ante posibles incursiones y ataques”, destaca. Esta demanda está estrechamente asociada con otra faceta, que es “seguir avanzando en la transformación digital de nuestras Fuerzas Armadas, algo que él mismo impulsó en la Marina durante sus años como Jefe de Estado Mayor de la Armada.
A renglón seguido, el almirante López Calderón añade otras necesidades. Las relativas a las “cuestiones de guerra electrónica, porque también sus capacidades están un poco disminuidas”. Y como tercera demanda del top ten están los aviones de patrulla marítima.
Desde su privilegiada posición como máximo mando operativo de las Fuerzas Armadas españolas, el JEMAD recoge la petición urgente y reiterada del Jefe del Estado Mayor del Aire, general Javier Salto, de la urgencia de sustituir los tres aparatos que ahora cumplen esas misiones.
Son los turbohélices P-3 Orión, “que están llegando al final de su vida”, recalca el almirante. “No al final de su vida útil, al final de su vida, del todo. Hay que darlos de baja”, aclara, para dejar constancia de que son aeronaves que están en el límite estructural definido por su fabricante, Lockheed Martin.
El término patrulla marítima puede resultar engañoso. A su labor de vigilancia de grandes extensiones de la mar, estos aviones cumplen importantes misiones en la lucha antisubmarina, potencial que el JEMAD califica de “descomunal”. Y por si faltara algo, el almirante añade la “altísima prioridad del relevo de los F-18 de Canarias”. Se trata de aviones de combate adquiridos de segunda mano a la Armada de Estados Unidos en la década de los años 90 y que alcanzarán la caducidad de su vida operativa entre 2022 y 2024.
“Bajo ningún concepto Canarias se va a quedar sin un destacamento aéreo adecuado”, subraya. Si por cualquier circunstancia los F-18 del Ala 46 estacionados en la base aérea de Gando, en la isla de Gran Canaria, quedaran fuera de servicio “se desplegarían cazas desde la península”. En la lista de primeras prioridades queda la modernización de las cinco fragatas F-100 de la clase “Álvaro de Bazán”, que entraron en servicio entre 2002 y 2012 y cuyos equipos a bordo acumulan años de obsolescencia. Sin embargo, “todo va a depender del escenario financiero para 2022 y para los años siguientes”, recalca el almirante López Calderón.
Bajo las directrices del JEMAD, el Jefe del Estado Mayor Conjunto (JEMACON), el teniente general Fernando García González-Valerio, dirige la nueva fase de planeamiento, uno de cuyos documentos finales es el denominado Objetivo de Capacidades Militares, que abarca los próximos 6 años. De él se deriva la bautizada Lista Unificada Integrada, la relación completa y priorizada de las necesidades que hay que afrontar, pero siempre de acuerdo con los presupuestos generales del año 2022 y siguientes. Si el del próximo año está todavía en un escenario incipiente de redacción, hay que imaginar el estado del resto de próximos años.