Tebboune culpa a la extrema derecha francesa de la crisis con París
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, ha intensificado sus esfuerzos por atribuir la actual crisis entre Argelia y Francia a la extrema derecha francesa, exonerando a la administración de Emmanuel Macron y a los ministros de Asuntos Exteriores. Esta postura se reflejó claramente en su reciente aparición ante los medios, en un contexto donde las instituciones oficiales francesas buscan resolver las tensiones bilaterales.
El discurso oficial argelino proyecta la idea de que el conflicto con Francia está circunscrito a los sectores más radicales de la política gala, sugiriendo que solo los dirigentes actuales están autorizados a abordar cuestiones polémicas. No obstante, las cifras y enfoques indican que las instituciones francesas, y no un movimiento político particular, están interesadas en la reconciliación. Un ejemplo de ello es el caso del escritor detenido Boualem Sansal, cuya situación ha sido defendida personalmente por Macron, más allá de ideologías.
Tebboune, en su comparecencia, buscó reducir la representación política francesa a la figura de Macron y, en menor medida, a los ministros de Asuntos Exteriores, dada su confianza en el jefe de la diplomacia argelina, Ahmed Attaf. Esta estrategia se ha mantenido desde el inicio de la crisis hace ocho meses, cuando Argelia comenzó a atribuir la tensión exclusivamente a la extrema derecha, distanciándola de la jerarquía oficial francesa y sus figuras moderadas, incluido el propio Macron, pese a sus posturas que han incomodado a Argelia, como su firme defensa de Sansal.
Mientras Macron instaba a Tebboune a intervenir mediante un indulto presidencial, tras la petición de una severa sentencia por parte de la fiscalía contra Sansal, el mandatario francés ha usado esta situación como un emblema en varias declaraciones, incluida aquella que desató la indignación argelina, asegurando que Argelia “se está humillando al encarcelar a Boualem Sansal".
A pesar de las diferencias ideológicas entre los movimientos políticos franceses, no se han evidenciado grandes discrepancias en sus posturas oficiales hacia Argelia en temas clave como inmigración, acuerdos bilaterales o el respaldo a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental. No obstante, Argelia ha tratado de capitalizar las divisiones políticas en Francia, acercándose a la izquierda y a los moderados para fortalecer sus lazos.
La comparecencia de Tebboune reflejó una notable incertidumbre respecto a la relación con su socio histórico europeo. No propuso condiciones ni visiones claras para la normalización, confiando en que la solución provendría de Macron. Paralelamente, se han promovido iniciativas como la aceleración en el Parlamento del proyecto de ley que penaliza el colonialismo, medida que agrava aún más las tensiones.
El presidente argelino minimizó la crisis, señalando que consideran al presidente Macron “la única autoridad con la que trabajar juntos". Subrayó que la resolución debe pasar por Macron o por su ministro de Asuntos Exteriores, reiterando que el conflicto actual es una fabricación motivada por el caos político en Francia. “Hay un caos generalizado y un gran revuelo político en Francia por una disputa completamente inventada”, explicó.
No obstante, estas palabras contrastaron con las acciones de su propio Ministerio de Asuntos Exteriores, que horas antes había condenado a Francia por incumplir acuerdos bilaterales, como la negativa a extraditar al exministro argelino Abdeslam Bouchouareb, buscado por la justicia argelina.
Por su parte, Macron ha mantenido firme su postura en defensa de la libertad de Sansal, alineándose con las posturas más críticas hacia Argelia y reiterando su confianza en que Tebboune "sabrá encontrar una solución rápida para la liberación del escritor", reforzando así una narrativa que no solo ha tensado las relaciones, sino que ha polarizado a ambos países en el escenario diplomático.