Temor por un nuevo conflicto a gran escala en Siria
El Gobierno sirio con Ahmed Al-Sharaa dio por finalizada la “acción militar” contra los supuestos “remanentes” del antiguo régimen de Bashar Al-Assad, que ha durado cinco días y ha acabado con la vida de más de 1.500 personas, de acuerdo con información del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), en lo que es la peor masacre desde que Al-Assad dejara el poder en diciembre de 2024.
La inmensa mayoría de los asesinados pertenecen a la fe alauí, una facción separada de la rama chií del islam, a la que pertenecía el clan Assad. A pesar de la intensificación de los ataques durante esta última semana, los primeros enfrentamientos se dieron a finales del mes de diciembre entre las fuerzas de seguridad y la comunidad alauí en Latakia y Tartús.
Desde el punto de vista político, Al-Sharaa consideró que los asesinatos en las áreas donde residen los alauís son una clara amenaza para la reunificación del país.
“No aceptamos que se derrame una gota de sangre injustamente o que esta sangre se derrame en vano sin rendición de cuentas ni castigo”, señaló el presidente interino de Siria, Ahmed Al-Sharaa. Yendo un paso más allá, Al-Sharaa recalcó que castigará a los responsables, aunque “fueran ordenados por las personas más cercanas a él”.
Sin embargo, observadores sirios postulan que las palabras del presidente son una estrategia para proteger su imagen ante Occidente; mientras trata de evadir las responsabilidades de los actos llevados a cabo por las fuerzas militares que están bajo sus órdenes.
“Lo útil para Sharaa es que los duros comentarios occidentales no llegaron al nivel de acusarlo a él o a sus allegados, lo que brinda una oportunidad para reunirlos en Occidente”, Joshua Landis, experto en Siria.
En este contexto, Ahmed Al-Sharaa y el comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias, Mazloum Abdi, firmaron un acuerdo por el cual se integra a todas las instituciones civiles y militares afiliados a la autodeterminación de los kurdos en un marco de un Estado sirio, pero los kurdos se valieron de la situación para afianzar su entrada como socio de poder con Al-Sharaa en unas condiciones que fomenten y contribuyan a sus intereses políticos y económicos. Mientras tanto, Turquía es quien mantiene el verdadero control sobre los grupos armados en Siria, a pesar de que al-Sharaa intente demostrar autoridad.
La falta de declaraciones de líderes europeos deja al presidente sirio de transición la oportunidad de arreglarlo internamente formando un comité.
En cambio, Estados Unidos instó a las autoridades sirias a exigir responsabilidades a los supuestos “terroristas islámicos radicales” que habrían cometido los crímenes en Siria, y reafirmó su apoyo a las minorías religiosas y étnicas afectadas en Siria.
Uno de los principales señalados fue la República Islámica de Irán quien ha negado cualquier tipo de participación en los asesinatos de miles de alauís, además de rechazar las acusaciones internacionales de incitar a la violencia en los atentados sucedidos en las regiones costeras de Siria.
Al-Sharaa está atrapado en una lucha de poder dentro de Siria. Con presiones internacionales como Irán y Turquía, la realidad del país es que la violencia está descontrolada y, cada vez, afecta más a su credibilidad y liderazgo. Aunque trata de proyectar cierto control y pragmatismo, la situación pende de un hilo con un alto riesgo de escalada en el conflicto sectario.
Ahmed Al-Sharaa, dibujó los acontecimientos en la costa siria como “desafíos previstos”, en un gesto que se ha interpretado como indiferencia ante la gravedad de los hechos; y, algunos observadores, como una advertencia a las fuerzas insurgentes de que Siria está preparada para un posible conflicto a gran escala.
Lejos de calmar la situación, las palabras de Al-Sharaa han aumentado las preocupaciones sobre una posible nueva guerra civil siria. Desde la llegada a la Presidencia de Al-Sharaa, gran parte de la población siria esperaba que las políticas que ayudaran a remodelar el país se basaran en la conciliación y en la promoción del perdón, en lugar de la venganza.