Túnez aborta un atentado terrorista en plena crisis del coronavirus
El Ministerio del Interior de Túnez ha desvelado esta semana que las fuerzas de seguridad, en colaboración con las unidades de lucha contra el terrorismo y la división de información pública, lograron frustrar un intento de atentado en el país durante el mes del Ramadán contra las instituciones estatales vitales. Según ha recogido Al-Ain, citando la nota, “siguiendo los movimientos de la operación de los lobos solitarios, la célula de los takfiri -que acusa al resto de musulmanes de ser apóstatas- aprovechó las circunstancias excepcionales por las que atraviesa el país como parte de los esfuerzos nacionales para contener la propagación del coronavirus para implementar su operativo criminal, que alcanzó su última etapa en coordinación con una serie de elementos terroristas presentes en Libia”.
En esta línea, el Ministerio también ha informado de la detención de un simpatizante del grupo yihadista Daesh, presunto cabecilla del ataque frustrado. El arrestado había desarrollado un plan para atentar contra “establecimientos de seguridad e instituciones estatales vitales”, según se ha explicado en el comunicado. “El presunto terrorista había comprado artículos para fabricar explosivos y confesó que había prometido lealtad a Daesh y que estaba en contacto con dos expertos en la fabricación de cinturones y explosivos”, se puede leer en la nota, recogida por The North Africa Post.
El objetivo del atentado era una patrulla policial desplegada en la calle que conduce a la Embajada de Estados Unidos, ubicada en Túnez capital. Cabe recordar, en este punto, que esta zona ha sufrido sendos ataques recientemente. El último tuvo lugar el pasado 6 de marzo, cuando dos individuos que viajaban en motocicleta hicieron detonar una gran cantidad de explosivos. Como resultado, un policía murió y otros cuatro agentes y un civil, un empleado de la misión diplomática norteamericana, resultaron heridos.
Desde que comenzara la transición a una democracia efectiva en el año 2011, tras las denominadas ‘Primaveras Árabes’, el proceso se ha visto empañado por la violencia. “El país ha luchado para contener la expansión de los yihadistas, con un número significativo de nacionales que se unen a grupos como Daesh y Al Qaeda”, señala el analista Hamdi Alkhshali en la CNN. Aunque el sector turístico ha sido uno de los más afectados, con ataques como el de 2015 contra la ciudad de Susa, en el que murieron 38 personas, las fuerzas de seguridad han sido el principal blanco de los atentados perpetrados por las organizaciones terroristas.
Tras el atentado del pasado 6 de marzo, cinco personas fueron detenidas, según anunció el portavoz antiterrorista Sofiene Sliti. Si bien la investigación sigue en marcha, ya se han revelado algunos detalles de la operación, de acuerdo con Ashraq Al-Awsat, que cita a fuentes de seguridad tunecinas. “Los materiales utilizados en el ataque suicida se incluyen entre los más peligrosos utilizados por las organizaciones terroristas en los últimos años que llevaron a cabo sus operaciones en país […] Estos materiales fueron introducidos por medio de redes de contrabando a través de los senderos del desierto de la vecina Libia”, señalan desde la publicación.
El medio también recuerda que, “en los últimos días, las autoridades confiscaron más de 100 armas y rifles de caza y materiales explosivos procedentes de Libia, y las investigaciones de seguridad indicaron que eran de origen turco”.
En este sentido, el analista Stephen Quillen explica en The Arab Weekly, que la elección de la fecha para el ataque del pasado 6 de marzo no fue casual: “El incidente terrorista ocurrió en la víspera del cuarto aniversario de la batalla de Ben Guerdane en el sur, donde las fuerzas de seguridad, con la ayuda de la población local, repelieron un intento de extremistas afiliados a Daesh de establecer un punto de apoyo en la frontera entre Túnez y Libia”, detalla en dicho medio. El enfrentamiento dejó un saldo de 55 insurgentes muertos y 42 arrestados, mientras que también perecieron 13 soldados y siete civiles.
Esto ofrece una muestra más de la relación entre las redes de terroristas en Túnez y los mercenarios que combaten en Libia en las filas del Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés). Estas últimas están integradas tanto por combatientes sirios financiados por Turquía y que cuentan con el apoyo de Qatar y los Hermanos Musulmanes, como por yihadistas vinculados a Daesh, Al Qaeda y sus filiales procedentes de Oriente Medio y de África.
Cabe recordar, en este punto, que Libia se ha convertido en un auténtico polvorín, también desde el año 2011. El país norteafricano se encuentra sumido en una guerra civil, un escenario perfecto para la proliferación y fortalecimiento de células insurgentes y extremistas. “La inestabilidad en la vecina Libia, donde milicias fuertemente armadas y formaciones yihadistas, incluidos militantes de nacionalidad tunecina, que deambulan por el territorio en medio de continuos conflictos civiles, es otra fuente de preocupación para las autoridades tunecinas”, concluye Quillen al respecto.