Túnez conmemora el 111 aniversario del nacimiento de Habib Burguiba

Por Mohamed Sahli
Foto: Habib Burguiba fue un déspota ilustrado que modernizó  Túnez, pero fue incapaz de construir un Estado democrático.
 
Túnez celebró el pasado 3 de agosto el 111 aniversario del  nacimiento, en la ciudad de Monastir, del líder tunecino Habib Burguiba (1903-2000). Asistieron a la ceremonia el ministro de Enseñanza Superior, Investigación Científica y Tecnologías de la Información y de la Comunicación, Tawfik Jelassi; el ministro de Cultura, Murad Sakli; así como miembros de la familia del desaparecido presidente, personalidades políticas y representantes de diversas asociaciones cívicas. Por otra parte, varias instituciones como la Facultad de Letras de La Manouba, el Instituto  Superior de Historia Contemporánea y el Ayuntamiento de Monastir organizaron una exposición documental y fotográfica titulada ‘Burguiba, el hombre de todas las batallas’. El encuentro generó un debate sobre el controvertido líder tunecino que modernizó profundamente el país tras la independencia, en 1956, pero no fue capaz de desarrollar la democracia y el Estado de derecho. Habib Burguiba fue el padre de la independencia de Túnez y el  primer jefe de gobierno del país tras la independencia.  Implantó un régimen de partido único y laico, el Neo Destur (oficialmente llamado Nuevo Partido Constitucional Liberal) y defendió un modelo occidental pero socializante. En la práctica, Burguiba se convirtió en un déspota ilustrado, y el sistema político que puso en marcha se transformó en un régimen personalista y autoritario. Tras estudiar Derecho y Ciencias Políticas en la Sorbona de París, Burguiba, que soñaba con un Túnez moderno, desarrollado y laico, regresó a su país para intervenir activamente en política, desde medios como ‘La voix du tunisien’ y ‘L´action tunisienne’ y en el seno del propio movimiento nacionalista tunecino. Junto a otros militantes creó el Neo Destur, al frente del cual se colocó. Desde esta formación comenzó entonces Burguiba a luchar por la independencia del país, lo que le valió ser encarcelado por las autoridades francesas durante dos años. Al empezar la Segunda Guerra Mundial, fue trasladado a Marsella y luego a Lyon, donde fue liberado por los alemanes en 1942. Al acabar la guerra, Burguiba inició un viaje por el mundo que duró cuatro años. Su objetivo fue organizar la ayuda a la causa de la independencia de Túnez. Fue elegido secretario general del Comité de Liberación de África del Norte en 1948, y dos años después se trasladó a París para presentar un proyecto para la autonomía de Túnez. Durante los cinco años que duraron las negociaciones, Burguiba estuvo encarcelado en varias ocasiones, pero contó con el apoyo de los independentistas tunecinos que, refugiados en las montañas, combatieron  a las tropas francesas.
 
Máximo dirigente del país
En 1954 se proclamó la autonomía interna de Túnez y, en marzo de 1956, tras las conversaciones de Burguiba con el socialista Guy Mollet, nuevo jefe del Gobierno francés, se firmó el protocolo de independencia. En 1957, Burguiba fue elegido presidente de la República, una vez abolida la monarquía, y en 1975 se hizo proclamar presidente vitalicio de Túnez. Durante su mandato, demostró un firme apoyo al pueblo palestino, que se manifestó cuando acogió en su país a la OLP. También defendió el  panarabismo y un tipo de socialismo de corte autoritario y económicamente ineficiente. A partir de 1980, Burguiba autorizó la existencia de otras formaciones políticas en Túnez, distintas al partido único, el Socialista Desturiano. En este entorno, convocó elecciones en 1981, en las que resultó victorioso el Frente Nacional, integrado por su partido y el sindicato único del país, la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT).  En 1987, el primer ministro de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, apartó a Burguiba del poder,  alegando motivos de senilidad, en virtud del artículo 57 de la Constitución, que establece que el jefe del Gobierno ocupará la presidencia en caso de incapacidad física o mental del titular. Ben Ali, que llegó al poder prometiendo cambios y reformas, se convirtió en el nuevo hombre fuerte de Túnez. Su régimen, que fue derrocado en 2011, fue un poder policial y represivo. Tras ser apartado de la jefatura del Estado,  Burguiba vivió retirado en su villa de Monastir hasta su muerte, que ocurrió el 6 de abril de 2000.