Turquía desplegará nuevos sistemas de defensa aérea en Idlib
Turquía desplegará “pronto” -algunas fuentes locales señalan que será en una semana- nuevos sistemas de defensa aérea adicionales de baja y media altitud en territorio sirio. Se trata de los modelos HISAR-A y HISAR-O, de fabricación nacional, que han sido desarrollados conjuntamente por los principales contratistas de defensa, ASELSAN y ROKETSAN, según ha desvelado el medio local Daily Sabah. El primero de ellos tiene un alcance y una altitud de 15 y 5 kilómetros respectivamente, mientras que el segundo eleva el rango de alcance hasta los 25 kilómetros. Combinados, permiten la neutralización de helicópteros, aviones de combate, drones e, incluso, misiles de crucero. Así lo ha comunicado este martes el jefe de la Presidencia de Industrias de Defensa (SSB), Ismail Demir.
Los nuevos sistemas se instalarán en el escenario de batalla. Si bien no se han revelado los detalles específicos del lugar donde se desarrollará la operación de rearme, todo indica a que se colocarán en la región de Idlib, ubicada al noroeste de Siria, donde en las últimas semanas se han recrudecido los enfrentamientos entre las tropas turcas, acompañadas de las milicias pro-Ankara, y el Ejército Árabe Sirio de Bachar al-Asad, apoyado por aviación rusa. “Estos nuevos equipos militares agregarán fuerza a nuestro poder en el campo”, ha aseverado Demir al respecto.
Todo ello forma parte de la denominada ‘Operación Escudo de Primavera’, que fue lanzada este domingo bajo mandato del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, tras haber perdido las vidas de 33 soldados de las Fuerzas Armadas en una ofensiva dirigida por las tropas gubernamentales sirias. Es la cuarta ofensiva que dirige Ankara en Siria, tras la ‘Operación Escudo Éufrates’ de 2016, la ‘Operación Rama de Olivo’ de 2018 y la más reciente, la conocida ‘Operación Primavera de Paz’, de octubre de 2019, contra las posiciones de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en inglés), las milicias kurdo-sirias que combatieron a la organización terrorista Daesh junto a Estados Unidos desde 2015.
En la franja fronteriza turca con Idlib ya está actualmente activo el sistema de defensa aérea de baja altitud modelo Korkut, que tiene la capacidad de destruir cohetes a unos 4 kilómetros de distancia y, también, de proyectar 1.100 disparos por minuto. Además, también se trabaja con una amplia red de drones modelo Bayraktar -desarrollados por la compañía privada turca Baykar Marina- que últimamente han copado la actualidad internacional al ser derribados constantemente por el Ejército de Liberación Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), la facción que combate al aliado de Turquía en el país norteafricano, el Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés). Junto a ellos, aviones no tripulados de la serie ANKA, fabricados por las Industrias Aeroespaciales Turcas (TAI) están siendo empleados en la batalla.
Asimismo, cabe destacar que el despliegue militar turco en Siria está compuesto por los aviones de combate F-16, un modelo estadounidense que también se produce de forma local en la nación euroasiática. Cabe recordar, en este punto, que Ankara está presionando a Estados Unidos para que tome parte en el conflicto sirio frente al eje Damasco-Moscú. Para ello, el Gobierno de Erdogan le solicitó a su homólogo norteamericano la semana pasada el despliegue de dos baterías del sistema de defensa aérea Patriot en la frontera sur de Turquía, una petición que todavía no ha sido respondida por la Administración Trump.
Sin embargo, este acercamiento entre Washington y Ankara ha resultado paradójico, puesto que las relaciones entre los dos países no estaban atravesando recientemente su mejor momento. De hecho, Turquía se había acercado a Rusia -ahora rivales en Siria- para la compra del sistema de misiles antiaéreo S-400, lo que hizo saltar las alarmas en el seno de la OTAN.
A lo largo de unos 15-20 kilómetros en el noroeste de Siria, el Acuerdo de Astana de 2017 entre Turquía y Rusia estableció una zona desmilitarizada en la que ambos países se comprometían a no llevar a cabo actos de agresión ni a desplegar equipo militar pesado, más allá de los puntos de observación que levantaron los dos Estados para asegurar la implementación del pacto.
Sin embargo, en estos dos últimos años, las violaciones del documento han sido una constante. En el caso de Ankara, cabe destacar que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) ha registrado la llegada de más de 2.765 camiones y vehículos militares turcos, así como 7.600 soldados, a Idlib desde tan solo el pasado 2 de febrero.
Por su parte, Moscú está presente en el territorio sirio desde el año 2015. En estos casi cinco años, la aviación rusa ha intervenido constantemente para ayudar al Ejército de Al-Asad a recuperar el terreno perdido en manos de los rebeldes y de los grupos yihadistas. En concreto, se utilizan los modelos de aviones de combate y de bombarderos Su (de las series 24, 27, 30, 34 y 35), que ya han acabado con las vidas de soldados turcos en la batalla del noroeste de Siria. En cuanto al número de personal, en 2018 se reveló que más de 63.000 militares rusos habían combatido en territorio sirio. La cifra actual se desconoce.
La organización con sede en Londres ha comunicado este miércoles que los combates se han recrudecido en los frentes de Afis, ubicados al noroeste de la ciudad de Saraqib, recientemente reconquistada por el Ejército Árabe Sirio. Turquía sigue intensificando sus ataques en la zona para evitar que las tropas gubernamentales lleguen hasta Idlib capital, el último bastión opositor en el país. Como consecuencia de ello, la ofensiva turca ha dejado en la última semana un saldo de 119 personas muertas, entre las que se incluyen soldados sirios y fuerzas aliadas extranjeras, como miembros de Hizbulá y cuatro nacionales iraníes.
En cuanto a las bajas del lado turco, el Ministerio de Defensa de dicho país ha comunicado este miércoles que dos soldados han muerto y otros seis han resultado heridos en las últimas horas.