“Los ucranianos se sienten ninguneados”
La periodista y corresponsal María Senovilla habló en los micrófonos del programa “De cara al mundo” en Onda Madrid sobre la reacción de Ucrania ante la conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin para poner fin a la guerra sin consultar previamente con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Además, consideró la corrupción presente durante la guerra y las medidas llevadas a cabo.
Los últimos movimientos de Donald Trump han causado indignación, pesimismo y alguna esperanza, sin embargo, la mayoría de la gente quiere que la guerra termine, pero quizá no a cualquier precio. ¿Cuáles son los ánimos entre la gente en Ucrania en estas horas?
Estos días han sido muy intensos, pendientes de cada movimiento de Trump. El hecho de que llamara primero a Putin, de que escenificara esa conversación en tan buenos términos, aquí en Ucrania, ha causado un poco de indignación. Porque la realidad es que Ucrania es el país invadido. A lo mejor se debería haber llamado primero a las víctimas y haber acordado, desde el primer momento con ellas, encima de la mesa de negociación, qué se iba a hacer.
Aquí en Ucrania la gente se informa por Telegram. Además de utilizar la aplicación para enviar mensajes, aquí hay canales de información, todos los medios de comunicación tienen su canal de Telegram, y digamos que es la vía de información, el periódico que leen aquí los ucranianos. Y tras la llamada de Trump a Putin, no se hicieron esperar los comentarios que se han estado vertiendo en Telegram de indignación, de desesperanza, de sentirse ninguneados, de sentirse ignorados. Se llegaba a decir que las negociaciones para poner fin a la guerra de Ucrania se iban a llevar sin Ucrania en esa mesa de negociaciones. Y han sido días muy duros.
He intentado pulsar diferentes opiniones, tanto de la gente de la calle como, sobre todo, de los soldados que están en el frente de combate. Porque, mientras se producen todos estos movimientos políticos, mientras Trump coge el teléfono, mientras otros Estados se sienten ninguneados, aquí sigue habiendo militares en las trincheras 24 horas al día que están muriendo.
Entonces, me interesé por hablar con varios de ellos en distintos puntos del frente de combate y se podía percibir un sentimiento de hastío tremendo. Decían que al final ya les daba todo un poco igual, que ellos estaban pendientes de las órdenes, de si tenían que detener el fuego, si tenían que seguir matando rusos o si iban a morir todos mañana en las trincheras. Algunos decían que esta guerra no va a terminar porque Putin no se va a conformar con el 18 % de Ucrania y sin estar presente en la OTAN, que es otra de las cosas que Trump ha dejado entrever. La posibilidad de que Ucrania saliera a la OTAN es inviable. La gente ve que no habrá garantías de seguridad para que, tras estos tres terribles años de guerra, y lo que nos quede, porque el alto fuego no será inmediato, esto no se repita en un futuro cercano.
Queda ver si a raíz del encuentro que mantuvieron el viernes 14 de febrero en Múnich, donde parece que se han puesto otros conceptos encima de la mesa, no se ha dado esa ventaja a Putin como parece que Trump le hizo ver en su conversación telefónica. Ahora queda ver si esto amaina un poco los ánimos.
La jornada de ayer fue durísima. Las opiniones que recolecté eran indignaciones y desesperanza. Los ucranianos no se esperaban esta jugada de Trump, que, además de manejar la agenda geopolítica mundial, está protagonizando la agenda mediática a su voluntad. Ucrania hoy es noticia porque Trump ha cogido el teléfono. Los ucranianos se sienten ninguneados.
Y respecto a Europa, ¿qué dicen los ucranianos? ¿Confían en que los europeos no les abandonemos, que estemos detrás? Porque Trump lo que ha hecho es ignorar, despreciar, ningunear a los europeos una vez más. Nos pone aranceles.
Hace justo un año, en vísperas del segundo aniversario de la guerra, el entonces secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, dijo que los Estados que no estén en la mesa geopolítica estarán en el menú. Unos meses después, Josep Borrell hizo suya esa frase, vaticinando lo que está sucediendo con Europa.
De momento no está en la mesa de negociaciones, en la mesa de los que se van a repartir el pastel. Está Estados Unidos, está Rusia, y de refilón va a estar China, pero a Europa ni está ni se la espera, ni se la menciona, y si no están en la mesa, probablemente estén en el menú, y probablemente seamos los “pagafantas” de toda esta tragedia.
Aquí va a tener que haber una fuerte reconstrucción, que Trump ya ha dicho que corre a cuenta de Europa, que para eso Ucrania está en Europa, y va a haber que desplazar aquí un contingente militar para que, cuando se produzca ese alto fuego, se cree una zona de amortiguación y se vigile esa línea del frente, que es de 1.200 kilómetros, porque Ucrania es un país muy grande, y la línea del frente ocupa todo el este y parte del sur.
Aquí tendrán que desplazar miles de soldados, o incluso decenas de miles, que Trump ya ha dicho que no pondrá. Los vamos a poner los europeos, que además nos vamos a ver forzados a duplicar, en algunos casos incluso más, el presupuesto en defensa, que vamos a remolque de algo que ya se lleva necesitando desde hace años. Vamos a ser los que vamos a pagar los platos rotos mientras, mientras otros Estados se reparten el pastel.
Y, mientras tanto, Rusia no deja de bombardear. Recientemente, Zelenski ha dicho que 133 drones han sido lanzados por Rusia, de los cuales se han neutralizado casi todos, pero uno ha hecho impacto en una de las zonas de protección de la central nuclear de Zaporiyia. Veremos qué daño se ha causado eso, pero la ofensiva en Chernóbil sigue siendo terrible y los bombardeos son diarios, incluyendo objetivos civiles.
Efectivamente, fueron 133 los drones lanzados, pero es que no es novedad. Es lo que se está haciendo a diario. Ucrania neutralizó la mitad. Aquí donde estoy, en Kramatorsk, en la retaguardia de ese frente de Bajmut, es ese pedazo del Dombás que aún está bajo control ucraniano y que es uno de los máximos objetivos de Putin.
Putin, antes de que se llegue a ese alto el fuego, quiere controlar el Dombás en su totalidad y eso incluye el norte de la provincia de Donetsk, donde están las ciudades de Kramatorsk, Konstantinovka, Sloviansk o Pokrovsk, que está a punto de caer.
Y aquí los bombardeos y la ofensiva se han intensificado de una manera inimaginable y con nuevos métodos. Llevamos siendo bombardeados desde el viernes pasado. Después de que acabara el programa, aquí se produjo un gran bombardeo y tumbaron los rusos todo el sistema eléctrico, no solo de Kramatorsk, también de Druzhkivka y de Sloviansk, que son las ciudades que están inmediatamente antes y después. Estuvimos 24 horas en electricidad, sin calefacción, a 14 bajo cero en la calle, y, desde ese día, los bombardeos han sido diarios. Se nos está bombardeando varias veces al día.
El domingo lanzaron contra Kramatorsk, contra un sector privado, estos barrios que son de casitas bajas, con su verja y su huerto pequeño, o sea, cero objetivos militares, una bomba aérea de media tonelada. Los destrozos que causaron en edificios de viviendas, en comercios, coches ardiendo por las calles, donde solo hubo un muerto y muchos heridos, fueron inconcebibles. Reeditaron un ataque similar, esta vez la bomba fue de 250 kilos, pero lo mismo, barrio residencial, a las 12 de la mañana cayó el proyectil, también hubo muertos y heridos.
En las últimas horas se escucharon perfectamente los drones sobrevolando encima de Kramatorsk, parte de esos 133 drones también vinieron a esta parte del Dombás, y a mí lo que me da la sensación es que, con este apoyo ya tácito de Trump a Putin, lo que va a sentir es más impunidad a la hora de masacrar objetivos civiles, y en el caso del norte de Donetsk, de este trocito que queda del Dombás para completar la toma rusa. Por ejemplo, la ciudad de Konstantinovka, que es la que hay antes de Kramatorsk, ha pasado de 70.000 personas a 12.000.
Te puedo decir que estuve caminando por las calles para hacer fotos y para recoger testimonios, y solamente les dejan salir de casa cuatro horas al día, entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde, porque van a una media de 15-20 bombardeos, por lo que intentan proteger a la población.
Pues en esas horas que pude intentar conseguir testimonios, vi hasta tres familias que estaban cerrando su negocio o su casa, empaquetando todo en furgonetas y evacuando, porque la ciudad se me pareció a Pokrovsk hace tres o cuatro meses, que está al límite, ya destrozada, bombardeada, a punto de caer, y Konstantinovka va por el mismo camino.
Y te he mencionado dos, pero son más las ciudades de la retaguardia, que Rusia está ablandando. Fíjate ese concepto castrense tan horrible que consiste, a base de bombardeos, en reducir a escombros una ciudad para luego que entre la infantería. Lo está haciendo con varias ciudades a la vez de la línea del frente, y esto no va a parar.
Uno de los puntos que han abordado Trump y Putin, según se está filtrando, aparte del alto el fuego, la no entrada en la OTAN, el mantenimiento de Crimea, el Dombás, etcétera, es la celebración de elecciones lo antes posible en Ucrania. Ahí juegan con que la popularidad del presidente Zelensky quizá no esté en sus mejores momentos, pero aquí cada uno mueve sus piezas porque Zelensky ha sancionado al expresidente Poroshenko. ¿Aquí la corrupción entra en juego o qué es lo que ha ocurrido?
Sí, la corrupción lleva entrando en juego desde que empezó esta guerra. Tú preguntas a los ucranianos y la admiten y te dicen que es una herencia de la Unión Soviética, que no han conseguido sacudirse de encima desde el 91, cuando se independizaron. Zelensky ha dado pasos, sobre todo, para paliar esa corrupción dentro del Ejército, dentro del ámbito militar, porque al final influye directamente en el curso de la guerra y Zelensky no se lo podía permitir.
Aun así, esto es algo que aquí tienen muy interiorizado y que la gente joven lo lleva muy mal, están desencantados con que no se tomen medidas lo suficientemente contundentes. Y una de esas medidas ha sido que Zelensky ha sancionado al expresidente ucraniano Petro Poroshenko, que estuvo en el poder entre 2014 y 2019 y que es el actual líder del partido de la oposición. No es el único que ha sido sancionado, junto a su nombre está el de varios oligarcas y el de otros políticos a los que se acusa de haberse lucrado vendiendo los intereses de Ucrania durante la guerra.
Es una acusación muy seria porque se enmarca en las cuestiones de seguridad nacional. Por supuesto, los abogados de ellos están recurriendo las sanciones, pero de momento se han congelado sus activos y se ha paralizado su actividad comercial. Zelensky emitió un comunicado muy duro al respecto, donde aseguraba que los millones que ganaron todos ellos por vender a Ucrania, utilizó este término, deberían usarse para proteger a los ucranianos. También dijo el presidente actual que no entendía cómo los mecanismos de control financiero no habían detectado antes estos movimientos y que serán los tribunales los que tengan la última palabra.
Pero lo cierto es que, a pie de calle, este movimiento se ha interpretado en clave electoral. Efectivamente, en 2024 tenían que haberse celebrado aquí en Ucrania elecciones presidenciales. No pudo ser porque estamos en medio de una guerra, porque hay una ley marcial, porque el 18 % de Ucrania está bajo la ocupación rusa y los millones de ucranianos que viven allí no hubieran podido ejercer su derecho al voto. Pero si se pone punto final a la guerra este año, probablemente se celebren comicios después y algunos han acusado a Zelensky de quitarse de en medio ahora a su principal rival político con esta jugada.