La diputada del PP analizó en el programa Atalayar de Capital Radio la situación de la política exterior española y asuntos candentes como el enfrentamiento entre israelíes y palestinos

Valentina Martínez: “Zapatero se saltó el consenso sobre el que habíamos construido la política exterior española, Sánchez también lo está haciendo”

Atalayar_Valentina Martinez

Valentina Martínez Ferro, política del Partido Popular, portavoz de la Comisión de Exteriores desde el 7 de febrero de 2020 y vocal de la Comisión Mixta para la Unión Europea, pasó por los micrófonos del programa de Atalayar en Capital Radio para hacer un análisis de la situación en la que se encuentra España en lo que a política exterior respecta. Además, la portavoz de la Comisión de Exteriores habló de la avalancha de jóvenes marroquíes que ha sufrido Ceuta y de la integridad de nuestras fronteras. Finalmente, Martínez Ferro explicó cuál es la posición del Partido Popular en el conflicto bélico que se está viviendo entre israelíes y palestinos, del que espera se pueda llegar a un alto al fuego duradero.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha dejado un mensaje a través de Twitter en el que refleja que he hablado con Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, que ha sufrido una avalancha de jóvenes procedentes de Marruecos y ha exigido al Gobierno que garantice la integridad de las fronteras. ¿Se puede considerar que es una violación de las fronteras?

Estamos viendo cómo está pasando en tiempo real y además las televisiones en Marruecos están emitiendo la señal en directo, también en las redes sociales cualquiera puede verlo, hace entender que la integridad de nuestra frontera no está bien asegurada cuando pueden entrar tres mil personas en menos de diez horas y de manera abierta. Como también sabemos cómo está la relación entre España y Marruecos, que no atraviesa su mejor momento, el tuit acaba pidiendo que haya cooperación con Marruecos. Todo ello para que aquellas personas que están entrando de manera irregular en España puedan ser devueltas.

Lógicamente en política exterior en general los partidos nacionales van todos a una porque es un interés de Estado. ¿La posición de España debe ser una? 

Así es. La verdad es que siempre hemos intentado mantener una política de Estado en Asuntos Exteriores, en Defensa, en los temas que atañen a la nación y que importan a todos los partidos por igual, en definitiva. Pero es verdad que, en esta última legislatura, desde que Pedro Sánchez es presidente estamos viendo algunos desafortunados malentendidos o incomprensiones en política exterior. Quizás hemos subido el tono mucho en estos últimos años con desacuerdos muy fuertes en Venezuela, por ejemplo, o en las líneas estratégicas de la política tradicional española. El expresidente Zapatero fue quizás el primero que se saltó ese consenso sobre el que habíamos construido la política exterior española tradicionalmente y el Gobierno de Sánchez, desde luego también lo está haciendo.

En el caso de Marruecos, ¿qué es lo primero que se le debe exigir desde España al reino alauí? Evidentemente, se ha relajado la vigilancia en esa zona fronteriza y estamos hablando de tres mil personas que han cruzado nadando, una imagen dramática. ¿Qué se le puede exigir a Marruecos cuando ha relajado la vigilancia?

A mí me cuesta exigirle a Marruecos y no exigirle antes a mi Gobierno, porque soy portavoz de la oposición y, por tanto, creo que aquí es el Gobierno de España el que tiene la responsabilidad de proteger a sus nacionales, es decir, a los ciudadanos ceutíes, melillenses y a los ciudadanos españoles, que son la competencia del Gobierno de España. El Gobierno tiene que hablar con Marruecos para solucionar la situación en la que estamos. No vale decir que no le consta al Gobierno lo que está ocurriendo en Ceuta, que es la respuesta que ha dado la ministra ante preguntas de periodistas. Para no constar no tiene nada más que hablar con cualquiera de los representantes de la ciudad de Ceuta y se lo podrán decir absolutamente todo lo que está pasando allí. Entonces esa es la responsabilidad del Gobierno. El Gobierno no puede llevar al señor Ghali a España el día 21 de abril, hace ahora un mes, y que no tengamos ninguna noticia de qué es lo que ha ocurrido. Lo mínimo que se puede pedir es que, si en un mes no han dado frutos las conversaciones, el diálogo, la cooperación, pues que tengamos que ungirlo. La oposición desde luego es una oposición de Estado y sabemos que no hay que jugar con cosas que son importantes y fundamentales para los intereses de España. Por supuesto y por esa misma razón, necesitamos pedir al Gobierno de Sánchez que sea muy fructífero en esto.

¿Hasta qué punto Unidas Podemos ha podido condicionar la respuesta del Gobierno? Porque cuando en diciembre se aplazó la Reunión de Alto Nivel, el entonces vicepresidente segundo pidió el referéndum de autodeterminación, una cuestión que sabía que no iba a gustar en Marruecos. Una cosa es decirlo como líder de Podemos, y otra muy diferente como vicepresidente del Gobierno de España.

Efectivamente, el día 21 todavía era vicepresidente el señor Iglesias. Es verdad que Unidas Podemos y Pablo Iglesias, en concreto, ha sido probablemente uno de los factores esenciales del giro tan radical que ha dado el Gobierno en política exterior. Se vio en aquel viaje que hizo González Laya con el Rey a Bolivia cuando hace una agenda aparte y en este episodio del Sáhara Occidental, en donde un vicepresidente no puede saltarse la línea de política exterior del Gobierno; de hecho, Laya lo que le dijo fue que aquí la política exterior la marco yo. ¿Quién es el que marca las prioridades de política exterior española? Porque no podemos tener como vicepresidente a un señor que no está de acuerdo. Si pide como vicepresidentes ese reconocimiento del Sáhara Occidental, lo está pidiendo como Gobierno de España. Todo esto es así de claro. ¿Hasta qué punto está involucrado en la entrada o no del señor Ghali Unidas Podemos? La verdad que no lo sé, pero hoy por hoy, no están siendo uno de los factores fundamentales en política exterior desde que Pablo Iglesias ya no está en esto, creo que ahora está asesorando al candidato a presidente en Perú.

Pensaba en la oposición del Gobierno a no querer explicar nada, no dar mayores explicaciones a Marruecos. ¿Hasta qué punto ha podido condicionar Yolanda Díaz?

Desde luego, hasta el momento no conocemos que nadie tenga una agenda internacional potente, ni unos posicionamientos internacionales como los que tenía Pablo Iglesias o como los que pudiera tener Juan Carlos Monedero. Yolanda Díaz no es una de esas personas que se han destacado en esa formación política por tener un posicionamiento internacional fuerte. Eso no quiere decir que no los vaya a tener y tampoco sé hasta qué punto puede ser hoy capaz de influir. Pero el problema no es del resto del Gobierno, el problema es del presidente del Gobierno, que es quien tiene la capacidad de dirigir un equipo que es su gabinete. Un gabinete de ministros elegidos por él y a los que dará las instrucciones que considere necesarias.

La ministra de Exteriores, elegida por él, es del Partido Socialista.

Me parece que había un vicepresidente que podía crear cierta distorsión, que hoy no es el vicepresidente, pero desconocemos qué es lo que piensa el presidente Sánchez sobre esto. Y sabemos que la ministra Laya lo único que dice con relación a este tema es que mantienen conversaciones discretas y que no quiere hablar sobre ello.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, mantuvo unas conversaciones con dos representantes de partidos políticos marroquíes porque los nueve partidos del Parlamento emitieron un comunicado exigiendo a España explicaciones y poniendo en cuestión que no había lealtad en las relaciones entre dos vecinos que se tenían que entender donde las relaciones eran excelentes y que no se entendía lo que estaba ocurriendo. En torno al Sáhara, ¿el Partido Popular ha definido su posición en cuanto a si apoya o no apoya la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara?

Bueno, el Partido Popular ha tenido una posición siempre de remitirse a las Naciones Unidas, la organización internacional, en donde la causa del Sáhara lleva siendo años discutida, allí es donde tiene que producirse esta discusión. Allí es donde España no debe jugar un papel de espectador pasivo, sino ser activo y proponer a las partes que se sienten y encuentren una solución justa, pacífica y duradera. Y a la vez también hay que pedir que Naciones Unidas envíe al Alto Representante con medios robustos y los mejores medios que se pueda para que la misión de las Naciones Unidas, que lleva 20 años desplegada en el Sahara, llegue a buen puerto para poder hacer un referéndum de autodeterminación, un censo electoral, y el trabajo que se les ha encomendado. Pero eso hay que impulsarlo como país. No vale decir que nos remitimos a las Naciones Unidas y simplemente no hacemos nada. Nos remitimos a Naciones Unidas, sin duda, pero con una posición activa como país como España.

Luego está la parte de la parte de la inmigración porque España es un país que recibe inmigrantes por cientos de miles cada año. Y uno de los primeros movimientos del Gobierno de Pedro Sánchez cuando se produjo la moción de censura fue el acogimiento, recordamos aquel barco que fue enviado inmediatamente a España. El primer gesto fue de acogida a todo el que lo necesite. ¿Eso ha podido provocar, como ya ocurriera en el Gobierno de Zapatero un “efecto llamada?" 

Humanamente es tremendamente comprensible que esos jóvenes quieran saltar a los países europeos, a España, Francia, Alemania en busca de un futuro mejor. Es lógico, comprensible y humano. Por eso, una de las cosas que es importante y en las que incidimos mucho es en la importancia de la cooperación en los países de origen. Y eso es muy importante, que tanto el presidente del Gobierno, como la ministra de Exteriores trabajen con Senegal, con Marruecos, con Argelia y con todos los países de la zona para robustecer sus economías para robustecer sus relaciones con nosotros, con la Unión Europea y para ser capaces de desarrollar esos países, cuanto más mejor para para evitar que la inmigración ilegal siga siendo un problema. Asimismo, tenemos una frontera de 14 kilómetros que nos separa con África, pero es que África va a tener una explosión demográfica monumental. El presidente hoy presentaba la España de 2050, en esa España del 2050 ha contado si esto es exponencial cuántos inmigrantes podríamos tener aquí. Como ejercicio podría ser interesante que se imaginase la explosión demográfica y todos estos jóvenes porque son países jovencísimos y que tienen una fortaleza muy grande, pues qué es lo que van a hacer en España.

Más allá de Marruecos, que es muy importante. ¿Qué valoración hace Valentina Martínez, del Partido Popular, de lo que es el peso de España en el mundo de la política exterior del Gobierno en este momento? Lo suyo sería que hubiera un consenso, porque la política exterior se supone que es algo de Estado.

Una de las cosas que pasa que es lo que también ha provocado esta crisis que tenemos en la relación con Marruecos, es la dificultad que tiene este Gobierno para dar explicaciones, la dificultad que tiene este Gobierno para ejercer el diálogo. No solamente para decir que le gusta el diálogo, sino para ejercerlo, porque el diálogo se produce hablando, llamando, consensuando y realizando esa conversación. El diálogo no es yo he enviado un papel y por ese papel usted se tiene que dar por aludida, y no podemos entrar en un diálogo porque usted no tiene capacidad para influir en él. Esta es la manera en la que lamentablemente este Gobierno intenta hablar de política exterior con nosotros, que es ninguna, con lo cual es muy difícil, poder ponerse de acuerdo y realizar consensos. Dicho eso, es verdad que, sin ser catastrofista, creo que la política exterior de España está en los peores momentos de los que yo recuerdo desde que estoy activamente en política. La relación transatlántica, con los Estados Unidos, que es probablemente uno de los países naturalmente importante y que por lo tanto deberíamos de tener una relación fluida con ellos, que la hemos tenido, hoy es desconocida. Biden no ha hablado con el presidente Sánchez, creo que Blinken sí que ha llamado a Laya en algún momento, pero debió de ser una conversación suficientemente corta porque no ha habido un mayor despliegue de qué es lo que se produjo. Con América Latina estamos en un momento irrelevante. El presidente del Gobierno ha anunciado esta mañana su gira latinoamericana que será Argentina y Costa Rica. Con todo respeto a estos dos países, que son importantísimos, pero una gira latinoamericana cuando uno va por primera vez a la región, y ya que se tiene que cruzar el continente entero para ir de una parada a la otra, uno tiene la sensación de que estamos en un momento muy débil en política exterior. Con Marruecos ya estamos viendo lo que está pasando, con la Unión Europea para la que somos la cuarta economía, ahora que Reino Unido ha salido de la Unión Europea, el único país Atlántico con verdadera vocación de Atlántico, junto con Portugal, que debería de tirar por ese vínculo transatlántico, volver a relanzar nuestras relaciones no sólo con los Estados Unidos, también con México. México no nos va a invitar al bicentenario. Venezuela para qué les voy a contar, con Bolivia qué puedo decir. A Colombia ha ido la ministra y no se quiso ver con parte de la oposición pacífica que tiene allí el presidente Guaidó de Venezuela, luego se manda a la secretaria de Estado para pedir perdón. Además, en Bruselas mandamos el plan de reconstrucción y lo devuelven a los dos días diciendo que no saben muy bien si el plan que hemos mandado uno con las reformas o sin ellas. Uno tiene la sensación de que verdaderamente podríamos estar haciéndolo mucho mejor.

¿Ha habido ocultación también en el tema del plan de reconstrucción enviado a Bruselas?, porque eso es algo que también debería haberse consensuado con los grupos de la oposición, con todos los partidos políticos españoles. Todos a una a conseguir un mejor acuerdo con Bruselas.

Cuando el plan de reconstrucción lo que conlleva es el futuro económico y por lo tanto social de España de los próximos 30 años, cuando con esto se pretende dar el gran paso modernizador hacia la digitalización, a una economía más verde, a una economía limpia, si todo lo demás es bueno y hay dinero para hacerlo, nos dan 140.000 millones, eso conlleva un esfuerzo enorme como país y unas transformaciones importantes, qué menos que involucrar a todos. No es un problema de consensuarlo o que lo tenga que traer al Parlamento y que tenga miedo a que lo saquen o no, es que tiene que ser capaz de convencernos de que esto es el mejor plan para España y que todo debería ser claro, porque no tiene sentido que no se haga, salvo que no esté seguro de lo que se está presentando.

O que hay una condicionalidad inconfesable, que creo es lo que está ocurriendo. Estamos conociendo gota a gota qué es lo que va a suponer para los ciudadanos españoles el plan de reconstrucción. Lo estamos viendo a través de investigaciones de los periodistas sobre subida de impuestos, peajes en las carreteras, retiradas de las deducciones para hacer la declaración de la renta conjunta, etcétera. Es decir, son pequeñas noticias que se van conociendo y que ponen de manifiesto que al final Bruselas exigía condiciones, y esas son las condiciones, las que dañan a las clases medias y bajas. 

Parte del problema ha sido la incapacidad del Gobierno de aceptar que se hiciese esto de una manera transparente, es decir, que todo el mundo sepa qué es lo que tiene que hacer, cuáles son los criterios. El Real Decreto ni siquiera contempla los criterios con los que se van a adjudicar esos fondos, ni cuáles son los criterios que tiene que cumplir alguien para poder tener o desarrollar un proyecto que sea financiado. Esto pasa a nivel individual, pasa con las comunidades autónomas, pasa con las entidades locales y lo que hay es una confusión enorme sobre qué cómo se va a acceder a esos 140.000 millones y parece ser que sólo lo tienen claro los grandes, que hay algunos que ya lo han presentado. Hay es una enorme confusión, entre otras cosas, porque no es muy lógico que la oficina del presidente sea quien decida todo esto. Si la oficina del presidente antes de tener estos 140.000 millones funcionaba para dar servicio al presidente ahora, para ser capaz de gestionar 140.000 millones o triplican el número de personas que va a haber allí gestionando todo esto o que nos cuenten como van a ser capaces de hacerlo.

La crisis bélica entre los israelíes y palestinos, entre el Ejército de Israel y la organización de Hamás. ¿Cómo se ve desde el Partido Popular puede acabar en algún momento? Naturalmente tiene que haber un punto de mediación, lo está intentando Naciones Unidas también diferentes actores de la zona como Egipto o Estados Unidos, pero los bombardeos continúan y sigue muriendo población civil en ambos lados.

Lo vemos con una enorme preocupación. Son muy duras las imágenes que estamos viendo y saber lo que están sufriendo de un lado y del otro. Por otro lado, reconocemos también y es importante hacerlo, el derecho de Israel a defenderse y defender su integridad territorial y la vida de sus ciudadanos y lo que pedimos desde el Partido Popular es que la mediación de frutos. Hay que apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional para intentar llegar a un alto al fuego duradero y que la situación se restablezca.

En la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que yo sepa, sí hay coincidencia, por lo menos en el seno del movimiento europeo, ahí sí hay unidad de acción con el Partido Socialista, con Ciudadanos y están remando todos en la misma dirección. 

Ese Partido Socialista es muy reconocible.

Hay varios partidos socialistas...

Sí, bueno, el “Sanchista” y el no “Sanchista”. Ahí nos jugamos mucho, el futuro de Europa y la Unión Europea, es fundamental. Esa Conferencia que se ha puesto en marcha es algo que nos concierne a todos. Además, toca temas del día a día, la salud, las vacunas, la sanidad, la inmigración, la unión fiscal, la política exterior. Una serie de temas que inciden y afectan diariamente a los europeos.