África afronta un año electoral clave en muchos países

Votar en tiempo de pandemias

AFP/ MICHELE CATTANI - Aunque se han notificado dos casos positivos de COVID-19 en el país, el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keïta, anunció que las elecciones se celebrarán normalmente el 28 de marzo de 2020

Los procesos electorales en África se mantienen en una fragilidad casi constante. Los bajos índices de democratización de muchos países y la corrupción de algunos sistemas políticos, junto a una violencia sectaria y étnica de fácil aparición en otros tantos, suele dificultar el correcto desarrollo de las citas electorales. Todo esto deriva, además, en una recurrente falta de aceptación de los resultados, lo que da comienzo a un círculo vicioso en el que la inestabilidad sociopolítica, la violencia y la falta de legitimidad de los gobiernos son algunos de sus elementos más comunes. 

La extensión de la pandemia del COVID-19, aunque todavía incipiente a día de hoy en África, está afectando ya al correcto desarrollo de la vida democrática de algunos países. Nuestro ejemplo más cercano es Francia. A pesar de la celebración de la primera vuelta de sus elecciones municipales el 15 de marzo, ya durante las primeras fases del COVID-19 en Europa, el presidente Macron suspendió la segunda vuelta que estaba prevista para el pasado domingo 22 de marzo. Es imposible no pensar, por tanto, en las consecuencias que la expansión del virus puede llevar a los procesos electorales de los países africanos que están llamados a las urnas durante los próximos días, semanas y meses. La debilidad de los sistemas sanitarios de la mayoría de países del continente es preocupante; la falta de acceso a agua corriente o a una correcta higiene en muchas zonas, son otros aspectos que incrementan los riesgos que correrá la población, de llevarse a cabo finalmente las elecciones que se avecinan.

La cita electoral más cercana es la que tiene Mali. La primera vuelta de las elecciones legislativas, que de momento se mantienen para este domingo 29, tendrán esta vez un riesgo añadido. A la violencia casi normalizada en varias zonas del país, se le suma la confirmación de los primeros casos de coronavirus que se ha hecho pública este miércoles. Las dos personas que han dado positivo, tal y como indica el comunicado del portavoz del gobierno maliense Yaya Sangaré, son malienses que habrían llegado desde Francia a mediados de marzo. En cualquier caso, ni esta noticia, ni la petición al gobierno y al Tribunal Constitucional por parte de varios partidos de la oposición y de asociaciones civiles de sopesar un retraso, parecen haber afectado a la posibilidad de suspender la cita del domingo. 

La situación en el país, a pesar de las advertencias sobre los escasos recursos sanitarios con los que cuentan para una epidemia de este tipo, es de relativa normalidad en el día a día. Mali fue capaz de contener la epidemia de ébola que tuvo lugar en África Occidental en 2014 a pesar de sus limitados recursos. Sin embargo, el desbordamiento que están viviendo países como Italia o España, con un sistema sanitario muchísimo más consolidado, debería invitar a la prevención. La segunda vuelta de estas legislativas está prevista para el 19 de abril, por lo que no sería de extrañar que ante un posible aumento de los casos ésta si fuera cancelada. 

Para los siguientes procesos electorales que tendrán lugar en África debemos saltar ya a mayo, cuando deberían acontecer las elecciones en Benín y Burundi, el 17 y el 20 respectivamente. En el caso de Benín, el país celebra elecciones municipales. En Burundi, el país concentrará elecciones generales y presidenciales. Tanto Benín como Malí apenas tienen casos positivos de coronavirus. A los dos de Mali antes mencionados, se le deben sumar otros cinco en Benín mientras se escriben estas líneas. El caso de Burundi es, incluso, más favorable, con ningún caso positivo reportado hasta el momento. 

Sin embargo, aunque los controles fronterizos y los cierres de los espacios aéreos se han hecho antes de que hubiese un mayor número de contagios en estos países, a diferencia de lo que se hizo en los casos de España o Italia, los países de su entorno sí se empiezan a ver afectados, lejos todavía, eso sí, de las cifras de Egipto y Sudáfrica. Este es el caso de Burkina Faso, República Democrática del Congo o Ruanda, por lo que no sería de extrañar que, aunque más lentamente, el COVID-19 se fuera extendiendo durante las próximas semanas también por estos países llamados a las urnas. En Burundi, la cita electoral es especialmente importante. El país deberá elegir un nuevo presidente tras la imposibilidad de que el actual, Pierre Nkurunzinza, en el poder desde agosto de 2005, pueda acudir de nuevo a las urnas. Suspender o retrasar esta cita podría entenderse desde una parte de la población como una forma de estirar su mandato al frente del país de la región de los Grandes Lagos. 

Es imposible predecir cómo afectará la pandemia del coronavirus al continente africano, aunque hay países que empiezan a acusar un importante número de infectados, como los citados Egipto y Sudáfrica, pero también Argelia, Túnez, Marruecos o Burkina Faso. También es difícil predecir durante cuánto tiempo se prolongarán los contagios, o si su contención, en un continente con infraestructuras y recursos sanitarios limitados, será posible en un corto espacio de tiempo. En función de esta progresión, se aplicarán, del mismo modo que en países que ya lo están sufriendo, mayores restricciones a la vida diaria de los países. 

Como se ha dicho este es un año en el que África debe acometer algunos procesos electorales clave. Se han citado ya los casos de Mali y Burundi, con contextos particularmente sensibles, pero ésas son sólo las más cercanas en el tiempo. Otros países que también deberán pasar por las urnas y con situaciones de gran fragilidad, aparte del agravante que pueda suponer el coronavirus, son Burkina Faso, Níger, República Centroafricana, Somalia – con una cita electoral histórica en cinco décadas –, Etiopía – en la que el premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed se juega la reelección en un entorno en el que se están incrementando las luchas sectarias –, Chad o Egipto. 

Aparte de estos, cuya situación pueda ser más vulnerable, países como Namibia, Costa de Marfil, Tanzania o Senegal también tendrán citas electorales a lo largo de 2020. Si bien es cierto que muchas de estas citas se concentran en los últimos meses del año y, por tanto, si se es optimista, quizás el coronavirus no tenga un impacto directo sobre su desarrollo, no es descabellado plantear que la forma en la que esta pandemia sea gestionada por los gobiernos africanos sí pueda tener efectos sobre la forma en la que sus sociedades voten. El mundo post COVID-19 será muy diferente al de hace tan solo un par de meses. La forma en la que las dinámicas geopolíticas, las relaciones entre países o los comportamientos sociales se verán afectadas es todavía incierta.

Lo que es evidente es que el pujante continente africano no será inmune ni al virus, ni a la forma en la que éste afecte a todos estos elementos, tanto del sistema internacional, como del propio funcionamiento interno de los países.