El continente africano enfrenta retos como el futuro de la juventud, el tema medioambiental y la educación como lanzadera para el desarrollo

África y los actuales desafíos (2)

Hace ya unos 10 años que África crece a tasas de entre el 5 y el 9%, pero sin reducción de la pobreza


En el documento de África y los actuales desafíos (1) numerábamos algunos de los desafíos a los que el continente africano se enfrentaba. En este segundo documento nos centramos en otros tres aspectos fundamentales para la regióni  y son:


1.    La juventud africana como desafío político, económico y social
2.    África y su convivencia con los riesgos medioambientales
3.    La asignatura educativa como lanzadera de desarrollo

•    La juventud africana un desafío político, económico, y social

“La juventud y los Jóvenes en África se han convertido en un objeto político en tanto que alimentan la esperanza o inspiran el pesimismo”

(Peatrik A.-M. (2020) “Pour une anthropologie des jeunes en Afrique » Ateliers d’anthropologie, nº47)
 

Resumen

La población activa africana es joven y aumenta rápidamente. Según la Organización mundial del trabajo (OIT) en 2020 los jóvenes en edades comprendidas entre 15 y 24 años representan al menos un tercio (23,6%) de la población mundial en edad de trabajar, pero más de un tercio (35%) en África. Si bien es cierto que el peso demográfico de ese tramo de edad constituye potencialmente un recurso para el continente, el hecho es que en este momento representa también, una fuente de inestabilidad política mientras que su transformación en capital humano es todavía un desafío.

“África debe dejar de ser un museo de la pobreza. Su gente está decidida a revertir esta tendencia. El futuro de los jóvenes africanos no está en Europa, su destino no es perecer en el Mediterráneo", dijo Akinwunmi Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo. Invariablemente, África está exportando su futuro en masa. 

1.    Crecimiento y reducción de la pobreza

Hace ya unos 10 años que África crece a tasas de entre el 5 y el 9%, pero sin un gran efecto en la reducción de la pobreza que, según las diferentes estadísticas, afecta mayoritariamente a la juventud y a las mujeres. Teniendo en cuenta que uno de los efectos esperados de ese crecimiento es la creación de empleo, se podría hablar en este caso de crecimiento sin empleo ii.  Mientras que la población joven (15-29 años) crecía en un 23% entre 2005 y 2015 en África, el número de empleos no-agrícolas no aumentaba más de un 5,6%. Según la OIT iii . La incidencia directa de este hecho es que los jóvenes dependen en gran medida de los adultos activos. Agravada la situación por la crisis sanitaria de la COVID-19 y su repercusión en la contracción del crecimiento en 2020 a un 2%, según el Banco Mundial, hace que exista una brecha más de acceso al empleo. Por otro lado, los discursos políticos y la retórica general de invitar a los jóvenes a ser más creativos e innovadores para luchar contra el desempleo vienen muy poco acompañados de iniciativas públicas por ello los jóvenes se ven obligados a permanecer siempre jóvenes iv  con el consiguiente retraso de lo adulto para constituir una familia, para un primer empleo decente, para disponer de una vivienda etc. Ello los sitúa en primera línea de la lucha política y social a la espera de un orden político más democrático y justo. Es esa impaciencia precisamente un desafío político de primera magnitud que si no se resolviera puede dar lugar a manifestaciones violentas, y a otras revueltas árabes (en este caso subsaharianas) por la crisis de confianza entre los jóvenes respecto del poder público. Los movimientos salientes en Burkina Faso como es el caso de “Le Balai citoyen” movimiento de jóvenes de la sociedad civil y que fue un actor importante en la caída del régimen Blaise Compaoré en 2014, y el movimiento “Filimbi” en la RDC son ejemplos de rebelión y lucha política en el África subsahariana. Ahora los jóvenes han tomado conciencia de lo digital como herramienta de lucha política y saben hacerlo así las plataformas de Facebook, Instagram, WhatsApp etc.; les sirven de reclamo y de difusión de información política y llamadas a la movilización social. Son instrumentos que en sus manos son bastante eficaces v .  

2.    ¿Qué caminos están eligiendo estos jóvenes africanos para salir de ese estado de fragilidad en el que se encuentran?

El empleo asalariado representa entre un 10% y un 15% del empleo total en el África subsahariana, pero estos porcentajes caen al 7% cuando hablamos de los jóvenes.

Dada la escasa respuesta de muchos de sus gobiernos estos jóvenes optan por distintas vías… 

Una de ellas es el sector informal que en un medio urbano es proveedor de empleos e ingresos para los jóvenes. La OIT revela que un alto porcentaje de jóvenes poco cualificados entran relativamente pronto en el mercado de trabajo.  Tienen tendencia a orientarse hacia una economía informal, y a permanecer en ella, contrariamente a aquellos que entran en una edad un poco más avanzada, con un mejor nivel de instrucción.

Es, digámoslo, un componente esencial de la mayoría de las economías subsaharianas, donde su contribución al PIB oscila entre el 25 y el 65% y donde representa entre el 30 y el 90% del empleo no agrícola. La experiencia internacional muestra que la proporción de la economía informal disminuye cuando aumenta el nivel de desarrollo; Sin embargo, en África, lo informal sigue siendo la principal fuente de empleo.
Otra sería la oportunidad tecnológica, que abre las puertas a la creación y a la entrada en el sector de los servicios gracias a la rápida extensión de la fuente 4G y a la mejora de la conectividad. La alta penetración de la telefonía móvil ha pasado de un 28 a un 55% entre 2016 y 2020 en el África subsahariana y de un 46 a un 65% en África del Norte y Oriente Medio en el mismo periodo vi . La industria móvil en el África subsahariana sigue jugando un papel crucial en la respuesta a la COVID-19. Las redes móviles se han convertido en un salvavidas para sociedad durante la pandemia, permitiendo a personas y empresas quedarse conectadas y seguir trabajando, mediante aprendizaje y otras actividades a pesar de las restricciones sociales. El aumento significativo en la adopción y el uso de los servicios móviles desde el principio de la pandemia, en particular los datos, teléfonos, y dineros móviles, reflejan la utilidad de la tecnología móvil en tiempos difíciles.
 

Una tercera vía es la emigración; es difícil no admitirlo, la juventud africana relaciona las oportunidades de empleo y de éxito con un éxodo rural hacia las ciudades, aunque ello no garantice una mejor inserción en el mercado de trabajo. Los procesos migratorios cambian de escala y lugar dado que para algunos jóvenes ya sean urbanos o rurales las posibilidades de un futuro social soñado se encuentran allende los mares y la emigración de unos cuantos, hacia Europa, invita a hacer lo mismo a los siguientes vii

Una cuarta vía existente es la de ser alguien a través de la radicalización violenta. 

África es considerada como el continente más joven, con el mayor número de hijos y jóvenes que cualquier otro continente. La población joven representa ventajas para el desarrollo económico de África, debido a su vitalidad y a una mejor capacidad de trabajo, pero ella también puede conducir a una mayor demanda de desarrollo y aumentar los riesgos de seguridad. Los Estados deben traducir este potencial de manera significativa en activos nacionales: políticos, sociales y económicos.

La participación en la guerra supone para los jóvenes ociosos una ventana de oportunidad para realizarse. El compromiso en un conflicto armado les permite acceder a recursos que les eran prohibidos, mientras que empuñar las armas les sacaría de la invisibilidad social y les ofrecería un nuevo estatus social no previsto viii .  

3.    Conclusión

Tanto en las ciudades como en el campo, la impaciencia de los jóvenes es una realidad. Dan pruebas de imaginación y son capaces de demostrar innovación y deseos de emancipación convirtiéndose en agentes del cambio social. Pero la ausencia de respuestas políticas a sus deseos les convierte a veces en radicales y hace que el diálogo de sordos entre estos jóvenes y los poderes públicos no dure mucho tiempo. Para todo ello es preciso desde la base llevar a cabo una reforma de los sistemas educativos y trabajar en políticas públicas que tengan en cuenta a la juventud africana.

•    África convive con los riesgos medioambientales

La sequía en Somalia ha dejado a más de dos millones de personas enfrentando una grave escasez de alimentos y agua. Somalia está en la primera línea del cambio climático y ha experimentado más de 30 peligros relacionados con el clima desde 1990, incluidas 12 sequías y 19 inundaciones.

Resumen

En su conjunto, durante el siglo XX se ha producido un incremento de 0,6ºC (1,1ºF) en medición de superficie ix .  La tierra es más cálida ahora que hace un siglo, pero no se sabe muy bien por qué. El cambio climático ha existido siempre y seguirá existiendo. El clima cambia desde siempre y no digamos el tiempo atmosférico. Por ello, hablar de cambio climático es una obviedad y no evoluciona igual en todas partes del globo. Una de ellas es África.

África y el clima consecuencias medioambientales y económicas

África está experimentando los mayores efectos del clima que cualquier región del mundo. Desde olas de calor más frecuentes y prolongadas hasta sequías, inundaciones y ciclones, estos fenómenos ya han afectado a millones de africanos y amenazado sus medios de subsistencia.

Estas interrupciones y la disminución de la viabilidad de la tierra cultivable están remodelando el panorama de seguridad de África. Las amenazas de la presión sobre la tierra y la tala ilegal en la cuenca del Congo, el segundo sumidero de carbono más grande del mundo, son particularmente preocupantes.

África se está calentando, pero no es la primera vez. ¿A qué se debe el episodio actual de calentamiento?

Una vez más, el largo plazo, y en este caso el muy largo plazo, nos permite poner los hechos en perspectiva para dar un paso atrás en las reacciones contemporáneas. La paleoclimatología x ,  la climatología tropical, la arqueología y la historia reconocen que, en el pasado, y durante cientos de miles de años, el clima africano ha cambiado profundamente, a veces con variaciones considerables. Los climatólogos tropicales han demostrado que el calentamiento actual es tanto un fenómeno natural -aunque la demografía suicida del Sahel empeora dramáticamente la desertificación- como uno de largo plazo que forma parte de un ciclo que comenzó hace 5.000 años, de nuevo sin responsabilidad humana. Los arqueólogos nos enseñan que, durante los últimos quince milenios, fueron estos cambios climáticos los que, de norte a sur y de este a oeste, condicionaron el establecimiento de las poblaciones africanas. Las sequías más recientes se ven agravadas por la presión demográfica. La sobrecarga de pastos, el desrame, la destrucción de tamariscos transformados en leña destinada a abastecer los hornos de los panaderos para alimentar a una población demográfica suicida, y el abandono de las tradicionales rotaciones trienales. Todo esto conduce al agotamiento del suelo, un fenómeno que hoy se acelera. El problema es que los observadores confunden origen e influencia, dos nociones científicamente diferentes. Además, proceden por afirmaciones, un enfoque que proviene de la creencia y a veces incluso del totalitarismo, no del dominio de la prueba. En África el clima no ha cesado de cambiar. 

Lo que sí necesita África, tal como lo describe Michel Griffon xi , es una doble revolución verde: económica, que la permitiría mediante una mejora de la productividad responder a la presión de la demanda, y ecológica, que aseguraría la mejora de la calidad y la protección del medio ambiente. Se estima que unos 500.000 Km2 de tierras están siendo degradadas por la erosión del suelo, la salinización, la polución y la deforestación. Las sociedades y poblaciones africanas vulnerables tienen una frágil resiliencia hacia los choques medioambientales. Según algunas estadísticas, el continente es responsable del 4% de las emisiones de gas de efecto invernadero a nivel internacional, pero al mismo tiempo es también quien sufre más agudamente el recalentamiento climático sobre todo en las costas.  Sobre la fachada africana del Atlántico, el agua (siempre según estimaciones) sube de 1 a 6mm por año en algunos lugares con máximos principalmente en las orillas occidentales (de Nuakchot a Lagos el mar invade el nivel en sus costas de 1 a 5 metros por año perjudicando a las ciudades portuarias que representan un 42% de la economía de África occidental). Lo mismo ocurre en Maputo o en Dar es- Salaam mientras que en las de Ciudad del Cabo ocurre lo contrario, la falta de agua agudiza la penuria de la región debido a la sequía de sus capas freáticas.

África, en cualquier caso, es muy variada y tiene prácticamente todos los climas mundiales a excepción de las zonas septentrionales. Gracias a su selva ecuatorial, el África central tiene el segundo sumidero de carbono del planeta después de la Amazonía disponiendo de reservas hidráulicas considerables. En el lado opuesto las regiones del Sahel sufren los efectos de la desertificación y ven crecer el número de refugiados climáticos en sus tierras. Nigeria y Angola, países petroleros, son los principales contaminadores del continente.
El continente africano es bajo en contaminación, pero está pagando un alto precio por la crisis climática xii .  A pesar de tener el 17% de la población mundial, África representa solo el 3% de las emisiones globales acumuladas de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos afectan a África de manera desproporcionada, con graves consecuencias económicas, sociales y ambientales para su población.

Pensemos como ejemplo en la agricultura, que en África representa en 65% del empleo y el 75% de comercio interno. No voy a entrar en lo referente a su necesaria transformación, pues sería objeto de otro trabajo, pero la influencia del clima, como ocurre y ha ocurrido siempre, tiene su repercusión en este sector primario y más en África. La producción agrícola y la seguridad alimentaria podrían verse comprometidas pues aproximadamente el 85% de su producción es de secano y por ello vulnerable a los cambios del clima y sus efectos. 

Los cambios climáticos, como el aumento de las temperaturas y la reducción de los suministros de agua, así como la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, tienen un impacto en la agricultura. Según la famosa revista científica internacional Science, el sur de África y el sur de Asia serán las dos regiones del mundo cuya producción agrícola se verá más afectada por el clima y sus variaciones en 2030. Por ejemplo, las variedades trigo crecen bien a temperaturas entre 15 y 20 ºC, pero la temperatura anual promedio en el África subsahariana ahora excede este rango durante la temporada de crecimiento. De continuar estas tendencias climáticas, la producción de trigo podría registrar una caída del 10 al 20% para 2030 en comparación con los rendimientos de los años 1998-2002.

La inseguridad alimentaria también podría ser una fuente de inestabilidad social, como ha ocurrido en el pasado. Entre 2007 y 2008, varios países sufrieron disturbios en respuesta al aumento vertiginoso de los precios de los productos alimenticios básicos. En 2010, cientos de manifestantes salieron a las calles de Mozambique para protestar contra el aumento del 25% en el precio del trigo, provocado por la escasez mundial, en parte atribuible a los incendios forestales que arrasaron los cultivos en Rusia, tras un período de temperaturas extremas. El aumento del precio del pan había provocado violencia, saqueos, incendios e incluso muertes.

Por lo tanto, la pregunta es si el sistema agrícola africano está listo para enfrentar este desafío.

África debiera producir un 70% más de alimentos para el año 2050, siempre que pueda responder en particular a los desafíos climáticos. La agricultura biológica es una de las vías más prometedoras para que África pueda enfrentarse a los desafíos del futuro. Aunque hoy todavía marginal está cada vez más presente en los mercados locales como en los de exportación. Esta agricultura cubre aproximadamente 1,8millones de hectáreas es decir solo un 0,2% de las tierras cultivadas del continente xiii

•    La asignatura educativa como lanzadera de desarrollo

En 2022, más de una cuarta parte de la población africana está en edad escolar. En 2035, estos jóvenes estarán en el mercado laboral.  Por lo tanto, debemos invertir ahora en la educación de los que mañana tendrán el futuro del continente en sus manos. (Unesco. Cinco desafíos para la educación en África 10/05/2022)

La educación, vector de supervivencia y realización, es la inversión más efectiva en lucha contra la pobreza, y contribuye a la mejora del desarrollo socioeconómico.

El acceso desigual a la formación, la polarización de los saberes y una fractura científica son conceptos opuestos entre los países desarrollados/emergentes y los países africanos. Estos últimos por razones varias (pobreza, falta de recursos, falta de financiación, escasa planificación etc.) conocen entre otros un éxodo creciente de competencias (un 30% de los cuadros formados ejercen fuera del continente). La mitad de los africanos y aproximadamente dos tercios de las mujeres son analfabetos. La educación para todos es un espejismo que se va alejando cuanto más cerca creemos tenerlo. A pesar de los progresos en tasa de escolarización mas de 40 millones de niños africanos no están aún escolarizados con diferencias importantes entre niños y niñas. Los porcentajes de no escolarización son aún preocupantes por poner un ejemplo un 60% de los jóvenes entre 15 y 17 años no están escolarizados.

Si a todo ello añadimos además otros factores adversos por nombrar alguno, como la escasez energética y la falta de electrificación que en muchas zonas provoca que las nuevas generaciones tengan que leer bajo las farolas y el halo de las lámparas solares, el camino se hace más difícil.

Con 3 personas de 5 con edades por debajo de 25 años y un 50% de la población con edades entre 3 y 24 años África es el continente mas joven de la tierra. En 2020 cerca de 800 millones de personas tenían menos de 25 años y unos 677 millones tenían edades entre 3 y 24 años. Además de su juventud, la población de África también está creciendo rápidamente. Desde el año 2000, el número de personas de 3 a 24 años ha aumentado un 58%, y según las estimaciones, deberá aumentar un 22% más en los próximos diez años.

El gran número de jóvenes que crece rápidamente en África representa tanto un riesgo como una oportunidad. La presión que se ejerce sobre los sistemas de educación y formación es considerable. Los países africanos, que ya tienen las tasas de asistencia escolar y los resultados del aprendizaje entre los más débiles en el mundo, también se enfrentan a una creciente demanda en materia de educación. Como hemos visto, en África, los niveles de desigualdad en el acceso a la educación se encuentran entre los más altos del mundo. También debemos asegurarnos de que, en todo el continente, los estudiantes sigan un curso adaptado a sus capacidades individuales y que tenga en cuenta las limitaciones externas (desigualdades familiares, lejanía, indigencia y enseñanza mediocre). En estas situaciones, es necesario luchar constantemente para que la escuela sea el lugar de la igualdad de oportunidades, y comprometer recursos humanos y materiales, para realizar un seguimiento específico del alumno hasta la asimilación de los fundamentos, junto con un control de conocimientos. 

El acceso a la educación debe ser posible en un modelo híbrido que combine el aprendizaje de conocimientos en formato presencial y a distancia, gracias a la tecnología digital. Así, el estudiante africano podrá aprovechar lo mejor de la educación, especialmente con los MOOC. Estos "Cursos en línea abiertos masivos" que permiten a todos aprovechar lecciones y cursos en línea gratuitos de universidades y escuelas de todo el mundo. Pero esto implica un acceso simplificado a Internet y a un teléfono inteligente, ya generalizado en el continente africano.

Niveles de alfabetización 

Los niveles de alfabetización y/o educación de los padres o cuidadores determina la escolarización y la trayectoria de escolarización y aprendizaje de los niños. El analfabetismo de los padres es uno de los obstáculos para la escolarización de los niños especialmente entre los grupos más marginados. También es uno de los factores que impiden el apoyo de los padres para mejorar la calidad de aprendizaje. Se ha observado en varios contextos en todo el mundo que la educación del cabeza de familia o los padres/cuidadores influyen positivamente en la escolarización del niño. 

La mayoría de los estudios realizados en el África subsahariana muestran que cuanto mayor es el nivel de educación del jefe de familia, mayor es la educación del niño. En definitiva, cuanto más alto sea el nivel de educación del cabeza de familia o de los padres/cuidadores, más probable es que el niño esté escolarizado.


La educación debiera ser una prioridad absoluta para los Gobiernos

En promedio, los Gobiernos africanos gastan el 4,1% de su PIB a la educación, poco más del umbral mínimo de referencia, y un poco menos que el promedio mundial (4,3%). A nivel de las regiones de continente, el porcentaje varía del 3,1% en África central al 5,9% en el África austral. Sin embargo, los datos nacionales revelan grandes disparidades El gasto público como porcentaje del PIB varía del 1% en la República Centroafricana al 8% en Sierra Leona. En más de la mitad de los países africanos, este porcentaje es inferior al 4%.

Según los cálculos del BAfD los países africanos gastan de media por alumno de primaria un 25% de lo que gastan los países latinoamericanos y un 5% de lo que gastan los países asiáticos. En lo que se refiere a los alumnos de segundaria, África se gasta por alumno menos de la mitad de los recursos que se gastan en América Latina y un 5% de los que se gastan los países de Asia. Dos factores influyen en el volumen del gasto público en educación como porcentaje del PIB, a saber: la capacidad de los gobiernos para movilizar recursos internos y la prioridad presupuestaria que dan los gobiernos al sector educativo xiv

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i  La selección de dichos desafíos es personal, existen otros desafíos que podrían mencionarse pues de Africa hay mucho que contar. Africa en si misma es una asignatura que merece integrarse en cualquier licenciatura de economía pues recoge todos los aspectos económicos, políticos y sociales que uno pueda nombrar.
ii  BAfD (2018) Perspectives économiques en Afrique 2018.Croissance, emploi et pauvreté en Afrique 2020, Abidjan
iii  OIT Organización internacional del trabajo
iv  Antoine P. (2001) ¿Contraints de rester jeunes ? 
v En Africa del Sur con discusiones en Facebook que sirvieron para que los dos principales partidos políticos, así como sus militantes ANC y DA participasen en un foro de discusión, así como de información y formación de opinión. (Steenkamp y Hyde-Clarke,2014)
vi  https://www.gsma.com/mobileeconomy/wp-content/uploads/2021/09/GSMA_ME_SSA_2021

vii https://publications.iom.int/system/files/pdf/Africa-Migration-Report-FR.pdf. Rapport sur la migration en Afrique. Remettre en question le récit. Union Africaine et ONU migration. 

 Africa y el suicidio demográfico. Rafael Gomez-Jordana Moya 

viii Collier P.2000 Economic causes of civil conflict and their implications for policy, World bank paper, nº1

 ix La medición de temperatura en superficie lleva aparejada un sesgo al alza. Los puntos de toma de temperatura rodeados de urbanización llevan consigo un notable calentamiento del entorno y por tanto de las cifras registradas y ello provoca una clara distorsión de los datos. J.R.Ferrandis: Crimen de estado
 x La paleoclimatología aborda el estudio del cambio climático con una dimensión temporal mayor a la que los instrumentos de medición meteorológica convencionales registran comúnmente. A través de diferentes disciplinas y mediante diferentes aproximaciones, es capaz de realizar una reconstrucción del clima en el pasado.
 xi Michel Griffon , nacido el 31 de octubre de 1948 en Bourges  , es un agrónomo francés que ha contribuido en gran medida a la creación de los conceptos de la doble revolución verde y la intensificación ecológica .
 xii https://www.dw.com/fr/changement-climatique-quels-enjeux-pour-lafrique/av-61101485

xiii  Libérer le potentiel agrícole. Philippe Hugon (géopolitique de l’Afrique)
 xiv Calculos de banco Africano de Desarrollo. Banque africaine de développement, Perspectives 
Économiques en Afrique 2020, p. 10.
 

Bibliografía 

•    Agencia Francesa de Desarrollo: La economía africana 2021
•    Géopolitique de L’Afrique : Philippe Hugon et Christophe Servant 
•    BAD 2018 Perspectives économique de l’Afrique Croissance, emploi et pauvreté en Afrique.
•    OIT 2020 Rapport sur l’emploi en Afrique (Re.Afrique) Relever le défi de l’emploi des jeunes, Genève.
•    La jeunesse africaine engagée pour la paix et la sécurité. Peter Biar Ajak (centre d’études stratégiques pour l’Afrique)
•    Africa en transformación Carlos Lopes (capitulo 5: adecuarse al cambio climático)
•    Geopolitique de l’Afrique. Philippe Hugon et Jean-Christophe Servant : Climat sur la ligne du front
•    Jose-Ramon Ferrandis. Crimen de Estado
•    Richard Munang es el Coordinador Regional para el Cambio Climático en la Oficina Regional para África del PNUMA. Para seguirlo en Twitter: @MTingem.
•    Jesica Andrews es Especialista en Adaptación de Ecosistemas en la Oficina Regional para África del PNUMA.
•    TRANSFORMER L’ÉDUCATION EN AFRIQUE. Un aperçu basé sur des données probantes et des recommandations pour des améliorations à long terme. Un rapport de l’UNICEF et de la Commission de l’Union africaine