Los desafíos del nuevo Gobierno sirio: seguridad, estabilidad y reconstrucción

El presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa - REUTERS/ KHALIL ASHAWI
Tras la caída Al-Assad, Siria se enfrenta a un camino lleno de obstáculos que también pueden desestabilizar otros países de la región  
  1. Las amenazas terroristas a la seguridad interna: Daesh y Hezbolá
  2. Lucha contra el narcotráfico y el captagon
  3. El papel del Servicio General de Seguridad
  4. La crisis económica y la reconstrucción del país
  5. Ataques a las minorías
  6. Cooperación internacional
  7. Un futuro incierto

Desde la caída del régimen de Bashar al-Assad y el ascenso al poder de la formación islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) como el nuevo gobierno sirio, el país enfrenta una serie de desafíos políticos, económicos y de seguridad. A pesar de la transición de un estado autoritario a una nueva administración, las amenazas que persisten, incluyendo el Daesh, la influencia de Hezbolá y el contrabando de captagon, siguen poniendo en riesgo la estabilidad de la región.

Aaron Y. Zelin, analista del Washington Institute for Near East Policy, considera que los esfuerzos para lograr estabilidad en Siria no solo son beneficiosos para Damasco, sino que también están en línea con los intereses de Estados Unidos y potencias regionales como Jordania, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

En concreto, Zelin destaca las amenaza que representa el Daesh para toda la región, el conflicto entre Israel y Hezbolá y la lucha contra el tráfico de captagon en los estados vecinos de Siria, como Jordania y Arabia Saudí. 

Las amenazas terroristas a la seguridad interna: Daesh y Hezbolá

Uno de los principales problemas que enfrenta el nuevo gobierno es la continuada amenaza del Daesh. A pesar de la derrota territorial del grupo yihadista, existen alrededor de 9.000 prisioneros del Daesh retenidos en el noreste de Siria, cuyo escape podría representar un enorme riesgo para la seguridad nacional.

Además, la relación entre el presidente sirio Ahmad al-Sharaa y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por Mazloum Abdi, aún está en proceso de definición, lo que 
podría afectar la capacidad del gobierno para combatir eficazmente al terrorismo.

De momento, Al-Sharaa y Abdi han firmado un acuerdo el pasado mes de marzo para integrar las fuerzas de las SDF en las instituciones del gobierno central y han establecido un comité central para implementar el acuerdo con subcomités militares y económicos especializados.

El presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, habla durante una formación ministerial del gobierno de la República Árabe Siria, en Damasco, Siria, el 29 de marzo de 2025 - REUTERS/ KHALLIL ASHAWI 

Aunque todavía queda esperar como se desarrolla, Zelin espera que este acuerdo unifique al país y cree un marco más sostenible para enfrentar al Daesh. 

Por otro lado, otro grupo terrorista que sigue manteniendo una presencia significativa en el país, sobre todo en la región fronteriza con el Líbano, es Hezbolá. Con la caída del régimen anterior, la organización chií respaldada por Irán ha intensificado sus esfuerzos por mantener el control de rutas de contrabando y estructuras militares establecidas durante el gobierno de Al-Assad. La lucha del nuevo gobierno para desmantelar estas redes de influencia se ha convertido en una prioridad para consolidar el control sobre el territorio.

No obstante, tal y como señala Zelin, a día de hoy la red de amenazas de Irán se ha debilitado significativamente en la región como resultado de los graves golpes que Israel infligió a Hezbolá en el Líbano a finales de 2024.

Además, las nuevas autoridades sirias se han enfrentando en varias ocasiones con Hezbolá en la frontera con el Líbano y han detenido células del grupo libanés implicadas en el contrabando de armas.

“Hasta el momento, el nuevo gobierno ha arrestado a seis células de Hezbolá desde la caída del régimen. La mayoría de ellas se encontraban en las zonas fronterizas entre Siria y el Líbano, en las gobernaciones de Tartus, Homs y Damasco Rural”, recuerda Zelin, quien destaca que todas estas células intentaban contrabandear armas ilegalmente desde Siria al Líbano para proporcionárselas a Hezbolá, incluyendo kalashnikovs, rifles automáticos, cohetes, piezas de drones y municiones.

Ceremonia fúnebre pública por los difuntos líderes de Hezbolá, Hassan Nasrallah y Hashem Safieddine, quienes murieron en ataques aéreos israelíes el año pasado, en el Estadio de la Ciudad Deportiva Camille Chamoun, en las afueras de Beirut, Líbano, el 23 de febrero de 2025 - REUTERS/ THAIER AL-SUDANI

Lucha contra el narcotráfico y el captagon

Hezbolá también ha estado estrechamente vinculado con el contrabando de captagon, una de las principales fuentes de ingresos del régimen de Al-Assad.

“Debido a déficits presupuestarios similares como consecuencia de la guerra civil siria, y a la incapacidad del régimen de Asad para acceder a capital significativo fuera de la ayuda de Rusia, Irán y Hezbolá debido a las sanciones estadounidenses, el régimen de Asad se convirtió cada vez más en un narcoestado productor de Captagon en la última parte de su mandato”, explica Zelin. “En uno de los muchos ejemplos, en 2018, el régimen se apoderó de una fábrica de patatas fritas y la convirtió en una fábrica productora de Captagon”, añade. 

Bolsas con productos químicos se colocan dentro de un edificio que supuestamente es una fábrica de Captagon, según combatientes leales a la nueva administración gobernante de Siria, en las afueras de Damasco, Siria, el 12 de diciembre de 2024 - REUTERS/ MOHAMED AZAKIRAKI

A pesar de la caída del anterior régimen esta droga sigue siendo una problemática persistente ya que su producción y distribución continúa relacionada a redes delictivas que incluyen a Hezbolá y antiguos funcionarios del régimen.

Desde la toma del poder, el nuevo gobierno ha llevado a cabo 20 incautaciones de Captagon, un estimulante similar a la anfetamina, en regiones clave como Alepo, Damasco, Daraa, Deir ez-Zor, Homs e Idlib. La incautación más grande hasta la fecha ocurrió el 21 de marzo de 2025, cuando se confiscaron tres millones de pastillas en Alepo.

Para Zelin, estas incautaciones ponen de manifiesto tanto el alcance continuo del desafío como “el compromiso de los nuevos gobernantes de Damasco de enfrentarlo”. 

Las fuerzas de seguridad interna kurdas hacen guardia tras incautar una cantidad de pastillas de captagon en Qamishli, Siria, el 25 de marzo de 2025 - REUTERS/ ORHAN QEREMAN 

El papel del Servicio General de Seguridad

Desde la transición del HTS al nuevo gobierno se ha implementado un enfoque legal y estructurado para enfrentar las amenazas a la seguridad. El "Servicio General de Seguridad", fundado oficialmente en 2020, ha jugado un papel crucial en la identificación y neutralización de amenazas. Sus principales ramas incluyen la Oficina de Información Regional, el Departamento de Seguridad Interna, la Cartera de Delitos Organizados y la lucha contra el terrorismo. Bajo esta estructura, el nuevo gobierno ha llevado a cabo operaciones exitosas contra células del Daesh y Hezbolá.

Entre las operaciones más destacadas, el 11 de enero de 2025 las fuerzas de seguridad frustraron un ataque de Daesh contra el santuario chiíta de Sayyida Zeinab, con apoyo de inteligencia estadounidense. Asimismo, el 15 de febrero de 2025, la Dirección General de Seguridad capturó a Abu al-Harith al-Iraqi, un líder clave del grupo terrorista vinculado a atentados recientes.

Un combatiente del partido gobernante sirio pisa una bandera siria bajo el régimen de Bashar al-Assad, tendida en el suelo junto a una foto del derrocado Bashar al-Assad, en Alepo, Siria - REUTERS/ UMIT BEKTAS

La crisis económica y la reconstrucción del país

Más allá de los desafíos en seguridad, Siria enfrenta una crisis económica devastadora. Con una infraestructura colapsada, altos niveles de desempleo y sanciones internacionales, el gobierno se encuentra en una difícil situación para garantizar estabilidad y desarrollo. La reconstrucción del país requiere de apoyo internacional, así como de la generación de nuevas fuentes de ingresos que no dependan de actividades ilícitas como el narcotráfico.

Además, las tensiones sectarias siguen presentes en diversas regiones, especialmente en la costa siria, donde el legado del conflicto aún pesa sobre la población. La estabilidad política y social dependerá de la capacidad del nuevo gobierno para implementar un modelo de gobernanza inclusivo y transparente.

Fajos de billetes sirios se apilan mientras un empleado cuenta el dinero en el banco central sirio, tras el derrocamiento de Bashar al-Assad, en Damasco, Siria - REUTERS/ AMMAR AWAD

Ataques a las minorías

En este sentido, es necesario recordar las masacres cometidas el pasado mes de marzo contra las minorías del país, especialmente los alauitas.

Según cifras del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, más de 1.000 personas -la mayoría civiles- fueron asesinadas en el peor episodio de violencia que sufrió el país desde la caída de Al-Assad en diciembre. 

Aunque el presidente Al-Sharaa prometiese "responsabilizar, con firmeza y sin indulgencia, a cualquiera que haya estado involucrado en el derramamiento de sangre de civiles”, estas masacres pusieron en duda la capacidad del nuevo gobierno para mantener la paz en un país que todavía sufre los efectos de más de una década de conflicto. 

Personal del ejército sirio viaja en un vehículo militar rumbo a Latakia para unirse a la lucha contra los combatientes vinculados al derrocado líder sirio Bashar al-Assad, en Alepo, Siria, el 7 de marzo de 2025 - REUTERS/ MAHMOUD HASSANO

Cooperación internacional

A nivel externo, el futuro del nuevo gobierno sirio también estará determinado por su capacidad de establecer relaciones diplomáticas sólidas con potencias regionales e internacionales. Países como Jordania, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos han mostrado interés en apoyar la estabilidad en Siria, siempre que el nuevo liderazgo demuestre compromiso con la seguridad y el desarrollo.

Además de la importancia de seguir impulsando en Damasco un gobierno inclusivo, abierto y transparente, Zelin recalca que también hay mucho en juego para “la seguridad futura de Siria, la región y más allá”. Por estas razones, el analista considera necesario que “Washington, Londres, París, Berlín, Bruselas, Amán, Ankara, Jerusalén, Riad, Abu Dabi, Bagdad, Beirut y otros países se coordinen y apoyen a los nuevos gobernantes de Damasco en su lucha contra el Daesh, Hezbolá y el Captagon”. 

Un combatiente del Ejército Libre Sirio porta su arma frente a un grafiti con la leyenda Daesh en el barrio de Masaken Hanano, Alepo - REUTERS//JALAL ALHALABI

Un futuro incierto

El nuevo gobierno sirio enfrenta enormes desafíos en su intento por consolidar el poder y garantizar la estabilidad del país. La lucha el terrorismo y el narcotráfico, así como la crisis económica y la necesidad de una gobernanza inclusiva, representan desafíos importantes para Damasco. 

No obstante, los avances en seguridad y la cooperación internacional representan una gran oportunidad para que Siria inicie un camino hacia la recuperación y la estabilidad. La clave estará en la capacidad del nuevo gobierno para mantener el control interno, proteger a las minorías y fortalecer sus relaciones externas en un entorno geopolítico volátil.