Condenada a diez años de cárcel la yihadista que dejó morir de sed a una menor
Jennifer Wenisch, una yihadista de procedencia alemana, ha sido condenada a 10 años por un crimen cometido en Irak. La Fiscalía la había acusado, hace ya dos años y medio, que es cuando empezó el juicio, de homicidio por el asesinato de una menor.
La Audiencia Territorial de Múnich escuchó el veredicto y el relato por lo que se le acusa. Wenisch, en 2015, vivía en Irak junto a su marido y los dos pertenecían al Daesh. En esa época, que residían al oeste de Bagdad, habían comprado a una niña de cinco años y a su madre, con creencias en la religión yazidí, como esclavas. Durante todo el tiempo que pertenecieron a la familia de yihadistas, la madre fue maltratada por la pareja de Wenisch desde que llegó a la casa, según ha recogido el comunicado del tribunal donde la madre de la niña estuvo presente. Un día, el hombre llamado Taha Al. J, que esta siendo juzgado por el mismo hecho en un tribunal de Frankfurt, encontró que la menor había mojado la cama durante la noche, por lo que la castigó atándola y dejándola en un patio, bajo un sol de 45º grados. La niña murió a causa de sed por las condiciones en las que se encontraba. Según el tribunal, la condenada podía haber evitado los hechos, pero ella misma testificó que no se podía enfrentar con el hombre con él que se caso y que le fue imposible desatar a la niña. Aunque los jueces aseguran que no lo hizo por su apoyo al Daesh y al genocidio que han hecho con los yazídies.
La Fiscalía en un principio pidió cadena perpetua por omisión en un homicidio, además de sumarle delitos como crímenes de guerra, pertenecer una organización terrorista en el extranjero y tenencia de armas. Jennifer Wenisch fue primeramente arrestada en Turquía, cuando salía de la Embajada de Alemania en Ankara, por lo que fue devuelta al país germano, pero allí quedó en libertad. Pero tanto el FBI como el servicio secreto alemán llevaban ya tiempo detrás de ella, porque sabían que estaba intentando volver a Oriente Medio, por lo que volvió a ser arrestada en Alemania cuando intentó huir al califato, a Siria o a Irak en el 2018. Ella intentó regresar por medio terrestre, a través de Grecia y en su camino, un informante infiltrado la recogió en coche en Baja Sajonia para llevarla hasta Baviera, donde la mujer contó todo lo que había hecho, y por supuesto, fue grabado todo y es una pieza fundamental en el juicio.
Según los fiscales del caso, Wenisch entró en 2015 a formar parte del Daesh, en la parte paramilitar y en la toma de decisiones. Ella había viajado en 2014 a Irak para casarse con su marido, que ya era del ejército yihadista. Allí, la mujer que ahora tiene 30 años, formó parte de la policía moral de los yihadistas, que se dedicaba a patrullar por las noches para asegurarse de que las mujeres de la zona acataban las ordenes de vestimenta y conducta impuestas por el régimen.
Desde el año 2014, Daesh ha cometido un genocidio contra el pueblo yazidí y este continúa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido los crímenes contra esta etnia de Irak, y ha avisado de que, desde que los yihadistas tomaron el control, más de 3.200 mujeres y niños se encuentran bajo la mano del Daesh, y son utilizadas las mujeres como esclavas sexuales y los niños son entrenados para ser soldados del régimen.
Varios supervivientes, que han podido escapar, afirman que niños han sido arrebatados de sus familias, menores de edad han sido violadas y vendidas como esclavas; a los hombres les obligaban entre convertirse al régimen o morir. Además, a los niños que obligaban a ser soldados les hacían ver decapitaciones y eran instruidos en que tenían que luchar por el islam.