Entra en vigor, con recelos, la prohibición del burka impulsada por el Gobierno holandés
Alex Erquicia
Pie de foto: Dos mujeres con burka a las afueras de un edificio público en Ámsterdam, capital de los Países Bajos, en una foto de archivo del 05 de diciembre de 2005. AFP/ANP/JUAN VRIJDAG
En Países Bajos la entrada en vigor de la polémica ley que prohíbe usar el burka en determinados espacios públicos no deja de ser un tema controversial. Las personas que lo incumplan pueden llegar a ser sancionadas con una multa desde 150 euros a 400 euros. El burka tapa todo el cuerpo, incluidos los ojos con una rejilla, mientras que el niqab oculta todo el cuerpo menos los ojos.
Seguían existiendo muchas dudas alrededor de su implementación. Incluso sectores sobre los que se aplica ya habían anunciado que no se ceñirían a la ley. Dicha legislación prohíbe el uso de todo tipo de prendas que oculten la cara, como el velo islámico que cubre el rostro, en lugares como escuelas, transporte público, hospitales o edificios gubernamentales.
La ley, que no incluye los pañuelos que no cubran la cara, entró en vigor el 1 de agosto. Además prohíbe el uso en esos espacios de todos los atuendos que cubren la cara, incluidos, por ejemplo, cascos de moto y pasamontañas, en edificios públicos, pero no en la calle. Por ese motivo la norma define la prohibición como "parcial".
La controversia estaba servida, previa a su entrada, dado que las compañías del sector de transporte público habían anunciado que no aplicarían la prohibición del burka. "La nueva ley no es viable para nosotros", aseguraba un representante de las empresas de transporte público del país. Todos los empleados han recibido instrucciones de que el transporte público en los Países Bajos es de todos y que, por lo tanto, a los viajeros nunca se les puede negar el acceso al medio de transporte, según recoge ad.nl, un tabloide holandés.
Además aseguran que la aplicación de la ley recae en la Policía y no en las compañías de transporte público, o los inspectores. Así, las instrucciones que han recibido todos los empleados del transporte público es la de informar a los pasajeros de la prohibición, pero evitar cualquier tipo de choque con las personas que lo porten, cuando entren en un autobús o tranvía.
En declaraciones al periódico, el portavoz de transportes, Pedro Peters, ha indicado que los transportistas nunca han tenido problemas con las mujeres que se tapan la cara con un burka. "Si se solicita una tarjeta de identificación durante un chequeo, estos viajeros siempre muestran sus caras. Nunca ha habido un problema con nosotros", dijo el portavoz de transporte, Pedro Peters.
Pie de foto: Mujeres con burka pasan por el Palacio de Justicia de La Haya el 1 de diciembre de 2014. AFP/FOTO ANP/FILER JERRY LAMPEN
Otra muestra más de lo que puede ser la inviabilidad de la ley viene por parte de la Policía local y su capacidad de implementar la ley. "‘La policía nos dijo que no atenderán incidentes en un tren, autobús o metro dentro de media hora, lo que significa que estaríamos atrapados. El servicio no puede ser interrumpido", asegura Peters. Por su parte, la Policía ha dicho que no irá "tras un tranvía en movimiento donde una persona está infringiendo la ley cubriéndose la cara".
Según parece, el desafío a la ley de los Países Bajos con la utilización del burka, u otros atuendos que cubran la cara, en espacios públicos hará que primero se le pida a la mujer musulmana, o cualquier otra persona, que tenga la cara cubierta con algo que se lo quite o que abandone el lugar. Si es necesario, se puede llamar a la Policía que puede emitir una multa.
Con la entrada en vigor el uso del burka, prácticamente quedará limitado a las calles, algo que en si es contradictorio. El Consejo de Estado ha señalado que solo entre 200 y 400 mujeres usan el burka o niqab de una población de 17 millones de personas en Países Bajos y que la decisión de llevarlo viene recogida constitucionalmente en el derecho a la libertad de religión. Bajo ese pretexto es posible que las tres ciudades principales de Ámsterdam, Rotterdam y Utrecht hagan la vista gorda a la nueva ley.
Se estima que alrededor del 6% de la población actual en los Países Bajos es musulmana, en comparación con menos del 1% a principios de la década de 1970. En ese tiempo, políticos holandeses de extrema derecha han politizado el islam, lo que ha llevado a una mayor estigmatización.
El 1 de agosto se hizo oficial la ley que fue aprobada en junio del año pasado por el Senado tras el voto a favor de la Cámara Baja en 2016 tras más de diez años de intento. Uno de sus principales propulsores desde el inicio ha sido el líder de extrema derecha y cabeza del Partido por la Libertad (PVV), Geert Wilders, que hoy representa la segunda fuerza más votada del país (tiene 20 escaños en un Parlamento de 150).
Pie de foto: El político holandés de extrema derecha, Geert Wilders, que puso la prohibición del burka en la agenda del país hace trece años. REUTERS/FRANCOIS WALSCHAERTS
"Este es el primer paso, y el siguiente es cerrar todas las mezquitas en los Países Bajos", dijo el senador Marjolein Faber-Van de Klashorst, miembro del partido de Wilders, según Associated Press. Wilders, que no logró convertirse en primer ministro de su país en 2017, es considerado el perdedor de los últimos comicios europeos y ha perdido mucha confianza de su electorado y del propio partido. Eso no le ha detenido en celebrar la entrada en vigor de la nueva ley y repetir su mensaje de que "[los musulmanes] ignoran nuestras leyes, nuestros valores y democracia y quieren dominarnos con violencia brutal y terror mortal", según escribió en Twitter. Además ha publicado un vídeo que dice: "la moción de Wilders se convierte en ley".
El debate sobre el uso del velo es un tema que tiene a Europa dividida. Los críticos con la nueva ley dicen que se dirige directamente a las mujeres musulmanas en un momento en que el sentimiento antiislámico se extiende por Europa y el mundo. Las distintas partes difieren, unas aseguran que la prohibición es un ataque a la libertad de expresión y a la libertad religiosa mientras que otras dicen que es necesario para hacer cumplir la seguridad nacional.
Los Países Bajos fueron el primer país europeo en proponer una prohibición del burka en 2005 y desde entonces el debate sobre el velo ha cogido fuerza en otros países europeos. Francia y Bélgica se adelantaron a prohibir el burka en cualquier entorno público; las leyes de los dos países han sido avaladas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en 2014, respaldó la ley francesa, vigente desde 2011, que prohíbe usar prendas en los espacios públicos que oculten el rostro y en julio de 2017 del niqab en Bélgica). Hace un año entró en vigor la prohibición de cubrirse el rostro en público en Dinamarca también. Austria y Bulgaria también han impuesto sus versiones de la prohibición. Mientras tanto, las discusiones sobre la implementación de la prohibición de cubrirse el rostro siguen presente en otros países europeos e incluso del norte de África, como Túnez.
Una ilustración de la islamofobia en Países Bajos sucedió en 2012 cuando la reina Beatriz de Holanda fue duramente criticada por el hecho de que en su visita a la Gran Mezquita de Abu Dhabi portara el velo islámico. Pese a que quedó en una anécdota, hoy es evidente que la criminalización del uso del burka seguirá siendo un tema polémico en Países Bajos a tenor de lo difícil que resulta la implementación de la ley.