El juicio de Paris desembarca en CaixaForum Barcelona: así se instala un Rubens

El personal técnico preparando la obra para exponerla en CaixaForum Barcelona - PHOTO/Anabella Noé Condoleo Carretero/Fundación ”la Caixa”
El silencio en la sala se podría cortar con bisturí
Ataviados con chalecos reflectantes y guantes, los operarios se preparan para abrir la caja de madera. El recipiente, de dos metros de alto y casi cuatro de ancho, espera reclinado con delicadeza en una sala aún vacía de CaixaForum Barcelona. El silencio en la sala se podría cortar con bisturí. No todos los días se presencia el desembalaje de una obra maestra de la pintura: Se trata de El juicio de Paris (1638-1639), de Pedro Pablo Rubens. La tela, que será la estrella indiscutible de la exposición Rubens y los artistas del Barroco flamenco, descansa en ese envoltorio desde hace cuatro días tras viajar en un tráiler con control de temperatura y humedad desde el Museo Nacional del Prado de Madrid.
  1. Más brillo tras una restauración de nueve meses
  2. Colgar El juicio de Paris, la coreografía final 

La pieza no viaja sola. La acompañan un escolta que garantiza su seguridad y un “correo” del Prado, un profesional técnico cuya labor consiste en custodiar las obras de arte cuando son prestadas a otras instituciones. “Nos encargamos de revisar que las piezas que salen del museo mantienen su estado de conservación”, explica la restauradora y conservadora Alicia Peral, correo de El juicio de Paris, casi su “ángel de la guarda”. “Estamos allí cuando se cierra la caja en Madrid y cuando se abre en su destino, así como en los viajes de ida y vuelta”.  

Una visitante admira la obra "El juicio de Paris" de Rubens en CaixaForum Barcelona - PHOTO/Anabella Noé Condoleo Carretero/Fundación ”la Caixa”

La llegada de la pintura hasta esta sala no ha sido fácil. Anna Penalva, coordinadora de la exposición, nos cuenta que una de las reglas de oro en el traslado de obras de este tipo es moverlas lo mínimo indispensable, pero cuando el lienzo es de grandes dimensiones, la cosa se complica. Mostrándonos imágenes del proceso en su teléfono móvil, Penalva nos explica que hubo que serrar el dintel de una puerta exterior de hierro para que la caja pudiera entrar directamente en la sala donde se exhibirá la pintura.  

El desembalaje tiene algo de liturgia. No se oye más que el roce de las manos con la madera, el contacto de las herramientas, el murmullo de las instrucciones. Es un proceso laborioso que impone un silencio instantáneo cuando el grupo de seis técnicos retira, con precisión casi coreográfica, la cubierta exterior de la caja protectora hecha a medida y descubre la composición. 

“El desembalaje tiene algo de liturgia. No se oye más que el roce de las manos con la madera, el contacto de las herramientas, el murmullo de las instrucciones” 

En ese momento y bajo la mirada atenta de las diosas Juno, Minerva y Venus, Alicia Peral inicia la evaluación técnica, casi un ritual: documentación en mano, con una linterna que resigue la superficie de la tela y con registros fotográficos en alta resolución como guía. Estas herramientas, sin embargo, no pueden sustituir su mirada entrenada: “Es un trabajo que depende mucho de la observación”, remarca Peral. “El arte no es perfecto y hay cosas como la tensión de la tela o ciertas deformaciones que solo puede apreciar el ojo humano”.

No hay sorpresas. Tras la espera, la evaluación técnica concluye de manera satisfactoria. Y no es casualidad: “Se hace mucho trabajo previo para que no ocurran imprevistos”, aclara Peral. “Las cajas están preparadas para no afectar a las obras, los camiones mantienen condiciones de temperatura y humedad… Todo está preparado para que no haya sustos”. 

Pese a toda la planificación, el ritmo lo marca la pieza. “El tipo de revisión que hacemos depende mucho del estado y el tamaño de cada obra”, explica la restauradora del Prado. “En este caso, el cuadro está recién restaurado, por lo que presenta buenas condiciones y eso ayuda a detectar si le ha pasado algo”.  

Restauradoras del Museo del Prado comprueban el estado de la obra "El juicio de Paris" en CaixaForum Barcelona - PHOTO/Anabella Noé Condoleo Carretero/Fundación ”la Caixa”

Más brillo tras una restauración de nueve meses

Hasta hace poco, El juicio de Paris colgaba en uno de los pasillos centrales del Prado, pero ha vivido un paréntesis de nueve meses de restauración. De hecho, la exposición Rubens y los artistas del Barroco flamenco supondrá la primera ocasión en la que se muestre al público de nuevo. “La pieza ha sido restaurada de manera general por la restauradora del Prado, María Antonia López de Asiaín, que le ha devuelto brillo y equilibrado la composición”, explica Alicia Peral. “También se han quitado una serie de añadidos del siglo XVIII que tapaban la desnudez de las diosas por el pudor de la época”.  

El cuadro, que representa una escena mitológica en la que Paris, príncipe troyano, debe elegir a la más bella entre las diosas Juno, Minerva y Venus, supuso un desafío de Rubens a los convencionalismos de su época al apostar por la voluptuosidad de las figuras femeninas. En Barcelona, la pieza respira con libertad y se muestra sin parte de los velos que habían cubierto los cuerpos a posteriori, recuperando así la intención original de su autor. “A veces ves que algunas de las obras que están expuestas pueden perder parte de su significado o su capacidad de comunicación con los espectadores y que es necesario restaurarlas”, explica Peral. “En esta ocasión vimos que era un momento en el que teníamos los medios técnicos para hacerlo y que podíamos tratar la obra con seguridad”.  

El personal técnico desembalando la obra "El juicio de Paris" de Rubens en CaixaForum Barcelona -PHOTO/Anabella Noé Condoleo Carretero/Fundación ”la Caixa”

Colgar El juicio de Paris, la coreografía final 

Terminada la revisión, el grupo de art handlers, técnicos especializados en manipular obras, pide silencio y espacio. Llega el momento más delicado, el movimiento final, con el que el cuadro queda suspendido en una de las paredes de las salas de exposición de CaixaForum Barcelona. Un instante, casi un cuadro dentro de un cuadro, en el que las figuras de los seis operarios parecen dialogar con las de la obra.  

Una sensación de alivio invade la sala. A cierta distancia, observando el resultado, Alicia Peral valora que la obra se va a poder apreciar “de un modo más íntimo” en Barcelona.  

La obra que ahora descansa en CaixaForum Barcelona jugará un rol central en la exposición Rubens y los artistas del Barroco flamenco, que se podrá visitar en Barcelona del 29 de mayo al 21 de septiembre. La muestra, comisariada por José Juan Pérez Preciado, se centra en el genio creador de Pedro Pablo Rubens, su influencia sobre generaciones de pintores y su papel clave en la transformación del lenguaje visual del siglo XVII. En las salas, sus obras establecen un diálogo con piezas de Van Dyck, Jordaens o Brueghel el Viejo demuestran que su estilo supuso una revolución estética en la pintura europea. 

La exposición reúne más de 60 obras y objetos, muchos de ellos procedentes de los fondos menos conocidos del Museo Nacional del Prado. Entre las piezas destacan Nacimiento de Apolo y Diana, La muerte de Séneca o La Inmaculada Concepción. Todas ellas compartirán salas con El juicio de Paris, así como el viaje de vuelta, proceso que se realizará de manera fluida gracias a los correos del Prado, que desarrollan una labor clave tras bastidores, ajenos a la mirada del público.