La Fundación Alternativas presenta una encuesta en colaboración con 40dB para evaluar el estado de opinión de la juventud nacional con respecto de la Unión Europea

La juventud española es europeísta

REUTERS/YVES HERMAN - La bandera de la Unión Europea ondea frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas (Bélgica)

¿Qué significa para los jóvenes la Unión Europea? Las nuevas generaciones parecen mantener cierta distancia con respecto de lo que ocurre en los pasillos de Bruselas, y el imaginario colectivo proyecta aún las figuras de los denominados ‘hombres de negro’, aquellos tipos trajeados que obligaron a los Estados miembro a abrocharse el cinturón durante la crisis de 2008. Hoy, más de una década después, Europa trata de coordinar otra respuesta ante una nueva crisis capaz de aglutinar, esta vez sí, el sentir de una nueva hornada de jóvenes.

En este contexto de recuperación económica, la Fundación Alternativas ha presentado este jueves la encuesta ‘Los jóvenes y la Unión Europea’, un estudio confeccionado en junio por la agencia de investigación 40dB con un objetivo principal: evaluar el estado de opinión acerca de la Unión Europea para los ciudadanos de entre 18 y 35 años.

El evento, dirigido por el coordinador del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Mateo Peyrouzet, ha contado con la presencia de jóvenes analistas con gran proyección. El panel lo han integrado Carlos Alemany, también miembro de la Fundación; Gonzalo Velasco, analista de opinión pública en el Parlamento Europeo; e Irina Betancor, analista política y colaboradora de elDiario.es. 

Alemany ha sintetizado los puntos más relevantes de la encuesta, relacionados principalmente con la existencia de una identidad europea, el papel de la juventud dentro de la comunidad política y la acción emprendida por la propia UE en la crisis de la COVID-19, así como el futuro de la organización. 

Para el politólogo Gonzalo Velasco, es “conveniente” que se realicen este tipo de análisis enfocados en la juventud, y que “no solo se nos tenga que criminalizar por la COVID-19 y no solo tenemos que pagar las pensiones de la generación baby-boom, sino que tenemos que vivir. Somos el futuro, pero también somos el presente de España y la Unión Europea”. 

En primer lugar, uno de los datos significativos que arroja el estudio estriba en la gran afección existente hacia la Unión Europea entre la juventud española. Dos de cada tres jóvenes se sienten europeísta, y hasta el 38,3% mantiene entre un ocho y un 10 de afinidad con la organización. En esta línea, más de la mitad creen que el grado de integración en la UE se ha conservado de la misma forma durante la pandemia y un 17% creen que este ha aumentado.

Para Peyrouzet, este sentimento de pertenencia a Europa radica en la necesidad de muchos jóvenes de emigrar a otros países de la Unión y, sobre todo, al efecto Erasmus. Según Betancor, los nuevos componentes de la sociedad española están preparados “para sentirse más europeos que nacionales” tras vivir cada vez más experiencias vitales a lo largo y ancho del continente. 

Por el contrario, la juventud es también consciente de los grandes debes de la Unión. La preocupación por la situación socioeconómica entre las nuevas generaciones es palpable y una tónica general que tiende a repetirse en todo el continente, sobre todo en los países del sur de Europa. El podio de preocupaciones lo conforman el desempleo, la dificultad para emanciparse, la calidad del empleo juvenil.

La lista recoge, además, una seria aflicción por la desigualdad socioeconómica, el cambio climático, la igualdad de género, las pensiones y el acceso y calidad de los servicios públicos, la conciliación laboral y, en última instancia, el crecimiento económico y la polarización política. 

En este sentido, Velasco ha asegurado que en España “tenemos una cruda realidad, tenemos problemas económicos y de índole laboral. Pero el punto positivo es que estamos vinculados a la Unión Europea”. Peyrouzet ha coincidido con la precariedad y el grado de vinculación hacia la UE, aunque considera que su generación “ha nacido con un contexto material bastante privilegiado”.

La otra cara de la moneda, esto es, las ventajas principales de formar parte de la Unión Europea para los jóvenes tienen que ver con la capacidad para viajar “libremente” sin la capacidad de visados y las oportunidades académicas y laborales en otros países de la zona –en el último punto sin la necesidad de obtener un permiso de trabajo–. Para Betancor, la juventud vincula esa libertad de movimiento “como una oportunidad económica”. “La UE es el futuro laboral y académico al que muchos jóvenes aspiran”, ha remarcado.

La capacidad para acceder a un mercado y moneda común y convivir en un espacio “donde se respetan y se hacen respetar la democracia y el Estado de derecho” son otros aspectos favorables para los jóvenes. Este último punto se ha puesto de relieve este mismo jueves con la apertura por parte de la UE de un expediente contra Hungría y Polonia por violar los derechos LGTBI.

Aprender del pasado

Las medidas de austeridad desplegadas desde Bruselas tras la crisis financiera de 2008 tensaron al máximo la cuerda entre algunos de los Estados miembro y el resto de la Unión Europea. Los estragos avivaron el sentimiento antieuropeísta y provocaron el surgimiento de nuevas formaciones políticas de carácter populista, por lo que la estrategia de la organización para responder a este nuevo escenario post-COVID es diametralmente opuesta.

Los fondos de recuperación Next Generation, aprobados hace un año por valor de 750.000 millones de euros, pretenden hacer las veces de un nuevo plan Marshall como vía de transformación económica tras la pandemia. La percepción de la juventud española, sin embargo, no parece corresponder a las acciones acometidas por la UE. Para ellos, especialmente los votantes de Unidas Podemos, la comunidad europea ha protegido antes a las grandes empresas que a las personas mayores o a los más vulnerables. La misma crítica que se ha venido repitiendo desde la anterior crisis.

Los jóvenes españoles ignoran en su mayoría la existencia de esta tabla de salvación, por lo que también desconocen el plan de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia impulsados en este caso por el Gobierno de España. Según el estudio, un 49,6% ni siquiera ha oído hablar de ellos. Sin embargo, más de la mitad de los que son conocedores del plan se muestran optimistas y creen que, en efecto, cumplirán con su cometido.

Democratización

El analista de opinión pública en el Parlamento Europeo, Carlos Velasco, ha revelado que uno de los puntos del debate en el seno de la Unión Europea sigue siendo el de ampliar las vías de democratización. El constante señalamiento de la burocracia y del inmovilismo ha perseguido durante años la percepción de la comunidad, que ahora trata de regenerarse. 

“Tenemos que ir hacia partidos transnacionales”, ha afirmado Velasco. “Me parece muy difícil que vayamos hacia ahí, pero es una demanda clara”. Los ponentes han destacado el papel de DiEM25, la formación política europea liderada por el exministro de Economía griego, y un gran crítico de la UE, Yanis Varoufakis, que se presentó sin éxito a los últimos comicios en varios Estados de la Unión.

En definitiva, Europa inicia un nuevo episodio que promete ser determinante para las aspiraciones a largo plazo de la organización. El futuro pasa por combatir al emergente euroesceptisicmo y tejer un nexo encaminado hacia una posible federalización. La Unión Europea necesitará ganarse el respaldo, eso sí, de los jóvenes.