Aficionados árabes y africanos salen a las calles de sus respectivos países para celebrar las victorias de los Leones del Atlas en Qatar

La hazaña mundialista de Marruecos desata la ilusión en África y el mundo árabe

AFP/JULIEN DE ROSA - Un seguidor de Marruecos ondea una bandera nacional cerca del Arco del Triunfo, para celebrar la victoria del equipo nacional después del partido de fútbol de la Copa Mundial Qatar 2022 entre Marruecos y España, en los Campos Elíseos de París el 6 de diciembre de 2022

Marruecos es la revelación del Mundial de Qatar. Nadie duda a estas alturas del nivel de los muchachos de Walid Regragui, que consiguieron tumbar en octavos de final a la selección española, tras una agónica tanda de penaltis en la que Yassine Bounou se vistió de héroe, y en cuartos a la Portugal de Cristiano Ronaldo, esta vez en cuestión de 90 minutos y en la última aparición mundialista del astro portugués. Los Leones del Atlas están solo a un paso de la final, pero el rival a batir en semifinales es Francia, la actual campeona, que parte como favorita para levantar la que sería su tercera Copa del Mundo. La gloria aún queda lejos.

Pase lo que pase este miércoles a partir de las 20.00 hora peninsular, cuando eche a rodar el balón en el estadio Al Bayt de Qatar, el combinado marroquí habrá hecho historia. La gesta futbolística no tiene precedentes en el fútbol africano, ninguna selección del continente había llegado tan lejos. Marruecos se ha convertido en la primera selección de África en colarse entre los cuatro mejores equipos de un Mundial. Tres selecciones, Camerún en 1990, Ghana en 2010 y Senegal en 2002, se quedaron a las puertas. El combinado marroquí de los ‘Bono’, Achraf Hakimi, Amrabat, Ounahi o Ziyech servirá de inspiración para las próximas generaciones de futbolistas y aficionados.

Es mucho más que fútbol. Lo que ocurre en el terreno de juego trasciende lo puramente deportivo para transformarse en un fenómeno cultural, con profundas ramificaciones sociales y políticas que no tardan en ver la luz. Las victorias de Marruecos sobre Bélgica (0-2) en fase de grupos, España (0-0, 3-0) y Portugal (1-0), que han galvanizado a los aficionados de África y el mundo árabe, están siendo buena muestra de ello. La gente percibe en parte como suyos los logros cosechados por la selección marroquí, principalmente porque consideran como semejantes, como iguales, a los futbolistas que visten la camiseta de los Leones del Atlas.

Miles de personas desfilaron por las calles de Nairobi, El Cairo, Riad o Saná para celebrar el pase a semis de Marruecos. Incluso en Argel los aficionados estallaron en júbilo tras el remate de cabeza de Youssef En-Nesyri que acabó en gol contra Portugal, a pesar del silencio de los medios oficialistas sobre el triunfo marroquí y de que su Gobierno decidiera romper las relaciones diplomáticas con el vecino en julio de 2021. Nada de eso importa cuando los jugadores marroquíes saltan al campo, a sus espaldas llevan a toda una región unida gracias a su fútbol.

De todos los rincones del mundo donde se vienen celebrando las victorias del combinado marroquí, sorprende la visible alegría en las ciudades palestinas de Cisjordania. Un alud de banderas marroquíes se ha precipitado sobre las calles de Nablus, Hebrón o Ramala. El furor con los Leones del Atlas tiene fácil respuesta, y es que, al terminar el choque con España, los futbolistas marroquíes sacaron la enseña de Palestina durante la celebración a pie de césped. No era la primera vez que tenían ese gesto a favor de la causa palestina a lo largo del Mundial.

El avance marroquí en la competición concentró todas las expectativas del mundo árabe y de los aficionados al fútbol de los países de Oriente Próximo, más aún tras las eliminaciones prematuras del resto de selecciones árabes como la anfitriona, Qatar, Arabia Saudí o Túnez. Así lo expresó en portada Al-Ahram, el diario más importante de Egipto: “Los leones del Atlas son la alegría del mundo árabe”. La caída de los combinados africanos, Senegal, Camerún y Ghana, hizo lo propio en el resto del continente africano. El cantante ugandés y líder opositor del autócrata Yoweri Museveni, Bobi Wine, tuiteó una imagen suya con una camiseta de Marruecos en el que escribía el siguiente mensaje: “África unida tras Marruecos, el último hombre en pie”.

Las selecciones de fútbol son, para algunos aficionados, la extensión de las naciones. El balón se conduce en muchas ocasiones hasta el terreno de la política. Las analogías son harto habituales. Por eso las victorias sobre Bélgica, España y Portugal han tenido este tipo de connotaciones, porque estos países han sido antiguas potencias colonizadoras en África. Ahora, Marruecos devuelve el golpe. Es el mismo prisma con el que ve un sector de la afición árabe y africana el choque en semis contra Francia, un partido que es mucho más que fútbol.