Esta cepa está afectando especialmente a Europa, de donde llegan miles de marroquíes

Marruecos desarrolla la Operación Marhaba bajo la amenaza de la variante Delta

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El pasado 15 de junio Marruecos abrió sus fronteras iniciando la operación de acogida de marroquíes residentes en el extranjero, también denominada Operación Marhaba. Durante el verano miles de ciudadanos vuelven a su país para reencontrarse con sus familiares. Muchos de estos marroquíes habitan en naciones europeas donde la variante Delta del coronavirus es predominante. Por este motivo, el Gobierno alauí está desarrollando fuertes medidas sanitarias que afectan a todos los marroquíes que deseen volver a casa este verano.

Según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), la cepa Delta representará el 90% de los casos de COVID-19 en la Unión Europea a finales de agosto. Esta variante, especialmente contagiosa y con síntomas diferentes al virus general, ya es responsable de casi el 70% de las nuevas infecciones.

Ante esta situación, y el temor a causar una ola de contagios en el Reino, Rabat ha creado una clasificación dentro de los países: lista A y lista B. Los ciudadanos que llegan de naciones de la primera lista pueden acceder al territorio nacional con un certificado de vacunación o una prueba PCR negativa, mientras que los que lo hacen desde los países de la lista B deben cumplir una serie de medidas. Los viajeros que lleguen de estos lugares deben someterse a un aislamiento de 10 días y presentar una prueba PCR negativa 48 horas antes del viaje.

El Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí informó también que “probablemente no habrá vuelos desde los países de la lista B”. “Para venir a Marruecos será necesario para por un tercer país y tener una autorización previa. Se requiere una cuarentena de 10 días en una estructura no hospitalaria”, agregó el Ministerio.

Dentro de esta categoría se encuentran estados como Kuwait, Irán, Irak, Qatar o Emiratos Árabes Unidos. También incluye varios países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Bolivia, Panamá o Paraguay. Ucrania, donde hay 10.000 estudiantes marroquíes, también figura en la lista B. Para estos jóvenes, la vuelta a casa será especialmente dura. Deberán adquirir un billete de avión con un coste bastante elevado, pagar la prueba PCR y mantenerse aislados durante 10 días en un hotel elegido por las autoridades. Esta estancia, deberá ser pagada por la persona que realiza la cuarentena.

El padre de unas estudiantes en Ucrania compartió su descontento en el periódico árabe Al Ahdath Al Maghribia, señalando el esfuerzo económico que supone una estancia de 10 días en un hotel. Por ese motivo, propone que las cuarentenas se puedan realizar en residencias universitarias o en centros de acogida. Asimismo, declaró estar “conmocionado” por esta medida, mientras sus hijas ven “evaporándose sus esperanzas de regresar a Marruecos este verano”.

Sin embargo, las autoridades sanitarias recuerdan que estas restricciones garantizan la seguridad de todos, aunque los marroquíes que provienen de los países de la lista B continúan expresando su enfado. Muchos de ellos han preferido quedarse en su residencia o cambiar de destino. Por el contrario, algunos de los que sí han decidido viajar, han protestado al llegar, como ocurrió en el aeropuerto de Casablanca.

Por el contrario, los países con los que Marruecos mantiene rutas marítimas (Francia, Italia y Portugal) están fuera de la lista B, por lo que tan solo es necesario presentar un certificado de vacunación o una prueba PCR negativa. Los ciudadanos procedentes de los lugares en la categoría A también han llegado en avión. Según datos de la Oficina Nacional de Aeropuertos, durante la semana del 15 al 21 de junio, coincidiendo con la apertura de fronteras, aterrizaron 126.966 personas en Marruecos. Esta cifra representa el 98,5% de las llegadas internacionales. Por otra parte, tan solo llegaron 1.844 pasajeros de naciones de la lista B.

A pesar de la baja incidencia de contagios en el Reino y el desarrollo del proceso de vacunación, las autoridades sanitarias siguen pidiendo prudencia y recordando que “Marruecos no es inmune a una nueva ola de contagios”.