La cepa B.1.1.529 del coronavirus, detectada por primera vez en Sudáfrica y a la que la Organización Mundial de la Salud bautizó ayer con el nombre de 'Omicrón', preocupa a la comunidad internacional ante su “mayor riesgo de reinfección”

El mundo se prepara para encarar a la nueva variante ómicron de COVID

Shutterstock/Mukurukuru Media - Una mujer realiza controles de temperatura en Limpopo, Sudáfrica

Solo han pasado unos días desde que la comunidad científica detectó, en un paciente de la provincia sudafricana de Gauteng, la nueva cepa mutada B 1.1.529 de la COVID-19. Sin embargo, los descubrimientos realizados hasta el momento sobre esta variante han sido suficiente para poner en alerta a toda la comunidad internacional.

La Organización Mundial de la Salud convocaba una reunión de urgencia, ayer viernes en Ginebra, donde se congregaron varios expertos de la institución para evaluar esta nueva cepa y decidir si debe ser considerada como una variante “de preocupación”. Así, a pesar de que ya son varios los países que han anunciado tomar medidas restrictivas en relación a los viajes, el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, recomendaba en una rueda de prensa que no se tomasen medidas precipitadas. “La Organización Mundial de la Salud recomienda que los países continúen aplicando un enfoque científico basado en la evaluación de riesgos al aplicar restricciones", aconsejó el portavoz.

Hasta el momento ya suman más de 100 las personas contagiadas por la variante “omicrón” (localizándose casi todas ellas en territorio sudafricano), aunque se sospecha que esta cifra pueda ser mucho mayor. Además, se han notificado otros casos en Botsuana –otro de los primeros países en detectar la cepa–, Hong Kong, Israel o Bélgica, que se ha convertido en el primer país europeo en confirmar un caso de esta variante.

¿Qué se sabe de la variante “nu”?

Los riesgos que entraña la propagación de esta nueva cepa aún no están del todo claros, y así lo ha advertido el portavoz de la OMS, que ha señalado que la comprensión de estas cuestiones necesitará todavía de “varias semanas”. No obstante, ya se han notificado cerca de 100 secuencias de la variante, y los primeros análisis han arrojado luz sobre algunas de las mutaciones. Las más importantes son las relativas a la “proteína espicular” o “proteína de pico”, que es la encargada de permitir al virus la entrada a nuestras células, y que ha experimentado, al menos, 32 mutaciones. Esto, tal como se vio en la variante Delta, puede traducirse en una mayor transmisibilidad de la enfermedad junto a una capacidad superior para escapar de las defensas del cuerpo humano. 

“La nueva variante lleva una serie de mutaciones que se habían visto antes, pero no así combinadas. El hecho de verlas juntas es lo que la eleva a “variante bajo vigilancia”. No tanto porque haya datos de que realmente es más transmisible o pone en problemas al sistema inmune, sino porque podría tener potencial para hacerlo”, afirmaba Iñaki Comas, biólogo del Instituto de Biomedicina de Valencia, para el diario El País.  

Ahora, según declara la Agencia Británica de Seguridad Sanitaria sobre la mutación en la proteína espicular (que supone la base del funcionamiento de las vacunas actuales), lo que preocupa a la comunidad científica es si estas vacunas tendrán una efectividad menor. Algunos expertos como Lawrence Young, virólogo de la Escuela de Medicina de Warwick, sostienen que a esta variante no le será difícil evadir la inmunidad de la vacuna contra la COVID-19.

Las medidas de la comunidad internacional

Por su parte, el resto de países del mundo ya ha comenzado a adoptar medidas de precaución; sobre todo relacionadas con las restricciones de los viajes realizados desde los países sudafricanos.

Naftali Bennet, primer ministro israelí, en reunión con un consejo de expertos, decidió el viernes prohibir los viajes aéreos entre Israel y la mayor parte de los países africanos. “Ahora estamos al borde de una emergencia", afirmaba el ministro según un comunicado de su oficina. "Nuestro principio fundamental es actuar de forma rápida, decisiva e inmediata". Cabe destacar que el territorio hebreo es uno de los países que, por el momento, ya ha confirmado casos de la nueva variante.

Otros países como Bahréin, Croacia, India o Japón, ya prohíben los vuelos con los países de la región y endurecen las restricciones de entrada de sus propios ciudadanos, en su regreso de los territorios sudafricanos.

Del mismo modo, dentro de la Unión Europea son ya 7 los países que han suspendido los vuelos –al menos– con Sudáfrica y Botsuana. Además, algunos territorios como Italia han extendido la medida a todos aquellos viajeros que hayan visitado el sur de África durante los últimos 14 días. Asimismo, el ministro de Sanidad británico, Sajid Javid, declaró la prohibición de “todos los vuelos desde Sudáfrica, Namibia, Lesoto, Suazilandia, Zimbabue y Botsuana, a partir del mediodía del viernes”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen comunicaba en su cuenta de Twitter la propuesta, en estrecha cooperación de los Estados miembros, de “activar el freno de emergencia para detener los viajes aéreos desde la región del África meridional por la preocupación que genera la variante B.1.1.529”.

De hecho, acaso anticipándose a estas directrices comunes que contemplan un cierre de la frontera exterior –el denominado “freno de emergencia”-, la ministra de Sanidad de España, Carolina Darias, anunciaba ayer la suspensión de los vuelos “procedentes de Sudáfrica y Botsuana”. Esta medida se llevará al Consejo de Ministros el próximo martes.

No obstante, tal como advirtió el pasado mes de julio el director general de la OMS, Tedros Adhanom, la comunidad internacional no puede funcionar persiguiendo solo la protección nacional de cada país. El coronavirus ya ha infectado a cerca de 260 millones de personas, y se ha cobrado la vida de más de 5,4 millones de personas en todo el mundo. El directivo de la organización internacional defiende un trabajo coordinado de todos los territorios, y pide que se abandonen posturas como el “nacionalismo vacunal”. Este término acuñado por el propio Adhanom hace referencia al monopolio de los países ricos sobre las vacunas contra el virus, olvidando que, mientras no se vacune también en las regiones más desfavorecidas, no cesarán de aparecer nuevas y más resistentes cepas que “ganarán la carrera contra las vacunas”.

En el marco de esta perspectiva, la Organización Mundial de la Salud hizo público ayer el inicio de una asamblea de tres días, que comenzará el próximo lunes, y que tendrá como objetivo concretar un pacto que refuerce su capacidad para afrontar futuras pandemias.