Diez años después del estallido del conflicto, el pueblo sirio no ve la luz al final del túnel

Salam Kawakibi: “La manipulación del mensaje del islam ha sido uno de los grandes culpables de la Guerra de Siria”

Syria war

Se cumple una década desde que estallase la Guerra de Siria y la situación aún se encuentra lejos de resolverse. La situación económica, pero sobre todo la humanitaria, se encuentran en un punto catastrófico. Desde que dio comienzo el conflicto, la moneda siria se ha devaluado hasta un 99%, y ya, lejos de morir a causa de la guerra en sí, la población siria muere de hambre ante la escasez de recursos. Una de las causas fundamentales que ha llevado la guerra a este punto es la manipulación del mensaje islamista que se ha llevado a cabo desde los sectores más radicales, según el director del Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos de París (CAREP, por sus siglas en francés), Salam Kawakibi. 

Kawakibi ha protagonizado una ponencia organizada por Casa Árabe y moderada por el coordinador de Relaciones Internacionales de esta, Karim Hauser, quien hizo hincapié en el desequilibro del conflicto y el papel fundamental que han tenido – siguen y seguirán teniendo – las injerencias de los países extranjeros. Un interés en gran parte motivado por la gran posición geopolítica de la que goza Siria y que ha atraído el interés de muchos Estados. Uno de ellos, como no podía ser de otra manera, es Rusia, y que el profesor Kawakibi ha destacado debido a la posición que ha tomado en el propio conflicto, ignorando los grupos terroristas y centrando sus esfuerzos militares contra los grupos revolucionarios que luchan contra el régimen. 

Ese régimen contra el que ahora luchan los distintos grupos revolucionarios, según el director del Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos de París. No siempre estuvieron en contra del régimen. En un principio, la sociedad pedía reformas, cambios dentro de lo que tenían, no un cambio de régimen. Fue la represión y los asesinatos por parte de las fuerzas estatales las que han desembocado en unas protestas contra el Gobierno. Y es que, según Salam Kawakibi, “el problema de Siria nunca ha sido la Constitución, es cómo se aplica”. Hace años que se dejaron de respetar las normas y leyes recogidas en la Constitución que debería ser la encargada de proteger a un pueblo sirio que lleva años desamparado. 

Precisamente, uno de los aspectos básicos que deberían asegurar la democracia en Siria –algo que, por desgracia, lleva años brillando por su ausencia – es la existencia de partidos políticos en la posición. Sin embargo, la represión y la persecución contra todo aquel que se opusiese al régimen hacen imposible que las fuerzas contrarias puedan ver la luz. Su única posibilidad queda reducida a la clandestinidad y a la esperanza de que sean tanto Naciones Unidas, como demás países occidentales, las que pongan de su parte para acabar con un régimen que se ha cobrado más de medio millón de vidas, hasta el momento. 

Salam Kawakibi quiso enfatizar la importancia que ha tenido la manipulación del mensaje religioso en la Guerra de Siria, ya que cree que “el islam sirio está muy alejado del radicalismo”. La fuerza que ha tenido una idea tergiversada sobre lo que se entendía en el país sirio ha derivado en una escalada de los enfrentamientos y una radicalización de gran parte de la población, generando una situación cada vez más tensa y alejada del objetivo de la paz. 

Aun siendo muy complicado reconducir la situación y salir de lo que son ya más de diez años de conflicto, se espera que al menos la población pueda mejorar sus condiciones o, aunque sea, poder abandonar el país, como ya han hecho más de 6 millones de sirios. La esperanza, desde Occidente, dice, está puesta en un diálogo que las visiones más pesimistas ven insuficiente. Lo que parece más claro es que el tormento que lleva sufriendo el pueblo sirio durante una década se encuentra aún lejos de salir del pozo de la guerra.