Ayudarán a gestionar la escasez de recursos hídricos, uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad

Satélites fabricados en España para mejorar la agricultura sostenible de África, Oriente Medio y Europa

photo_camera PHOTO/GCCA Plus - El derroche o la escasez de recursos hídricos para el riego de plantaciones agrícolas requiere una gestión eficiente del agua, en especial en África, Oriente Medio y Europa

Dos recientes iniciativas de la Unión Europea van a servir de gran ayuda para la mejora de la producción agrícola en las naciones del viejo continente y los países de África y Oriente Medio.

De forma simultánea en Madrid y París se han suscrito el 13 de noviembre dos importantes contratos que abren la puerta a los trabajos de desarrollo y fabricación de dos nuevos satélites, que contribuirán a que los agricultores puedan reducir sus consumos de agua y anticiparse en dos o tres semanas a identificar las necesidades de riego de sus cultivos.

Segunda ola de COVID-19 en Europa

Situados en el marco de Copernicus, un amplio programa de servicios de vigilancia y protección del medioambiente creado por Bruselas para mejorar la calidad de vida de los europeos, los nuevos satélites han sido calificados “de alta prioridad”. Además de aportar datos e imágenes de las explotaciones agropecuarias de los países miembros de la UE, también los facilitarán de forma accesible y gratuita a los gobiernos africanos, de Oriente Medio y del resto del mundo.

Denominadas LSTM y CHIME, la finalidad de ambas misiones es ofrecer soluciones sobre la gestión sostenible de la agricultura y mejorar la seguridad alimentaria. Se trata de dos necesidades todavía no cubiertas por las plataformas espaciales que Bruselas mantiene en órbita, que han convertido a la UE en el mayor proveedor mundial de datos de observación de la Tierra.

Recuerdos de una vida como corresponsal

Para llevarlo a cabo, la Agencia Espacial Europea (ESA), en su calidad de gestor del componente espacial de Copernicus, ha asignado un contrato por valor de 380 millones de euros a Airbus Space Systems España para la fabricación de dos satélites LSTM, acrónimo en inglés de Seguimiento de la Temperatura de la Superficie Terrestre. Airbus España liderará un equipo de 45 empresas europeas, cinco de ellas españolas: Elecnor Deimos, Thales Alenia Space España, SENER, Airbus CRISA y HV Sistemas. 

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Conocer el estrés hídrico que sufren las plantas

La ceremonia de la firma se llevó a cabo con la presencia del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, a quien el director de Airbus España, Alberto Gutiérrez, agradeció “el esfuerzo común” del Gobierno de España, la ESA y la industria española liderada por Airbus para culminar el acuerdo. 

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La misión LSTM tiene su origen en las necesidades expresadas por las organizaciones de agricultores, que quieren lograr que sus cosechas sean lo más sostenibles posibles, “con independencia de la mayor o menor escasez de agua, las olas de calor y los cambios medioambientales”, explica Ana Bolea, la española que desde el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial en Noordwijk (Países Bajos) ejerce la función de jefa del proyecto.

Los dos satélites LSTM que la multinacional europea debe fabricar en su factoría de Barajas (Madrid) “observarán, medirán y seguirán la evolución de la evaporación-transpiración de la plantas de cultivo y su estrés hídrico”, recalca Ana Bolea. Los datos obtenidos permitirán a los científicos mejorar su comprensión del ciclo del agua y del impacto del cambio climático sobre las cosechas.

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Desde su posición orbital a 650 kilómetros de altura y dotados con un poderoso instrumento infrarrojo térmico de alta resolución, obtendrán imágenes de la Tierra con una resolución de 50 metros. Es un grado de detalle en torno a 400 veces superior al que consiguen los ingenios Sentinel-2 del programa Copernicus que ahora se encuentran en el espacio.

Los dos LSTM aportarán mediciones de la temperatura de las tierras cultivadas durante las 24 horas del día. También calcularán las tasas de vapor de agua emitidas por los cultivos durante su etapa de crecimiento, de manera preferente cuando el Sol se encuentra en su punto más álgido y las plantas sufren su estrés máximo en caso de falta de agua. Los dos parámetros resultan claves para administrar de forma eficiente los cada vez menores recursos acuíferos dedicados al regadío de los campos de labor. 

La creciente escasez de agua en el lago Chad

Con la previsión de poner en órbita “el primer satélite en 2028 ‒revela la española‒ y año o año y medio después el segundo”, sobrevolarán las tierras de cultivo europeas, africanas, de oriente medio y también del resto del mundo, para proporcionar información a las organizaciones agrícolas. 

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De forma paralela, en la misma fecha del 13 de noviembre, la ESA firmó en París otro acuerdo con Thales Alenia Space por 455 millones de euros para que la compañía franco-italiana asuma la construcción de una pareja de satélites CHIME, acrónimo en inglés de Misión de Imágenes Hiperespectrales de Copernicus.

Con su lanzamiento al espacio planeado para 2029, la misión transportará un avanzado espectrómetro en la banda del visible al infrarrojo de onda corta para conocer en detalle el estado de la vegetación y contribuir también a la gestión sostenible de la agricultura y la biodiversidad. 

En países africanos como Etiopia, Somalia, Liberia, Ruanda, Zambia o Mozambique, al igual que en Arabia Saudita, Unión de Emiratos Árabes, Kuwait, Líbano, Siria y Europa, el derroche de agua o la escasez hídrica para el riego es una evidencia. Año tras año, los datos e imágenes aportados por los numerosos satélites de observación europeos, norteamericanos, chinos, japoneses e indios lo acreditan.

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En África central, por ejemplo, la disminución de las lluvias y al aumento de la cantidad de agua utilizada para el riego ha provocado una reducción desenfrenada del volumen acuífero que alberga el lago Chad, localizado entre Chad, Camerún, Nigeria y Níger.

El agotamiento del caudal del lago se ha convertido en un asunto de supervivencia para las poblaciones que dependen del suministro de sus aguas, que ha provocado el surgimiento de grupos terroristas como Boko Haram, uno de los problemas de seguridad más graves a los que se enfrentan los países del África occidental. 

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