El Gobierno de Recep Tayip Erdogan, a pesar del crecimiento de los contagiados, no ha adoptado el bloqueo nacional

Turquía: el país donde más rápido se propaga el virus

AFP/ADEM ALTAN - Ciudadanos turcos con mascarillas caminan por una calle de Ankara el 30 de marzo de 2020, ya que las autoridades instaron a los residentes a quedarse en casa como precaución contra el coronavirus

3.000 infectados al día por coronavirus hasta llegar, por el momento, a los más de 34.000 casos. Es el vertiginoso ritmo que lleva Turquía en su recuento de casos por COVID-19 desde que hace cuatro semanas se confirmara el primero. Además, el colapso sanitario está cerca, con más de 1.400 pacientes en cuidados intensivos, un 62% de la capacidad total de esta área sanitaria.

Aunque las muertes aún son bajas, comparadas con otros países como España o Italia, Ankara cuenta con 732 fallecimientos y las cifras de infecciones, según el periódico británico The Guardian, sugieren que Turquía tiene el mayor crecimiento en el número de infectados en el mundo. El periódico económico Financial Times hacía la misma predicción hace una semana, donde veía a Turquía como uno de los países donde le brote de coronavirus avanzaba con más rapidez.

El presidente turco Recep Tayip Erdogan, reticente a parar el país para evitar más contagios, mantiene la idea de que “la rueda de la economía debe seguir girando”. En su discurso ante la nación insistió en su postura de que la economía debe continuar funcionando: “Turquía es un país donde la producción debe continuar” en todas las circunstancias y condiciones.

A medida que el número de infecciones por coronavirus en Turquía continúa aumentando drásticamente y las autoridades endurecen las restricciones sociales, se está planteando la preocupación de que el Gobierno de Erdogan esté obstaculizando los esfuerzos para informar al público turco sobre el alcance del brote. Hace apenas una semana, Erdogan aconsejaba una cuarentena “voluntaria”. Sin embargo, los funcionarios sanitarios llevan semanas insistiendo a los ciudadanos en la importancia de quedarse en casa y respetar las reglas de distanciamiento social.

El Gobierno turco puso en cuarentena a 41 ciudades en todo el país, pero no ha llegado a declarar el bloqueo nacional. Sí fueron suspendidas las clases, las oraciones masivas, los vuelos internaciones y se decretó el obligatorio aislamiento en sus casas a los mayores de 65 años. El ministro de Salud turco, Fahrettin Koca, anunció este martes que los contagiados por coronavirus en el país tendrán que instalar obligatoriamente una aplicación en sus móviles para que las autoridades puedan controlo que no abandonan sus casas, y de esa manera, controlar en todo momento la ubicación de los afectados. Además, los movimientos de las tropas en Siria se han limitado para combatir la pandemia.

Mascarillas obligatorias

El presidente ha prometido la construcción de dos hospitales de campaña en Estambul, con una capacidad de 1.000 camas cada uno, operativos en los próximos 45 días. El corazón cultural turco tiene el 60% de los casos de COVID-19 en el país.

Asimismo, la administración de Erdogan ha ordenado a todos los ciudadanos que usen máscaras cuando vayan a comprar o visten lugares públicos llenos de gente. El Gobierno anunció que entregara mascarillas a todas las familias, de forma gratuita, en un país de 80 millones de habitantes. Esta ha sido la última medida tomada por un Ejecutivo que ha insistido en que la propagación del virus estaba controlada. Medios locales hablan de estudios oficiales que muestran que las principales fuentes de infección son los viajeros que llegaron de Europa y los peregrinos religiosos que regresaban de países como Arabia Saudí e Irak en los días previos al 11 de marzo, día que se conoció el primer caso de contagio.

Además, las tensiones entre los miembros del Gobierno que quieren medidas más estrictas frente a aquellos que están preocupados por los daños económicos que llevaría a la paralización, en un país que todavía no ha superado la crisis económica de 2018, pone sobre la mesa las tiranteces dentro del propio Ejecutivo.

Estas divisiones políticas, que se añaden a la crisis sanitaria y económica, se han visto reflejadas también con la aprobación del proyecto de ley para liberar a un tercio de los presos, entre los que no estarán ni periodistas, ni activistas de derechos humanos ni políticos opositores. Los políticos de la oposición, como los alcaldes de Ankara y Estambul, las dos ciudades más grandes, han pedido medidas más estrictas, incluido el cierre total.

Otra polémica ha sido la querella presentada por el presidente ruco contra un conocido presentador de televisión turco, Fatih Portakal. El periodista de Fox TV criticó la campaña de donaciones promovida por Erdogan para ayudar a las autoridades a contener la expansión del coronavirus. Ante las críticas, Erdogan acusó al presentador de insultarle, lo que supone un delito que puede acarrear una pena de casi cinco años de cárcel.

Reporteros Sin Fronteras han anunciado que siete periodistas han sido arrestados por informar sobre la pandemia y acusados de “propagar el pánico”. Al menos 385 personas están siendo investigadas por publicaciones críticas en las redes sociales.