Wall of Sand Project: un rayo de esperanza para los miles de refugiados saharauis
Lorena González López
Pie de foto: Un proyecto artístico que busca dar a conocer al mundo la problemática que sufre el Sáhara Occidental.
Wall of Sand Project es un proyecto que tiene por objetivo derribar el muro marroquí de manera simbólica a través de la compra de bolsitas con arena, Sand packets, procedente del mismo. Este muro tiene más de 2.700 km. de extensión y divide a la población desde 1981. Los creadores de este proyecto son Dominique Lucien Garaudel, Sara Maine Cheikh y Brahim Buhaia Ali.
Otra forma de colaborar es con la compra de ladrillos de arena, Sand bricks, que servirán para construir una habitación a una familia de refugiados que viven en los campamentos de Tinduf, al sudoeste de Argelia. Cada ladrillo llevará el nombre de quien lo haya comprado y publicarán la foto del ladrillo en Tumblr.
Los integrantes del proyecto se conocieron en el Festival ArTifariti 2014, un festival de arte internacional que defiende los derechos humanos y que se celebra cada año en los campos de refugiados del Sáhara Occidental. El tema del festival de esa edición fue “Derribar el Muro”, y como apuntan desde este proyecto: «El equipo de Wall of Sand se lo tomó al pie de la letra y creó una iniciativa que pretende acabar de una manera simbólica con el muro de arena que divide el Sahara Occidental vendiéndolo grano a grano.»
Pie de foto: Los creadores de este proyecto son Dominique Lucien Garaudel, Sara Maine Cheikh y Brahim Buhaia Ali.
Asimismo colaboran en el blog “Saharawi Voice”, un portal para que la gente conozca lo que ocurre en los campamentos de refugiados. Desde este blog se busca crear un foro de debate abierto en el que intercambiar ideas y convertirse en un medio para visibilizar las condiciones de vida de los cientos de miles de refugiados saharauis.
También apoyan al grupo “Gritos contra el Muro Marroquí”, compuesto por jóvenes saharauis que cada mes hacen una marcha pacífica desde los campos de refugiados hasta el muro para protestar frente a él. Una vez allí recogen arena que después servirá para rellenar las bolsitas que se venden para derribar el muro de manera simbólica.
La donación al comprar las bolsitas o los ladrillos de arena va a parar directamente a los proyectos anteriormente mencionados que se desarrollan en la zona para mejorar la calidad de vida de los refugiados saharauis y dar a conocer al mundo su situación.
Experiencia personal: la vida en los campamentos
Hemos estado hablando con Sara Maine Cheikh, que nos ha contado cómo se viven los refugiados:
«El día a día en los campamentos se caracteriza por la escasez de medios, la dificultad de llevar a cabo tareas cotidianas y la lentitud con la que parece pasar el tiempo.
Los saharauis profesan el Islam, por lo que su día empieza con los rezos del amanecer. Aunque hay algunas excepciones, las mujeres son las que se encargan de prácticamente de la totalidad de las tareas domésticas. Su primera labor es hornear el pan para el desayuno que, normalmente, han dejado amasado la noche anterior. El pan casero suele ir acompañado de aceite, dátiles y el tradicional té, cuya preparación es uno de los rituales más importantes de la cultura saharaui.
Pie de foto: Sara con su familia cuando era pequeña
Después del desayuno, las mujeres se encargan de llevar a los niños a la escuela de la wilaya, aunque los mayores de 12 años estudian en un internado situado en una de las wilayas o bien en Argelia, donde permanecen todo el año hasta el verano cuando vuelven con sus familias en los campamentos.
Muchas de las mujeres, además de sus obligaciones en la jaima, se dedican a otras tareas principalmente a la enseñanza en guarderías y escuelas, o a la gestión de dispensarios. A la vuelta de sus obligaciones profesionales, las mujeres se ocupan de la preparación de la comida para toda la familia. La comida diaria está compuesta principalmente de legumbres que reciben por parte de organizaciones internacionales de ayuda a refugiados, como ACNUR, o arroz con carne de camello, oveja o ternera, si la familia se lo puede permitir. En ocasiones especiales se hace cuscús.
Un elemento importante para todas las tareas domésticas es el agua, elemento indispensable y que escasea en el desierto, sobre todo cuando más se necesita, en verano. La tarea de acarrear el agua la llevan a cabo normalmente las mujeres, aunque en muchas familias, como la mía, era tarea de los hijos mayores. Hace unos años, el transporte de agua para uso doméstico se realizaba en pesados bidones desde los pozos o depósitos de la daira hasta la jaima, aunque ahora la mayoría de las familias tienen su propio depósito al que llaman cuba cerca de su jaima.
Pie de foto: Sara con su familia cuando era pequeña
La mayoría de las familias tienen ovejas, cabras o camellos. Sus rebaños les sirven para abastecerse de leche o carne. Además, estos animales se comen los restos orgánicos generados por las familias ya que no hay ninguna otra forma de deshacerse de ellos. Y, cuando lo necesitan, también son una fuente de ingresos si deciden venderlos. No obstante, suponen mucho trabajo para las mujeres que son las que se dedican a ir diariamente desde la jaima hasta los corrales para alimentar a los animales.
A la tarde los niños vuelven de la escuela, hacen sus obligaciones académicas y juegan con sus vecinos cerca de la jaima de su familia, mientras los adultos se dedican a compartir noticias alrededor del ritual del té. En la cultura saharaui existe una obligación social de visitar casi diariamente a los vecinos más próximos y familiares cercanos, si están enfermos o necesitan ayuda. Estas visitas son tan normales que los saharauis no necesitan avisar cuando van a la jaima de un familiar o amigo. Esto responde a una tradicional virtud árabe que se muestra en numerosas costumbres saharauis, la hospitalidad. Un ejemplo de ello es que siempre cocinan de más, por si se presentase a cualquier hora un vecino o un amigo por sorpresa.
Sus noches las dedican a reunirse en torno a la cena y el ritual del té con sus amigos y familiares, no hay una hora de irse a la cama porque los saharauis son nómadas del desierto y no conocen la prisa ni el estrés. Este pueblo en el exilio acaba su día igual que lo empieza, rezando a Allah para darle gracias por lo que tienen y pedirle que les devuelva la tierra rica y fértil que un día tuvieron.»