Opinión

Keep América Great

José María Peredo Pombo. Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid

“Seremos como una ciudad sobre una colina”, sentenció el reverendo John Winthrop en 1630 ante los colonos puritanos que acababan de fundar, entre penurias, una nueva colonia en la bahía de Massachussets, “los ojos del mundo nos mirarán”. “La causa de América es la causa de la humanidad”, escribió Thomas Paine en su panfleto Common Sense, tan popular, para los americanos de las trece colonias en los años anteriores a la Guerra de Independencia, como la Biblia y el Poor Richard Almanaque de Benjamín Franklin.

El slogan “Make America great again” de Ronald Reagan en 1980, lo recuperó y retuiteó Donald Trump durante la campaña de 2016. Un mensaje político certero y nada mesiánico, que cautivó a una mayoría de votantes, ante la atónita mirada de un mundo en estado de shock. Si hace cuatro años lo asombroso era pensar que el inexperto magnate neoyorkino de incierta moral pudiera ganar las elecciones presidenciales, a día de hoy, lo verdaderamente chocante sería que Donald Trump no las gane.

Las palabras que perduran son las que la realidad confirma. Después de casi cuatro siglos, observamos atentos la política americana; 250 años después de la primera gran revolución liberal, la igualdad ante la ley, los desequilibrios y las libertades, siguen siendo causas de la humanidad; y cuatro después de la esperpéntica campaña de 2016, América crece en su economía, lidera un mundo ingobernable y ha aprendido a utilizar los mensajes de Twitter del presidente y a la familia Trump al completo, para dar coherencia a su política exterior.

Nadie sabe a ciencia cierta cual es la ciencia que utiliza Donald Trump para convertir la política en demagogia y luego reconvertirla en realismo y negociación. Cuestiones de enorme calado como la inmigración, se convirtieron durante la campaña en el proyecto de un muro en la frontera mexicana y luego se han materializado en un tratado que ha trasladado la responsabilidad de la gestión a México. Las amenazas al régimen norcoreano han derivado en reuniones nunca antes imaginadas con el denominado líder del “pequeño cohete”, lo que ha permitido hacer más visible a Estados Unidos en el lejano Oriente. La guerra comercial con China, que parecía oscurecer el crecimiento económico, puede desatascarse ahora, cuando los chinos han visto quién iba a ser el mayor perjudicado por la disputa. La crisis del Golfo con Irán se ha resuelto, de momento, sin el uso de la fuerza. Demagogia en las formas y realismo en el fondo.

“Keep America Great”. Con este sencillo mensaje actualizado, que insiste en la grandeza y confirma el éxito del republicano, el equipo de campaña de Trump ha puesto en marcha la campaña para la reelección del presidente el pasado 18 de junio en el Orlando's Amway Center. Pero la prensa y los analistas coinciden en señalar que el camino será largo y tortuoso, y los ultrajes provocados por Trump a minorías y líderes y los recibidos por Trump de rivales y procesos judiciales van a jugar un papel que, de no haberse producido, no hubieran puesto en duda la reelección del presidente, como no la pusieron en cuestión en 1984 cuando Reagan fue confirmado por aclamación.

De momento los mensajes sobre los candidatos demócratas recogidos en la entrevista que ha concedido a la revista Time, están emitidos desde la cálida colina de la Casa Blanca: Biden, “ya no es el que era”; Bernie Sanders “va en dirección equivocada”; Elizabeth Warren “está haciendo un buen trabajo”. “La política es instinto”, asegura Donald Trump, sin saber, o sabiendo, que así la consideraban los clásicos.