Opinión

Ocasio-Cortez

José María Peredo Pombo. Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid

Pie de foto: Alexandria Ocasio-Cortez, miembro de la Cámara de Representantes de EEUU.

La política de lo posible y no de lo práctico, como a ella le gusta decir, ha sido la responsable de que esta latina del Bronx se haya convertido a los 29 años en la congresista más joven de la historia y en la referencia indiscutible del progresismo en Estados Unidos. En tan solo seis meses su cuenta de twitter ha pasado de 49.000 seguidores a tres millones y medio, lo cual parece confirmar el interés de la sociedad norteamericana por su personalidad y por sus ideas: una reciente encuesta de Harvard asegura que el 39% de los jóvenes americanos ven con buenos ojos el socialismo democrático.

Alexandria Ocasio – Cortez es el nuevo rostro político de esta corriente dentro del Partido Demócrata. Junto al veterano Bernie Sanders que organizó dentro del lobby progresista Brand New Congress, el impulso de las candidaturas de los progresistas en las pasadas elecciones del midterm para que, desde el Capitolio, ejerzan presión sobre Trump e inicien la reconquista del voto de los trabajadores, trasladado en la campaña 2016 a los mítines del auditorio populista – americanista de Donald Trump.

El presidente ha recibido el mensaje de inmediato y está hablando ya, en largos discursos bien construidos por sus estrategas, de las maldades del socialismo que nunca tuvo espacio en una América boyante y optimista. Pero como Ocasio – Cortez señala, su generación, los millenialls nacidos a final del siglo XX, han crecido con la recesión y han vivido una crisis económica que ha fracturado definitivamente la sociedad: no hay clase media, hay ricos, pobres y los que no llegan a fin de mesLos jóvenes americanos no han conocido la prosperidad.

Precisamente la neoyorkina procede de una familia de la clase trabajadora que con mucho esfuerzo ha podido ayudarla a estudiar Economía y Relaciones Internacionales en la Boston University. Tiene el perfil de una activista a la cabeza de los movimientos sociales y según cuenta la prensa, que ha encontrado en ella al personaje político del año, la demócrata es una líder que no piensa en las elecciones a dos años vista sino en la solución de algunos problemas graves a veinte años. El Green New Deal y el Medicare for All, son los grandes proyectos que la mueven dentro y fuera de Nueva York.

Pero algunos consultores políticos, Joel Benenson, advierten: “América no es su distrito”. Y el socialismo puede ser una moda pasajera de unos jóvenes anti - Trump, deprimidos y sin acceso a la recuperación. Sin embargo, el Partido Demócrata es un partido liberal cuya tradición tiene raíces profundas en la lucha contra la discriminación y en la defensa de la igualdad de oportunidades. En ese terreno más amplio y radicalmente americano, una latina con el mestizaje multicultural de una gran ciudad; joven y activista; influencer y milleniall, puede ser la mujer que haga posible la reencarnación política de un nuevo Barack Obama. El audaz número dos, quizá, de un ticket demócrata que quiera consolidar el voto latino y reactivar la participación de las minorías en las elecciones de 2020. Donald Trump hablará entonces de una nueva Gran América. Los millenialls y las minorías decidirán.