Opinión

Perspectivas económicas en el Magreb

photo_camera REUTERS/ZOUBEIR SOUISSI - Edificio de la Bolsa de Túnez

La región del Magreb se encuentra en un momento político y económico clave para su futuro. Los continuos disturbios y protestas políticas, además del conflicto abierto en Libia, afectan a la situación económica. 


En Argelia, tras la renuncia del presidente Bouteflika, las reformas económicas y políticas previstas y los esfuerzos para abordar el nepotismo y la corrupción se han ralentizado, generando incertidumbre. Hay preocupación por el equilibrio fiscal y la inflación, y especialmente, por los ingresos que provienen de hidrocarburos, que representan el 80% del total.

En Marruecos, se mantiene la estabilidad económica y las perspectivas inmediatas, aunque hay protestas sin resultados ni cambios políticos que resuelvan los problemas de fondo. Se ha controlado la deuda, y el reto más importante para el reino es el rápido crecimiento de la población. El desempleo juvenil y el lento crecimiento incrementan la desigualdad y desencadenan malestar social.

Túnez se enfrenta a las subidas de impuestos en el combustible y los bienes básicos, y a las políticas de austeridad y a nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales. Pero se esperan progresos. La inflación está disminuyendo y el Gobierno se está consolidando fiscalmente, lo que debería detener el aumento de la deuda pública para 2020.


En Libia, el conflicto abierto mantiene al país -en el ámbito político y económico- encaminado a una incertidumbre prolongada y una interrupción económica. 


Sin embargo, se estima que la región crecerá más del 2% este año. Túnez y Marruecos alcanzarán un 2,7% y 3,2 % en 2019, y hasta un 3,2% y un 3,8% en 2020. Argelia y Libia quedarán por debajo del 2%.


Hay mucho margen de mejora. Recuperar el proyecto de integración de la Unión del Magreb Árabe seria clave en una región que tiene ya más de 101 millones de personas y enormes recursos naturales. Y no olvidemos que su situación geográfica es clave, entre Europa al norte, y el África subsahariana al sur.  


China se aprovecha de las ventajas de esta región y ha conseguido un avance espectacular  aumentando su comercio y sus esfuerzos de inversión en un 15%. A pesar de que la UE sigue siendo el primer socio económico del Magreb y dos tercios de los intercambios magrebíes se efectúan con la UE, las empresas europeas sólo dedican el 2% de sus inversiones en esta región.

La perturbación política paraliza las economías y puede disuadir las inversiones extranjeras en el corto plazo. Sin embargo, toda la región podría mejorar rápidamente si se acometen las reformas adecuadas