La investigación realizada por ENACT apunta a que el número de consumidores sustancias ilícitas aumentará en un 150% en este continente

África contará con el mayor número de consumidores de drogas en 2050, según un informe

AFP/ MUJAHID SAFODIEN - Adictos al cóctel de drogas conocido localmente como Nyaope (Nyope) caminan a través de un pedazo de tierra en el municipio de Simuneye en las afueras de Johannesburgo.

El número de consumidores de drogas en África subsahariana podría aumentar hasta un 150% para el año 2050, según un estudio reciente del programa de crimen organizado transnacional ENACT, una asociación del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS), INTERPOL y la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (GI), financiada por la Unión Europea.

El dato supone el aumento de un 5% de la población que consume actualmente sustancias ilícitas en esta zona del mundo. Sumado a la proyección del aumento poblacional de África subsahariana, que se prevé que sea la más grande del planeta, esta región contará con el mayor número de consumidores de estupefacientes del mundo en términos absolutos . 

Concretamente, se estima que 24 millones de personas consumirán diferentes tipos de drogas en 2050 en África Subsahariana, frente a los 10 millones que las consumen hoy en día. Este nuevo estudio ha supuesto un avance en la investigación sobre el consumo de drogas en el mundo, ya que hasta ahora este tipo de análisis solo se elaboraban en los países desarrollados.

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El informe presentado por ENACT ha señalado que el consumo de drogas en África subsahariana en la actualidad ya  viene siendo elevado, con el 1,6% de su población adulta. Estas cifras son superiores a los de otras regiones del mundo como América Latina y el Caribe o el sur de Asia, aunque siguen siendo más bajas que los datos de consumo en Europa y Asia central. ENACT trabaja para mitigar el impacto de la delincuencia organizada transnacional en África en el desarrollo, la gobernanza, la seguridad y el estado de derecho.

La investigación se ha adentrado a vislumbrar las causas de la crisis de la droga: el continente africano tiene una población eminentemente joven y está viviendo un rápido periodo de urbanización, con marcadas migraciones del campo a la ciudad; por otra parte, África se viene enfrentando a altos niveles de pobreza y desigualdad. Todos estos factores combinados, según ha afirmado la Organización Mundial de la Salud (OMS), elevan las posibilidades de que una persona decida empezar a consumir sustancias ilícitas, que unidos a situaciones de “estrés”, aumentan la exposición de las personas a participar en actividades de riesgo. 

El texto del informe también apunta a factores culturales detrás de estos datos. Existen grupos sociales más tradicionales que se aferran a las costumbres para disuadir el consumo de drogas entre sus integrantes, sin embargo, existen otros grupos, que especialmente mediante el uso de Internet y las redes sociales, se ven influenciados por la cultura occidental, en la que el consumo de estas sustancias está más extendido y normalizado. 

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Finalmente, la investigación apunta a dos subregiones africanas como las más afectadas por este fenómeno. África occidental guarda el mayor número de consumidores de estupefacientes del continente con 6 millones de personas, cifra que según las proyecciones podría aumentar a 13 millones. Especialmente alarmante está siendo el consumo de sustancias sintéticas en el oeste de África, sustancias como el tramadol, un analgésico de fabricación ilegal procedente de Asia y que se está extendiendo más de lo esperado por las autoridades entre los países situados en torno al Golfo de Guinea. 

Del mismo modo, África oriental se postula como la subregión que más rápido verá crecer su población consumidora, concretamente su volumen podría casi triplicarse en 2050, pasando de 2 a 5,5 millones de personas. Uno de los factores detrás de este fenómeno está siendo la nueva actividad de narcotráfico en la región. El tráfico de heroína que provenía tradicionalmente de Afganistán y que tomaba la llamada “ruta de los Balcanes” hacia Europa ha cambiado de rumbo pasando ahora a través del continente africano. 

Esto ha sido así debido principalmente debido a la inestabilidad derivada de la guerra civil Siria, la presencia yihadista en Oriente Medio y las marchas de los refugiados desde Turquía a Europa y los consecuentes nuevos controles de seguridad. Todos estos factores han provocado que la heroína tome una nueva ruta a través de la costa índica africana hacia países como Mozambique partiendo desde el Golfo arábigo, según ha afirmado un informe publicado por las Naciones Unidas. Este flujo ilegal de sustancias está dejando un reguero de personas adictas en Estados como Kenia o Sudáfrica, que se suma a la lista de problemas y retos que vive el continente. 

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Ante esto datos alarmantes, la Comisión de África Occidental sobre las Drogas, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) y la Comisión Global de Políticas de Drogas presentaron este año la ‘Ley Modelo sobre las Drogas para África Occidental’, documento que enviaron a los ministros de Salud de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO). Este texto jurídico pretende crear modelos y marcos específicos tales como disposiciones legales y explicaciones sobre su relación con los compromisos internacionales que los países pueden adaptar para reformar sus legislaciones en esta materia.

La ley modelo pretende despenalizar el consumo de drogas y la posesión de uso personal mediante un sistema de umbrales, con el objetivo de posibilitar más fácilmente el acceso a los servicios de atención y asistencia sanitaria por parte de los drogodependientes. “Las personas que consumen drogas necesitan ayuda y asistencia, no castigo. Estigmatizar y encerrar a un número cada vez más y más alto de ellas solo agrava los problemas de salud y congestiona unos sistemas de justicia penal que ya están tremendamente saturados”, afirmaba a ONUSIDA Olusegun Abasanjo, expresidente de Nigeria y presidente de esta Comisión. 

En la misma línea, este marco legislativo pretende crear las condiciones propicias para eliminar los obstáculos que impiden a millones de personas que viven con VIH o cáncer acceder a los servicios sanitarios correspondientes. “Los países tienen que adoptar un enfoque basado en los derechos humanos en lo que respecta al VIH y el consumo de drogas, y asegurarse de que la salud y el bienestar de las personas sea lo primero”, comentaba Gunilla Carlsson, directora ejecutiva provisional de ONUSIDA.

Además de la discriminación, violencia y problemas de salud que sufren las personas consumidoras de droga por inyección, se le suma las altas tasas de presencia de VIH en su organismo. La transmisión de VIH por vía intravenosa se ha convertido, así,  en un nuevo reto para el continente africano, que sí consiguió grandes avances en los últimos años en la reducción de los casos de VIH por vía sexual o el embarazo. 
 

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