Jean Claude Juncker anunció en las redes sociales el pacto, celebrado también por Boris Johnson

Acuerdo entre la Unión Europea y Reino Unido para el Brexit

photo_camera AP/OLIVIER HOSLET - Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea

La Unión Europea (UE) y Reino Unido han llegado a un acuerdo sobre el proceso del Brexit tras interminables negociaciones entre ambas partes, que han cristalizado finalmente cuando ya el 31 de octubre expiraba el plazo límite para la salida abrupta británica sin acuerdo de las instituciones europeas. Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, anunció el pacto en las redes sociales y Boris Johnson, primer ministro británico, celebró este. 

Juncker indicó en la red social Twitter que se había llegado a “un acuerdo justo y equilibrado para la Unión Europea y el Reino Unido”. “Donde hay un deseo, hay un acuerdo. ¡Nosotros tenemos uno!”, resaltó el dirigente europeo, quien espera ahora la ratificación por parte del Consejo Europeo. 

Mientras, Johnson también quiso destacar en Twitter que se tiene ya “un gran nuevo acuerdo” y remarcó que “el Parlamento debería aprobar el Brexit el sábado para progresar en otras prioridades como el coste de la vida, el Sistema Nacional de Salud, la lucha contra el crimen y nuestro medio ambiente”. El primer ministro apelaba de esta manera a la Cámara de los Comunes para corroborar este acuerdo rubricado. 

Esta jornada además estaba ya prevista una cumbre de líderes europeos en Bruselas, a la que se suma también el ‘premier’ británico, que tenía como objetivo preferente desencallar el bloqueo respecto a la marcha británica de la UE. 

El primer ministro, Boris Johnson, repitió el 14 de octubre que Gran Bretaña debe abandonar la UE el 31 de octubre

En estas últimas horas, Jean Claude Juncker envió una carta a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, detallando las razones por las que los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países comunitarios deberían apoyar este acuerdo para que Reino Unido pueda salir de la UE el próximo 31 de octubre, sin que hagan falta más prórrogas y de una forma ordenada. 

“Los negociadores han logrado un acuerdo sobre un Protocolo para Irlanda del Norte revisado y sobre la Declaración Política”, indicaba Juncker en la misiva remitida a Tusk, haciendo así alusión a los puntos clave que habían motivado en hasta tres ocasiones los votos negativos de la mayoría del Parlamento de Westminster al anterior convenio que había sellado la ex primera ministra Theresa May con los dirigentes comunitarios. “Ambos textos revisados tienen el respaldo de la Comisión Europea. El primer ministro de Reino Unido también me ha indicado su aprobación”, refirió el político luxemburgués. 

Esta luz verde para el Brexit hace indicar que Johnson, o tiene el beneplácito de la formación norirlandesa del Partido Unionista Democrático de Irlanda (DUP, por sus siglas en inglés), o ha decidido tirar hacia delante sin su aprobación, siendo lo más factible esto último. 

Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo

Hace unas semanas, Johnson había presentado un plan al que había denominado “Dos fronteras para cuatro años”, que pretendía sacar a todo Reino Unido de la Unión Aduanera, pero dejando el territorio británico de Irlanda del Norte alineado con el Mercado Único (aunque solamente en materia de agricultura, alimentación y productos manufacturados), al menos hasta 2025, cuando la Asamblea de Belfast tendría que votar si seguir adscrita a la normativa europea o asumir la regulación de Reino Unido.  La proposición de Johnson contemplaba el que no hubiese controles en la frontera de Irlanda del Norte “bajo ninguna circunstancia” y también que todos los procesos aduaneros entre Reino Unido y Europa fuesen manejados en una base descentralizada, mediante “trámites gestionados de manera electrónica”; esto último suponía la existencia de un control tecnológico. Algo que no fue bien recibido por las partes implicadas. Tampoco por Leo Varadkar, primer ministro irlandés, con quien se reunió Johnson para tratar el asunto.

Esta había sido la solución propuesta por Johnson tras la polémica ‘salvaguarda irlandesa’ impuesta en el acuerdo previo entre May y la UE, que preveía una frontera física entre la República de Irlanda (país independiente adscrito a la UE) e Irlanda del Norte (país integrado en Reino Unido que saldría de las instituciones comunitarias con el Brexit), en la cual sí se mantendría a la nación norirlandesa en dentro de la Unión Aduanera y el Mercado Único siempre que no hubiese un acuerdo posterior a la salida entre Reino Unido y la UE antes de diciembre de 2020. Algo que era inaceptable desde el sector conservador británico al entender que era una pérdida de soberanía sobre el territorio irlandés al tener que depender de la voluntad negociadora de la UE sobre un ‘territorio propio’ y que ponía en peligro la estabilidad en la zona tras la pacificación alcanzada por los Acuerdos de Belfast, que acabaron con la violencia en el Ulster. 

Ya con el nuevo acuerdo entre la UE y Reino Unido sobre la mesa, se establece que Irlanda del Norte siga alineada con ciertas normas del Mercado Único, pero formando parte del territorio aduanero de Reino Unido, por lo que los controles a los bienes se efectuarán en el punto de entrada a esta zona británica y no en la República de Irlanda. 

Combinación de dos imágenes emitidas por la Comisión Europea muestra una carta al presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, fechada el jueves 17 de octubre de 2019. El presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker, dice en la carta que los países miembros deberían apoyar el acuerdo de Brexit y dice que los Estados miembros están "mejor servidos por una retirada ordenada y amistosa del Reino Unido de nuestra Unión"

El pacto recoge que la Asamblea norirlandesa de Belfast pueda votar para decidir si mantiene o no este estatus para evitar una frontera física entre las dos irlandas cuatro años después de que haya entrado en vigor el acuerdo alcanzado, lo cual ocurriría una vez que acabe el periodo de transición posterior al Brexit. 

Según explicó el negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, en una rueda de prensa, las autoridades de Reino Unido se encargarán de aplicar las normas aduaneras de la Unión Europea en Irlanda del Norte. Junto a los controles de bienes ha quedado resuelta la cuestión de las tarifas aduaneras, complicada puesto que Irlanda del Norte será al mismo tiempo parte del Mercado Único comunitario y del territorio de Reino Unido, con lo que podrá beneficiarse de los futuros acuerdos comerciales que cierre el país tras su salida. Las autoridades de Reino Unido podrán aplicar los aranceles británicos a aquellos bienes que entren a Irlanda del Norte, pero no corran el riesgo de acabar en el Mercado Único de los países miembros. Aunque para los bienes que pudiesen acabar en el mercado interior, el Reino Unido tendrá que aplicar los aranceles de la UE.

Los manifestantes contra el Brexit y la posible imposición de cualquier frontera dura entre Irlanda del Norte e Irlanda se reúnen con una pancarta en la frontera con la República de Irlanda

De esta forma, Reino Unido ha aceptado que su provincia norirlandesa siga encuadrada en gran parte de los mecanismos comunitarios y que haya al mismo tiempo un control aduanero entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido. 

Bruselas y Londres también han logrado resolver la cuestión del IVA, que se había convertido en el último escollo para cerrar el acuerdo en las últimas horas, "para evitar distorsión de la competencia en el mercado único de bienes". "Se han conseguido dos objetivos: mantener la integridad del Mercado Único, pero también satisfacer los deseos legítimos del Reino Unido", dijo Barnier.

En cuanto a la Declaración Política, esta hace referencia al marco en el que se deben desarrollar en el futuro las negociaciones posteriores entre la UE y Reino Unido una vez se haya producido la marcha británica del seno comunitario. Aquí se abordaban asuntos como la cooperación económica, las relaciones en materia judicial y de seguridad, la cooperación institucional y otras acciones que deberán adoptarse más adelante. 

El primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, haciendo una declaración sobre el acuerdo Brexit propuesto por el Gobierno en la Cámara de los Comunes, Londres el 3 de octubre de 2019

En este punto, la UE y Reino Unido tienen la intención de negociar más adelante un acuerdo de libre comercio de cara a regular su relación una vez se produzca el Brexit, rebajando así la ambición de la anterior Declaración Política sobre la futura relación acordada entre Bruselas y el anterior Gobierno británico que lideraba Theresa May.

El propio Boris Johnson afirmó durante este jueves que “todo Reino Unido” saldrá de la Unión Aduanera con el nuevo pacto sellado y que el país podrá llegar a acuerdos comerciales con todo el mundo libremente. Al igual que ha hecho con el anuncio en sí del acuerdo, ha ido ofreciendo detalles a través de Twitter. El primer ministro británico defendió que el texto acordado con los dirigentes europeos permitirá a su nación “cumplir con el Brexit” y recuperar el dominio de sus “leyes, fronteras, dinero y comercio”.

El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, explicó durante la jornada del jueves que el primer ministro Boris Johnson ha hecho una "elección clara" respecto a su voluntad sobre la futura relación económica entre la UE y el Reino Unido: "la relación de un acuerdo de libre comercio". "Cualquier otra opción, como la de un territorio aduanero común, se ha descartado", resaltó Barnier. 

Este futuro acuerdo comercial se basará en "fuertes garantías" de que la cercanía entre las regulaciones de ambos territorios permita un tratado comercial "sin aranceles ni cuotas", aunque Barnier aclaró que la ambición de ese acuerdo "será proporcional al nivel y calidad de las normas económicas de base" que operen entre ambos territorios.

Tras los anuncios hechos respecto al acuerdo logrado, ahora el turno es para los técnicos de los países comunitarios, que no se prevé que pongan impedimentos a lo acordado, a pesar de que tendrán que trabajar con rapidez para supervisar al detalle todos los puntos acordados por la Comisión. Así, se espera una respuesta positiva de los 28 jefes de Estado y de Gobierno de las naciones integrantes del Consejo.

Mural lealista pintado en una pared en el este de Belfast, Irlanda del Norte, el 15 de octubre de 2019

El gran escollo para salvar será nuevamente el del Parlamento británico, donde Johnson buscará tener por fin el respaldo de la mayoría parlamentaria, algo que no está claro. Depende del sector más euroescéptico de su propio Partido Conservador y de los norirlandeses del DUP, que parece que no están por la labor de dar soporte al último convenio pactado por Johnson. 

El margen es escaso porque la fecha límite está marcada para el 31 de octubre, cuando, si no hay algo que lo remedie, está programada la salida ‘a las bravas’ de Reino Unido de la UE, situación de impredecibles consecuencias para las relaciones políticas y económicas entre ambas partes, que pueden afectar definitivamente a los intereses comerciales, laborales y sociales a ambos lados. 

Cronología de las negociaciones de Brexit desde que el primer ministro Boris Johnson presentó su nuevo plan el 2 de octubre.

Si llegase el voto favorable de la mayoría parlamentaria británica, entonces ‘la pelota’ volvería al tejado europeo y sería la Eurocámara la que debería ratificar definitivamente el pacto alcanzado a marchas forzadas. Proceso al completo que requiere que no haya interrupciones, ni demoras, ni problemas añadidos; inconvenientes que han sido una constante durante todo el proceso del Brexit. 

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