En la operación, ahora denominada ‘Constructo de Seguridad Marítima Internacional’, participan Reino Unido, Bahréin y Australia

Arabia Saudí se une a la operación de Estados Unidos para proteger el estrecho de Ormuz

REUTERS/DALTON S.SWAANBECK - El buque de asalto anfibio USS Boxer mientras transita el Estrecho de Hormuz, frente a Omán

Arabia Saudí ha decidido unirse a la Operación Centinela (‘Sentinel’) liderada por Estados Unidos para garantizar la seguridad del estrecho de Ormuz, tras los incidentes que llevan acaeciendo en sus aguas en los últimos cinco meses, como el ataque a petroleros, el sabotaje a buques mercantes o el derribo de drones.

La Operación Centinela, ahora denominada ‘Constructo de Seguridad Marítima Internacional’ (IMSC, por sus siglas en inglés) se puso en marcha el pasado 29 de agosto con la participación de Reino Unido, Bahréin y Australia, con dos objetivos: por un lado, proteger los envíos vitales, pues cabo recordar que por el estrecho de Ormuz pasa el 30% del petróleo mundial, configurándole como la principal ruta de crudo a nivel global; y, por otro lado, disuadir las provocaciones y los posibles conflictos que quiera iniciar Irán. Este último se encuentra más de actualidad que nunca, tras los ataques a las instalaciones petrolíferas de la compañía estatal Saudi Aramco en los que los indicios apuntan a la responsabilidad hutí con implicación iraní. 

La forma en la que Arabia Saudí participará en la operación todavía no se ha concretado, pero según el comunicado recogido por la agencia de prensa saudí SPA, sus metas se orientarán a los objetivos globales de la Operación Centinela: “proteger las embarcaciones garantizando el derecho a la libertad de navegación, proporcionar seguridad para el comercio internacional y proteger los intereses de los países aliados”.

El príncipe heredero de Arabia Saudí Mohamed bin Salman

Los detalles de la Operación tampoco se han hecho oficiales hasta el momento, aunque los medios estadounidenses como The Washington Post se han ido haciendo eco de algunas especificaciones: las embarcaciones que utilicen dicha ruta “recibirían cámaras y otros dispositivos de monitoreo para corroborar las amenazas de Irán”, y aquellos buques que lo necesiten serían, escoltados, además, “por otros barcos, tanto militares como comerciales”. Entonces, la publicación estadounidense reveló, citando a un alto funcionario del Departamento de Estado, que el programa trata de emplear “elementos disuasivos proactivos para que Irán deje de hacer lo que quiera y luego, encima, lo niegue”. 

Por ahora, se ha conocido que la Marina de Estados Unidos ha enviado destructores de misiles de la clase Arleigh Barke a posiciones “de punto de estrangulamiento en cualquier extremo del estrecho de Ormuz”, con la misión de “observar el tráfico de barcos y monitorear cualquier cosa inusual, mientras los aviones no tripulados y otras aeronaves vigilan por medio de rutas aéreas”, según ha recogido el diario emiratí The National.

Lo que sí se ha detallado ha sido el área de operaciones, que cubre el estrecho de Ormuz, Bab Al Mandab, el mar de Omán y el Golfo Arábigo. 

Este lunes 16 de septiembre, ha tenido lugar una Conferencia de Planificación Principal a bordo del navío británico HMS Cardigan Bay, desplegado en la zona, en la que han participado representantes de los Estados miembros del IMSC, junto con representantes de 25 países adicionales, de acuerdo con un comunicado emitido por la Marina estadounidense.

La conclusión de la reunión volvió a traer a colación los ataques contra Saudi Aramco: “A la luz de las recientes amenazas al transporte marítimo internacional, los representantes reafirmaron el compromiso continuo de sus naciones para salvaguardar la libertad de navegación en el golfo Arábigo, el golfo de Omán, el mar Rojo y el estrecho de Ormuz y Bab al Mandeb, y discutieron los esfuerzos multinacionales dirigidos a mejorar la seguridad marítima en las principales vías fluviales de la región”, concluye la nota.

Aviones F/A-18F en la cubierta del USS Abraham Lincoln en el Golfo de Omán cerca del estrecho de Ormuz
El agujero de seguridad saudí

El anuncio, que ha sido comunicado por un funcionario del Ministerio de Defensa del Reino y recogido por la agencia estatal de prensa, SPA, revela que Arabia Saudí ha tomado la decisión para apoyar “los esfuerzos regionales e internacionales para disuadir las amenazas a la seguridad marítima”. Sin embargo, no es casualidad que coincida en el tiempo con el último ataque de este sábado a la infraestructura crítica saudí por excelencia, las refinerías de petróleo de la compañía estatal Saudi Aramco.

La ofensiva, cuya responsabilidad todavía queda por esclarecer, ha puesto de manifiesto las serias vulnerabilidades que padece la red de petróleo del Reino. “Tal vez sea vergonzoso que sus armas de cientos de miles de millones de dólares no interceptaran el fuego yemení”, ha declarado en este sentido el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif. “Miles de millones de dólares gastados por Arabia Saudí en equipos militares occidentales de vanguardia diseñados principalmente para disuadir ataques a gran altitud no han demostrado ser compatibles con drones de bajo coste y misiles de crucero utilizados en un ataque que paralizó su gigantesca industria petrolera”, han alertado los expertos Stephen Kalin y Sylvia Westall, en una información publicada por Reuters.

Una fuente de seguridad saudí ha reconocido que sus instalaciones, concretamente la planta de Abqiaq, una de las dos afectadas, está totalmente expuesta porque “no tiene una cobertura real”. “¿Dónde están los sistemas de defensa aérea y el armamento de Estados Unidos por el cual gastamos miles de millones de dólares para proteger el reino y sus instalaciones petroleras? Si hicieron esto con tanta precisión, también pueden golpear las plantas de desalinización y más objetivos”, ha advertido el funcionario, que ha manifestado su deseo de permanecer en el anonimato.

En esta línea, se ha posicionado un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) de Washington, que revela que otros elementos que estarían en riesgo por posibles nuevos ataques – como ya han sido anunciados por los hutíes – son las plantas de desalinización, la red eléctrica y los sistemas de control industrial.

Cabe recordar, en este punto, que Arabia Saudí utiliza los sistemas estadounidenses Patriot como equipos de defensa aérea antimisiles, que si bien alcanzan un gran porcentaje de éxito en la intercepción de misiles balísticos que circulan a gran altitud, “los drones y los misiles de crucero vuelan más lentamente y a altitudes más bajas, por lo que son más difíciles de detectar para los Patriots con el tiempo adecuado para interceptarlos”, revelan Kalin y Westall. 
 

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