Se rediseñan las alianzas en Siria tras el acuerdo firmado por los kurdosirios con Damasco, que ya ha desplegado al Ejército en la zona; Rusia jugará un papel determinante

Asad se alía con los kurdosirios contra Turquía y Rusia se fortalece

photo_camera AFP/RIA NOVOSTI/KREMLIN POOL/ALEXEY DRUZHININ - El presidente ruso Vladimir Putin junto a su homólogo sirio Bachar al Asad durante una reunión en el Kremlin, en Moscú, el 20 de octubre de 2015.

El tablero del conflicto sirio, en su enésima etapa, está cambiando rápidamente. La guerra civil del país ha entrado en una nueva fase con la confirmación de una nueva alianza entre el Ejército sirio y los kurdosirios, en la que Rusia tendrá un papel determinante. Este movimiento de fichas es consecuencia de la ofensiva turca en el noreste del país, en el territorio controlado las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD), la alianza de milicias encabezada por los kurdosirios Unidades de Protección Popular (YPG), a los que Ankara llama terroristas.

El caos en Siria se agrava con este acuerdo ya que las fuerzas leales al presidente sirio no reconocen la administración autónoma de esa área, autoproclamada Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria, conocido como Rojava. Pese a ello y gracias al acuerdo el presidente Bachar al Asad, con el apoyo ruso, tiene luz verde para acceder a los territorios y desplegarse en la frontera norte con el objetivo de defender a los kurdosirios frente a la intervención turca.

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A pesar de ello, la fuga de yihadistas detenidos en manos de fuerzas kurdas en el norte de Siria tras la ofensiva turca sigue siendo una de las más temidas consecuencias de la intervención turca sobre el país. Europa tiembla ante la posible vuelta de los combatientes extranjeros en Siria y también ante la posible fuga a terceros países de los combatientes detenidos de Daesh, hasta ahora en campos custodiados por las milicias kurdas. Las YPG aseguran que tienen hasta 12.000 terroristas detenidos y que cada vez tienen menos recursos para mantenerlos bajo su dominio. 

Además, existe poca claridad, e informaciones encontradas sobre los avances de uno y otro bando en los bombardeos y ataques sobre el terreno y en varios puntos del norte del país. Lo que sí está confirmado es que cientos de familias y partidarios de Daesh escaparon de un campo de detención en Siria en medio de los combates entre las fuerzas turcas y las milicias kurdosirias. En pleno recrudecimiento del conflicto el presidente estadounidense Donald Trump ha ordenado la salida del millar de soldados que quedaban en las regiones septentrionales sirias.

De esta manera, el Ejército sirio, las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad, accede a los territorios kurdos y se despliega en la frontera norte para impedir la agresión de Turquía que libra una batalla desde el pasado 9 de octubre en la frontera turca-siria. Los kurdos y Damasco, con el apoyo determinante ruso, intentarán recuperar las zonas conquistadas por Turquía desde el inicio de su ataque (como las poblaciones fronterizas de Ras al Ain y Tal Abiad).

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Además, las autoridades kurdas destacaron que este pacto abre la puerta a "la oportunidad de liberar el resto de los territorios y ciudades ocupadas por el Ejército turco como Afrín, cantón turco en el noroeste de Siria, tomado por Turquía en 2018. El acuerdo parece asegurar que los kurdosirios mantendrán la administración política y la seguridad interior de la zona por un tiempo, pero Al Asad se ha mostrado contrario a otorgar cualquier tipo de autonomía durante los últimos meses a cualquier grupo. 

Supone una redefinición de las alianzas en el país azotado por la guerra civil porque hasta hace una semana las YPG eran las principales aliadas de Estados Unidos, hasta que el presidente Donald Trump anunciara la salida de las tropas de Siria, y se enfrentaban a Damasco. Hoy los kurdosirios y el Ejército de Al Asad se han visto obligados a entenderse. De esta manera, las FSD recibirán un apoyo de Rusia que resulta uno de los principales beneficiados de la decisión de EEUU de dar la espalda a sus aliados en la derrota territorial de Daesh del país. Moscú se ha mantenido fiel a Damasco durante una gran parte del conflicto y es el país que mejor parado puede salir de la guerra en Siria. 

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La nueva configuración de alianzas en el conflicto representa otra oportunidad de oro para que el presidente ruso amplíe su rol en Siria donde ha sido un aliado determinante para que el gobierno de Al Asad recuperara la mayor parte del territorio del país en una devastadora guerra civil. Irónicamente EEUU le ha servido en bandeja la ocasión de entrar en esta nueva fase, algo que Vladimir Putin sabrá aprovechar junto con la estrategia diplomática que tanto le ha servido hasta ahora. Turquía, miembro de la OTAN, se ha convertido en un socio particularmente importante para Rusia a pesar de haber respaldado a los bandos opuestos en el conflicto. Según avisó el presidente ruso, Vladimir Putin, todas las fuerzas militares presentes en la actualidad en Siria que operen sin la autorización del Gobierno de Bachar al Asad deben retirarse de la república árabe. 

El mandatario ruso añadió que si el futuro Gobierno legítimo de Siria decide que no necesita más de la presencia de las Fuerzas Armadas de Rusia, "esto se referirá también a Rusia, por supuesto". Rusia, principal aliado del régimen sirio de Al Asad, inició en septiembre de 2015 una operación militar en este país árabe a petición de Damasco, pero realizó dos retiradas parciales de su contingente militar en marzo de 2016 y en abril de 2017.

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Mientras tanto, Erdogan ignora las advertencias y condenas de la comunidad internacional que este fin de semana han intentado aplicar algo de presión sobre el líder turco que no se ha visto especialmente afectado. "La dura respuesta de Washington, la reacción de la UE, la amenaza de sanciones contra Turquía juegan en manos de Moscú al hacer que Moscú y Ankara estén aún más cerca", según declaraciones de Kirill Semenov del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, recogidos por AP. 

Por ahora, Ejército turco asegura haber matado, herido o capturado a miembros de las milicias kurdosirias desde el inicio de la operación y once localidades en los alrededores de Tal Abiad y Ras al Ain. Turquía ingresará a las ciudades sirias de Kobane y Manbij, anunció Erdogan el lunes por la mañana. Si Turquía intenta tomar Manbij por la fuerza y seguir con la ofensiva en la frontera, supondría un enfrentamiento directo con Damasco. "Parece que la operación turca no tendrá ningún problema en Ayn al Arab (Kobane, en kurdo) en Siria. Rusia ha dado una respuesta positiva a través de su embajada", dijo Erdogan en Estambul antes de iniciar un viaje oficial a Azerbaiyán. Estamos llevando a cabo negociaciones con Rusia a nivel militar y diplomático", insistió Erdogan.

Mientras tanto el drama humanitario continúa. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), entre 150.000 y 160.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el norte de Siria en los últimos seis días.

Siria Rusia y Turquia

El regreso de las fuerzas sirias a la región le da la posibilidad a Bachar al Asad de reforzar su control sobre una zona del país que se le había escapado y supone un cambio importante en la larga guerra civil de Siria. También puede conllevar un enfrentamiento directo entre el Ejército sirio, con el apoyo ruso, y Turquía. La opción que emerge es que Ankara se siente en la mesa de negociación con Damasco, Moscú y Teherán, e incluso con Washington.

Los errores de la administración estadounidense parece que serán aprovechados por el presidente ruso, amo y señor en la actual Siria, lo que crea una mayor incertidumbre para la salida negociada del conflicto. Especialmente si no se mantiene la autonomía de la región en la que están los kurdosirios, y las garantías incluidas en el acuerdo, que en un principio Damasco ha prometido a las Fuerzas de Siria Democrática. Principalmente porque el fin último del presidente sirio es recuperar cada centímetro del país perdido desde el inicio de la guerra en 2011.
 

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