Cada año 3 millones de mujeres africanas corren el riesgo de sufrir la ablación genital

                                                                                                                   Redacción Atalayar/Agencias/UNICEF

Pie de foto: Una niña de 6 años sufre la ablación en Somalia mientras es sujetada por su hermana (GTRES)

Las estimaciones de Unicef indican que en el mundo existen entre 70 y 140 millones de mujeres que han sido sometidas a la ablación del clítoris y que sólo en África tres millones de niñas corren el riesgo de padecer mutilación genital, una práctica que, no obstante, comienza a cuestionarse.

Así lo indica el informe "La dinámica del cambio social: hacia el abandono de la escisión/mutilación genital femenina en cinco países africanos", publicado por Unicef. El informe ahonda en las experiencias realizadas en Egipto, Etiopía, Kenia, Senegal y Sudán para acabar con una práctica que no sólo atenta a los derechos humanos básicos de las niñas y mujeres que la padecen, sino que les deja secuelas psicológicas y físicas irreparables, como hemorragias, infecciones urinarias, complicaciones durante el parto y alta mortalidad de recién nacidos.

El texto da algunas cifras -siempre aproximativas- respecto a la mutilación genital femenina en los cinco países en estudio, y el cambio de actitud al respecto.

La prevalencia de la escisión del clítoris entre mujeres de 15 a 49 años en Egipto es del 91%; del 89% en Sudán; del 74% en Etiopía; del 28% en Senegal; y del 27% en Kenia. Con respecto al número de mujeres de 15 a 49 años que consideraban que la práctica debía perpetuarse hace unos años y las que lo piensan en época más cercana, los resultados muestran que el 82% de las egipcias lo pensaban en 1995 y el 63% en el 2008. En el caso de Sudán, era el 79% de las mujeres en 1989 y el 51% en el 2006; en Etiopía, el 60% en 2000 y el 31% en el 2005; en Kenia, el 20% en 1998 y el 9% en el 2009; en Senegal, el 18% en 2005, sin que haya cifras comparativas más recientes.

El informe reconoce que "a pesar de los progresos realizados en las comunidades estudiadas, las tasas de prevalencia son elevadas". Sin embargo, destaca que "los méritos de la práctica son cuestionados y que muchos individuos preferirían, si las circunstancias se lo permitieran, no tener que someter a sus hijas, esposas, hermanas y primas a la mutilación genital".

Complicada erradicación

Los distintos trabajos de campo realizados en los cinco países no aportan una respuesta única respecto a los avances en la erradicación de la práctica, dada la importancia del contexto socio-cultural de cada país, e incluso de cada comunidad en un mismo estado.

No obstante, se detectaron elementos comunes que contribuyen a la erradicación de la práctica, o como mínimo al incipiente rechazo social. "Estos elementos no son suficientes por si mismos para instigar el cambio pero juntos pueden llevar a procesos de transformación", aclara el informe.

Algunos de ellos son: la decisión depende de muchos actores, y no sólo de los progenitores, que toman muy en cuenta la opinión de los líderes locales, políticos o religiosos; las comunidades deben sentir que el cambio es en su propio interés y estar convencidas de ello sin interferencia de extranjeros. Asimismo, se debe valorar la cultura local sin rechazarla, y se debe unir la educación en derechos humanos a los valores y aspiraciones locales; las campañas deben llevarse de forma paralela a nivel local y nacional. "Los cambios son más susceptibles de ocurrir si se tienen en cuenta las dinámicas complejas asociadas con la práctica, en lugar de hacer juicios negativos de los individuos y las comunidades que aplican la mutilación", concluye el informe.

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