Isdefe y ADALEDE han organizado la jornada ‘El papel de China en el nuevo orden mundial’

China quiere reinar en un mundo armónico

photo_camera Pablo Rubio/ATALAYAR - De izquierda a derecha, la profesora Taciana Fisac, la periodista Georgina Higueras, el profesor Miguel Ángel Benedicto, el vicepresidente de ADALEDE Juan Antonio Carrasco, el general Jesús Argumosa y el coronel José Pardo de Santayana

¿Qué está pasando con China? ¿Cómo se ha convertido, en apenas 40 años, en la segunda potencia económica del mundo? ¿Qué cabe esperar en el futuro de un país con casi 1.400 millones de habitantes? Ninguna de las preguntas anteriores tiene, desde luego, una respuesta sencilla. No obstante, la jornada ‘El papel de China en el nuevo orden mundial’ ha intentado arrojar un poco de luz sobre ellas.

El foro ha sido celebrado el pasado jueves, 14 de noviembre, en la sede de Isdefe (Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España) en Madrid. La organización ha corrido a cargo de la Asociación de Diplomados en Altos Estudios de la Defensa Nacional (ADALEDE) y ha contado con la colaboración de dos instituciones de primer nivel: el Instituto Europeo de Estudios Internacionales (IEEI) y la Asociación Española de Militares Escritores (AEME).

En la mesa de presentación, David Javier Santos, presidente de ADALEDE, ha remarcado el compromiso de su institución con el “fomento del conocimiento, el estudio y la difusión de la seguridad y la defensa”. En la misma línea ha insistido el general Jesús Argumosa, presidente de AEME: “La sociedad española ni concibe ni participa en la defensa”. El general ha alabado, además, la abundante presencia de estudiantes entre los asistentes a las conferencias.

En la mesa de presentación, David Javier Santos, presidente de ADALEDE (segundo por la derecha), ha destacado el papel de la asociación para promover la cultura de ddefensa
China vista por China

Suele decirse que, para entender el presente, es imprescindible echar la vista atrás. En el caso concreto de China, el retrovisor ha de tener un alcance muy largo. “Su visión del mundo está muy enraizada en su historia”, ha asegurado Juan Leña Casas, exembajador de España en Pekín. El diplomático, en la ponencia inicial, ha explicado como el país ha mantenido casi intacta su civilización desde hace 3.000 años.

Es necesario, por tanto, comprender adecuadamente algunos de los conceptos que han estructurado al país prácticamente desde siempre. El primero consiste en que China siempre se ha visto a sí misma en una posición de primacía frente al resto del mundo; no en vano, su nombre en lengua nativa quiere decir literalmente ‘el Imperio del Centro’. La segunda idea se relaciona con el confucianismo. Esta filosofía moral ha estructurado jerárquicamente la sociedad china de manera bastante rígida, pero siempre siguiendo unos principios de unidad y armonía espirituales.

Este orden, que ha regido en China durante milenos, entró en barrena con la llegada de las potencias europeas a partir del siglo XIX. Si antes había sido el centro, ahora China se encontraba en la periferia. Del mismo modo, la autoridad local fue quebrada por actores externos y la estabilidad no fue recobrada hasta después de la guerra civil. Actualmente, según el exembajador Leña Casas, el gigante asiático se encuentra en medio de un “rearme ideológico”. Los dirigentes de Pekín buscan huir del eurocentrismo reinante en la sociedad internacional actual: “Lo que se quiere es recuperar la centralidad con los principios morales confucionistas”. Dicho de otra manera, “China quiere modernizarse sin occidentalizarse”, como ha sintetizado el coronel José Pardo de Santayana, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos.

Juan Leña Casas (izq.) ha sido embajador, entre otros países, en China y Japón

¿Cómo se trasladan esos conceptos a la actualidad? Fundamentalmente, a través de la educación. La academia china está realizando un gran esfuerzo por dotar de un corpus de conocimiento importante a esta iniciativa. A niveles inferiores, también se ha estimulado el cambio: “En la educación patriótica, se ha recuperado el orgullo de China”, ha apuntado en la mesa redonda posterior Taciana Fisac, directora del Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid. 

A efectos prácticos, empieza a verse cómo estas semillas han ido dando su fruto. Por una parte, de puertas hacia adentro, el marcado escalonamiento de la sociedad propugnado por el confucianismo refuerza el rol protagónico del Partido Comunista (PCCh). “Si cae el partido, ¿quién va a suplir ese hueco?”, ha planteado Fisac. Por otra, esa nueva centralidad reposa sobre unas relaciones internacionales basadas en “el diálogo, la inclusividad y la multiculturalidad”, según Leña Casas; unas ideas similares a las que inspiraron los cinco principios de coexistencia pacífica formulados por Zhou Enlai en 1954.

 China en la esfera internacional

En el mapamundi, parece que China aún no ha recobrado totalmente esa aura de centralidad que pretende. Sin embargo, el proceso está en marcha. Para el general Argumosa, que también ha formado parte de la mesa redonda, la sociedad internacional actual se encuentra en un estado de “bipolaridad dual”. A un lado, está ubicado un eje transatlántico con dos centros: Washington y Bruselas. Al otro, se encuentra el eje euroasiático con nodos principales en Moscú y Pekín. El problema, según el general, es que la alianza atlántica atraviesa un momento de gran vulnerabilidad, mientras que el polo oriental está reforzado. Los foros multilaterales asociados al mundo occidental como el Fondo Monetario Internacional y Naciones Unidas van a menos, pero el grupo BRICS, la Unión Euroasiática y el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda van a más.

¿Cómo ha llegado China a esta posición de poderío? De ser un actor con relativamente poca relevancia, se ha convertido en la segunda potencia económica de todo el mundo. Ha de enfrentarse a importantes desafíos, como la contaminación, el envejecimiento de la población y la dificultad creciente por mantener su nivel de vida. Sin embargo, “siempre que el PCCh ha tenido un problema ha sabido resolverlo”, ha sentenciado el coronel Pardo de Santayana. 

Desde luego, hasta ahora no parece haber ido mal. Después del fracaso que supuso la política del Gran Salto Adelante promovida por Mao Tse-Tung, la revolución dentro de la revolución llegó con Deng Xiaoping. El actual presidente Xi Jinping ha consolidado esa tendencia. En 40 años, China ha revolucionado su agricultura, su industria, su inversión científica y su ejército. “El país se embarcó en un crecimiento acelerado sin mirar las consecuencias”, ha comentado Georgina Higueras, periodista y directora del Foro de Asia en Fundación de Foros.

David Javier Santos (izq.), presidente de ADALEDE, y el almirante Juan Francisco Martínez Núñez, secretario general de Política de Defensa, han clausurado la sesión
Expansión a través del dinero

En los últimos años, China ha sabido expandirse utilizando en beneficio propio las reglas comerciales internacionales. Mientras que Estados Unidos ha ejercido su dominio a través de sus Fuerzas Armadas, el gigante asiático ha penetrado en medio mundo a través de proyectos económicos, como el de la Nueva Ruta de la Seda y el programa Made in China 2025. “China no siempre respeta las reglas del juego”, ha aclarado Miguel Ángel Benedicto, miembro del panel del Movimiento Europeo Internacional, en referencia al estatus de país emergente que conserva en la Organización Mundial del Comercio y los grandes subsidios que otorga el Gobierno a sus empresas. “Se trata de un ‘hard power’ con guante de seda”, ha definido Solsona, que es miembro de ADALEDE.

Según el coronel Pardo de Santayana, la gran batalla que definirá la carrera entre Estados Unidos se libra en el campo de la investigación tecnológica. Avances como el 5G, el tratamiento de tierras raras y la computación cuántica representan una carrera que Washington continúa liderando, pero en la que Pekín recorta distancias a pasos agigantados.

El encuentro ha concluido con unas palabras del almirante Juan Francisco Martínez Núñez, secretario general de Política de Defensa. Ha comparado a China con una “orquesta que no tiene partitura”, en el sentido de que el país se encuentra en un momento de incertidumbre; disfruta de una gran influencia, pero aún no tiene la hegemonía, ni ha asumido responsabilidades con el resto del mundo. En un discurso muy conciliador, ha llamado a buscar el entendimiento con los líderes de Pekín y a no demonizar al país: “Cuando te atrincheras, estás perdido”.

Más en Política