El Gobierno de Al-Hadi ha pedido a EAU que retire su apoyo a las fuerzas separatistas después de los episodios de violencia de los últimos días en Adén

El Gobierno de Yemen hace responsable a Emiratos del golpe de Estado por apoyar a los separatistas

EPA - Separatistas sureños patrullan una calle durante los enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en Adén, Yemen

El Gobierno de Yemen ha declarado a Emiratos Árabes Unidos (EAU) responsable de las consecuencias del golpe de Estado perpetrado el pasado sábado por las fuerzas separatistas  contra el Ejecutivo yemení. Las autoridades yemeníes lo han manifestado así por el apoyo de EAU a estas fuerzas rebeldes sureñas que atacaron las instituciones provisionales de la Administración de Yemen, reconocida internacionalmente. “El Ejecutivo yemení responsabiliza al Consejo Transitorio Sureño (CTS) y a EAU de las repercusiones de este golpe contra el Gobierno legítimo en la capital temporal, Adén”, ha declarado en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores del país asiático.

El Gobierno de Yemen, que forma parte de la coalición internacional liderada por Arabia Saudí en la guerra contra los hutíes por volver a tener el control del país, ha pedido a las autoridades de EAU que dejen de apoyar a estos grupos separatistas del sur y retire el respaldo financiero y militar de “forma total e inmediata” alegando que va en contra de los objetivos principales de la alianza internacional de la que los dos forman parte. 

El Ejecutivo emiratí ya había reclamado el pasado lunes a las dos partes en el conflicto en la ciudad de Adén que iniciaran mesas de diálogo para poder poner fin a la crisis después de que se produjeran los incidentes del sábado. Así lo comunicó, Mohammed bin Zayed, príncipe heredero de Abu Dhabi tras una reunión con el rey Salmán bin Adbulaziz de Arabia Saudí. En este encuentro, los dos Estados han instado a “que se priorice el diálogo en la razón en interés de Yemen y su pueblo”. Riad aprovechó esta reunión para mostrar su “apoyo total” al Gobierno de Yemen encabezado por Abd Rabbuh Mansur al-Hadi y su firme compromiso como defensor de la seguridad de la región: “La violencia en Adén creará una situación que podría ser utilizada por organizaciones terroristas como los hutíes, Al Qaeda y Daesh, lo que Arabia Saudí nunca consentirá”, declaró el viceministro de Defensa saudí, Jalid bin Salmán. Los dos altos mandatarios aclararon que se encuentran en “la misma trinchera” para hacer frente a su enemigo real, que es Irán. 

El Gobierno iraní, por su parte, ha mostrado el apoyo de Irán a los rebeldes hutíes y recalcado que Arabia Saudí y EAU buscan “desintegrar” Yemen. Así lo ha expresado el líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei, que ha recibido este martes al portavoz de los grupos hutíes, Mohammed Abdulsalam. Aludiendo a los recientes conflictos entre los separatistas del sur y el Gobierno yemení, Jamenei ha reiterado que Riad y Abu Dhabi intervienen contra la “unidad” e “integridad territorial” del país arábigo y ha apelado al diálogo doméstico entre los yemeníes. 

Rey Salmán de Arabia Saudí Principe Heredero de Abu Dhabi, Mohamed bin Zayed

Las grietas de la coalición internacional de la guerra de Yemen comenzaron a aparecer hace unas semanas cuando los islamistas de Al-Islá, también aliados del Gobierno yemení anunciaron que rompían sus promesas del alto al fuego con los separatistas del sur debido a sus visiones radicalmente opuestas del futuro del país después de la guerra. La violencia entre los dos bandos estalló el pasado 7 de agosto, cuando los guardias del palacio presidencial de Al-Maashiq de Adén vieron como miembros del Consejo Transicional Sureño, en medio de estas tensiones, intentaron entrar en el palacio presidencial como un acto simbólico de su acercamiento al poder en la ausencia del presidente al-Hadi, que se encuentra exiliado en Arabia Suadí. Las fuerzas del Gobierno entendieron esto como un acto de sedición por lo que abrieron fuego contra los separatistas sureños. 

Así, la violencia, que comenzó en las inmediaciones del banco nacional, la corporación del agua y el hospital de Adén se propagó por el resto de la ciudad y actual capital interina. El 10 de agosto las fuerzas del CTS consiguieron tomar el palacio presidencial de Al-Maashiq y se hicieron con el control de un campamento militar estratégico en el distrito de Dar Saad, también ubicado en Adén. Las fuerzas del Consejo Transicional se hicieron con el control de las instituciones de la ciudad y el portavoz de la coalición internacional, Turki al-Maliki, solicitó un alto al fuego, que fue aceptado por las fuerzas sureñas. Los enfrentamientos e incidentes en la ciudad  dejaron 40 personas muertas y 260 heridos. Durante el alto el fuego, el vicepresidente del Gobierno yemení, Mohammed al-Hadhrami, acusó a las fuerzas separatistas del CTS, con Aidarous al-Zubaidi a la cabeza, de haber dado un “golpe de Estado”. 

“Es descorazonador que durante el Eid al-Adha (Fiesta del Cordero) haya familias de luto por la muerte de sus seres queridos, en vez de celebrar juntos en paz y armonía”, ha declarado a la agencia Europa Press la coordinadora humanitaria de la ONU para Yemen, Lise Grande. “Nuestra principal preocupación ahora mismo es enviar equipos médicos para rescatar a los heridos. Estamos también muy preocupados por las informaciones sobre que los civiles atrapados en sus casas se están quedando sin comida ni agua”. 

Conflicto Yemen

Mientras tanto, los ataques de las milicias hutíes no han cesado. Al menos 26 personas resultaron heridas el pasado miércoles en un ataque con misiles contra el aeropuerto internacional de Arabia Saudí en Abha, ciudad cercana a la frontera con Yemen. Así lo ha hecho saber el portavoz de la coalición internacional Al-Maliki en un comunicado, éste acusó a los hutíes de cometer un “crimen contra la humanidad” al disparar intencionadamente contra posiciones civiles. Al-Maliki aseguró que la coalición “tomará medidas rigurosas y urgentes para disuadir a esta milicia terrorista”. 

Así, la guerra civil en Yemen se ha retorcido aún más en estos últimos días. Después de cuatro años de violencia sin descanso y el desarrollo de la crisis humanitaria más grande jamás conocida, nuevos intereses han aparecido en el país más pobre de la península Arábiga que parece que van a complicar más el proceso de paz. 

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