La detección de grietas en la base de los cimientos ha generado inseguridad y críticas en la construcción de la central nuclear de Akkuyu

La ambición nuclear de Turquía se cuestiona por los peligros ambientales

photo_camera PHOTO/SPUTNIK/MIKHAIL KLIMENTYEV/KREMILIN vía REUTERS - El presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan asisten a la ceremonia de colocación de la primera piedra de la central nuclear de Akkuyu, el 3 de abril de 2018

Cuando parece que el sueño turco de independencia energética comienza a perfilar sus aristas, de nuevo surge un bache en el camino que obstaculiza los objetivos. Y es que, tras casi 50 años desarrollando un plan de construcción de plantas nucleares que parecía que nunca se llevaría a término, por fin Turquía logró en octubre de 2018 poner en marcha la edificación de su tan ansiada central. Tras múltiples vaivenes, desde que en 1970 se empezara a hablar realmente de energía nuclear, fue el 10 de mayo de 2010 cuando se anunció el proyecto. De este modo, el Gobierno turco activó sus intenciones de la mano de la Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, Rosatom. Sin embargo, el espejismo ha durado poco y, pese a los intentos del Ejecutivo por tranquilizar a los escépticos, cada vez son más las personas y los medios que se suman a las críticas. 

No es ningún secreto que la península de Anatolia cuenta con un peculiar historial sísmico. Siendo un lugar dividido por fallas, existe una gran tendencia a los terremotos (de diversas intensidades). Pero esto no es una sorpresa para nadie. Así pues, los temores estallaron cuando quedó claro que la central nuclear de Akkuyu realmente se ajustaba al plan inicial y se iba a construir sobre una de las zonas de mayor riesgo sísmico de la región. La ciudad de Mersin, mayoritariamente formada por pequeñas aldeas pesqueras, es la que acogerá la planta nuclear, que estará formada por cuatro reactores, uno de los cuales se espera poner en funcionamiento para 2023. Este ansiado propósito se estima bajo un gasto de 20.000 millones de dólares y cubrirá el 10% de la cuota energética de todo el país, según la agencia Anadolu. Al fin y al cabo, a finales de 2018 gran parte de la electricidad de Turquía todavía se generaba a partir de carbón (37,3%), de acuerdo con las cifras gubernamentales.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su homólogo ruso Vladimir Putin iniciaron la construcción de la central nuclear de Akkuyu, de 20.000 millones de dólares

Pese a las esperanzas depositadas en este ambicioso plan, lo cierto es que la electricidad que genere Akkuyu hará al país aún más dependiente de las potencias extranjeras, ante lo que la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos de Turquía (TMMOB) ha aclarado en julio de este año, a través de un informe, que "esto se debe a que la energía generada en Akkuyu se venderá a precios 275% más altos que los costos generales en Turquía. Los ingresos de esto se enviarán al exterior en forma de moneda extranjera". 

Los peligros en el proceso de construcción 

Tanto Rosatom como el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan se han encargado minuciosamente de desprestigiar toda crítica en contra de su ‘criatura’; pero no han podido evitar que la inseguridad invada a los ciudadanos turcos, especialmente a aquellos que viven en zonas cercanas al proyecto. No en vano, la nueva central se está construyendo a tan solo 30 kilómetros de la falla Ecemiş en el norte de Anatolia. La alarma se incrementó cuando la Autoridad de Energía Atómica de Turquía (TAEK) emitió informes acerca de una grieta que apareció en el cemento con el que se están formando los cimientos en mayo del año pasado. 

Vista de las obras de construcción de la primera central nuclear de Turquía, Akkuyu

Akkuyu tan solo declaró que “se completó de acuerdo con los estándares de seguridad de la Agencia Internacional de Energía Atómica". No obstante, el 21 de mayo, TMMOB registró una segunda ruptura en la base del embalse donde se encontrará el núcleo atómico. "Descubrimos que esto estaba relacionado con una aterradora falta de inspección. […] El sitio está siendo operado con la mentalidad de contratistas en lugar de ingenieros", ha aseverado a BBC Erkan Demir, de la rama del sindicato de ingeniería de Mersin.

Mapa de Turquía localizando Akkuyu

También la Unión Ecológica de Turquía ha pedido que se deje el proyecto a un lado y se considere el impacto ambiental. Frente a ello, Rosatom tan solo declaró que las grietas producidas son “regulares” en la etapa de construcción en la que se encuentran. En la otra cara de la moneda, el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia ha aseverado que todos los comentarios negativos que se están produciendo no son sino resultado de un intento prooccidental por exacerbar la peligrosidad de los sucesos. "No quieren ver el éxito de un megaproyecto de infraestructura rusa en Turquía y las perspectivas que trae para la cooperación a largo plazo", mantuvo Timur Akhmetov, investigador y periodista ruso. 

Más en Política