La guerra comercial entra en una nueva fase y la economía global se tensa aún más

Atalayar/EFE

Pie de foto: El presidente Donald Trump junto con el presidente de China, Xi Jinping, en una foto de archivo. REUTERS/DAMIR SAGOLJ

Un posible acuerdo entre Estados Unidos y China parecía cerca de materializarse en las últimas semanas, después de meses de negociaciones, algo que hubiera aliviado la guerra comercial entre ambas potencias que tiene a la economía global en una constante tensión.

Esa posibilidad se esfumó el viernes 10 cuando entró en vigor el aumento en los aranceles a más de 5.000 productos chinos que el presidente de EEUU, Donald Trump, había anunciado cinco días antes, y que China no logró impedir durante una negociación a contrarreloj el jueves en Washington.

Trump subió al 25% los aranceles a importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares, y amenazó con extenderlos al resto de los productos que Estados Unidos compra al gigante asiático. Los aranceles incrementados afectan a más de un tercio de las exportaciones chinas anuales a EEUU, entre ellos productos como cereales, textiles, material de construcción, productos químicos y combustibles. No se aplicaron a aquellos bienes que ya estuvieran en tránsito antes de la medianoche en Washington, sino solo a aquellos que salieran de China a partir de entonces.

Hasta ahora, esos productos chinos estaban sometidos a un gravamen menor, del 10%. El cambio implica que ahora casi la mitad de las importaciones chinas están sujetas a los aranceles del 25%, que ya afectaban desde el año pasado, cuando en julio comenzó la guerra comercial, a otros 50.000 millones de dólares en bienes de China.

China lamentó "profundamente" la decisión de Estados Unidos y anunció que tendrá que adoptar "las contramedidas necesarias", aunque también mostró su disposición a seguir negociando con Washington, en un comunicado de su Ministerio de Comercio. Por ahora China todavía no ha detallado las medidas que tiene en mente que asegura  que "un incremento en las fricciones comerciales no beneficia ni a ninguno de los dos países ni al mundo", recalcó Comercio.

Desde diciembre, Pekín ha adoptado medidas de buena voluntad, como la bajada de aranceles a los vehículos importados de EEUU, la reanudación de la compra de soja o la presentación de un proyecto de ley para prohibir la transferencia forzada de tecnología.

El mandatario estadounidense matizó que aún veía "posible" alcanzar un acuerdo con China, y reveló que había recibido "una muy hermosa carta” del presidente Xi en la que afirmaba: “Trabajemos juntos, hagamos algo”.

Pie de foto: EEUU aumenta la tensión con China con una subida de los aranceles, que tendrán un impacto sobre el crecimiento global. REUTERS/JASON LEE

Pero también amenazó con imponer aranceles del 25% a otros 325.000 millones de dólares en importaciones de China, lo que, sumado a los 250.000 millones afectados por los gravámenes actuales, cubriría el valor total de los bienes chinos importados anualmente por Estados Unidos.

"Tendremos 250.000 millones (de dólares) al 25%, y tendremos 325.000 millones de dólares al 25%. Y estamos empezando hoy los trámites para hacerlo", afirmó Trump el jueves. Si eso se produjera se cubriría el valor total de los bienes chinos importados.

Hasta ahora, la Casa Blanca ha tratado de escudar de los aranceles a algunos de los productos manufacturados en China más cotizados por los consumidores estadounidenses, como los celulares iPhone o las zapatillas Nike, pero los posibles aranceles a bienes valorados en 325.000 millones sí afectarían a esas marcas.

Trump suele describir los aranceles como un beneficio para las "arcas estadounidenses", a pesar de que esos sobrecostes no los pagan los exportadores chinos, sino que se trasladan al consumidor final en Estados Unidos, según los economistas.

Las negociaciones a partir de ahora en serán conversaciones destinadas a lograr un pacto que permita retirar, rebajar o contener el impacto de esos aranceles. Washington quería que Pekín se comprometa a cambios estructurales en su economía y a proteger la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses, entre otras exigencias, además de las otras medidas que ya han sido tomadas por China.

La guerra comercial es la principal preocupación para la economía global, según Christine Lagarde y muchos analistas económicos. En ese sentido, la firma Oxford Economics resalta hoy que las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo "están poniendo en peligro el crecimiento global". "Una escalada de la tensión podría provocar una recesión que tendría consecuencias muy graves para el resto del mundo", asegura la consultora, que calcula que la guerra comercial "podría reducir el PIB global en un 0,5% sólo en 2020".

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