Es imperativa la creación de un nuevo contrato social que rija entre ciudadanos, Estados y el sector privado porque se ha llegado a un punto de no retorno en el que todo lo digital es político 

La transformación digital y el futuro de la democracia necesitan de un nuevo contrato social

photo_camera WLA-CdM - Maria Isabel Mejía, experta en innovación digital del Estado en CAF, el banco de desarrollo de América Latina.

El desarrollo tecnológico de los últimos años está representado por el hecho de que hoy los algoritmos marcan el mundo en el que convivimos. La revolución digital actual está relacionada tanto con los cambios que se vienen produciendo en la economía, y en los modelos productivos, como en los políticos, y el orden convulso que predomina hoy en día, y en la sociedad, en la manera en la que nos organizamos y nos relacionamos. Por ello es imperativa la creación de un nuevo contrato social que rija entre ciudadanos, Estados y el sector privado porque se ha llegado a un punto de no retorno en el que todo lo digital es político. 

Todo ello configura la Cuarta Revolución Industrial, o Industria 4.0, definida por el uso de algoritmos, internet de las cosas, biotecnología, inteligencia artificial y cantidades ingentes de datos procesados (conocido por Big Data), una etapa de cambio en la que nos encontramos imbuidos y que acaba de empezar. Bajo esta premisas, y con el deseo de encontrar respuestas y soluciones a los desafíos que ello trae, ha tenido lugar el encuentro mundial '2019 Annual Policy Dialogue' organizado por el World Leaderships Alliance-Club de Madrid (WLA-CdM) bajo el título 'Digital Transformation and the Future of Democracy'. A la cita han acudido más de 150 personas incluidos representantes de gobiernos, instituciones académicas, como el coorganizador IE School of Global and Public Affairs, expertos, empresas tecnológicas y sociedad civil, así como más de 30 ex jefes de Estado y de Gobierno democráticos que son miembros de WLA-CdM.

Nadia Calviño_Club de Madrid

"Todos debemos ser partícipes de las riquezas que los datos generan. Así aplaudimos las nuevas normas fiscales internacionales que promulga la OECD," haciéndolos aptos para el propósito de la economía global del siglo XXI, aseguraba la ministra española de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño. Ella fue la encargada de inaugurar la jornada junto a la presidenta de WLA-CdM, Vaira Vike-Friberga (ex presidenta de Letonia, 1997-2009). 

De esta manera, la ministra reclama "que la inteligencia artificial esté al servicio del ciudadano" y que lo que necesitamos para lograrlos es "una aproximación multidisciplinar, que la inteligencia artificial sea ética, igualitaria, que no deje a nadie atrás y que sea parte de un nuevo contrato social". La ministra ha ensalzado la nueva iniciativa público-privada española Digital Future Society, que analiza el impacto socioeconómico de la revolución digital, durante el evento celebrado en el Palacio de Cibeles de Madrid y avanzó que el Gobierno español quiere presentar la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial este año. 

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En esa línea se ha mostrado la comisaria europea de Economía y Sociedad Digital, Mariya Gabriel al asegurar que hoy en día lo digital es político, "nuestra acción política consiste en abordar los desafíos que plantea la transformación digital sobre la base de valores Europeos sólidos y estables". La comisaria asegura que en la estrategia europea de inteligencia artificial es prioritario reforzar la inversión, ya que la Unión Europea  está rezagada en comparación a Estados Unidos o China, que se defina una guía ética, unos estándares éticos, sobre esta tecnología porque el correcto uso de los datos puede apoyar la educación y el emprendimiento, "elementos clave para las pequeñas y medianas empresas, la innovación y las aptitudes digitales". 

Sobre la digitalización de la economía habló María Isabel Mejía, experta en innovación digital del Estado en CAF, el banco de desarrollo de América Latina, al asegurar que "todo está generando una huella digital: debemos usarla para el bien público, por ejemplo centrando en la reducción de la pobreza mediante subsidios mejor orientados y para cerrar la brecha de inequidad". "Las reglas del juego deben cambiar, el contrato social actual debe ser diferente, el papel del Estado y las corporaciones como parte de las comunidades deben cambiar", dijo María Isabel Mejía. "Hay que definir las responsabilidades de los dueños de los datos y hay que invertir tanto en el desarrollo humano como en inteligencia artificial", concluyó con rotundidad. 

Maria Isabel Mejia

Así, el secretario general adjunto de la OCDE, Ulrik Vestergaard Knudsen, subrayó el avance que supone que la organización presentara recientemente el primer conjunto de directrices de políticas intergubernamentales sobre inteligencia artificial. Se trata de los 'Principios de la OCDE sobre la Inteligencia Artificial' unas normas internacionales que velen por que el diseño de los sistemas de IA los haga robustos, seguros, imparciales y fiables y que poco a poco van siendo parte de la discusión global de la transformación digital y el futuro de la democracia. 

Por su parte, Nuria Oliver, doctora por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y experta en inteligencia artificial, aseguraba que "como una gran cantidad de datos es de propiedad privada, el intercambio de datos entre empresas y gobiernos es importante para el crecimiento de la inteligencia artificial, que depende de grandes conjuntos de datos para completar tareas como detectar patrones y hacer predicciones". 

Sobre ese eje es el que gira la idea del nuevo contrato social, tomando el concepto que el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau  popularizó, que gobierne un orden mundial en el que la tecnología y los algoritmos marcan nuestras vidas. La gobernanza del futuro se centrará en las tecnologías emergentes, algo que quedó ilustrado durante la jornada de WLA-CdM por el hecho de que el nombre de Mark Zuckerbeg, el creador y presidente de Facebook se mencionara más veces que el de cualquier país o líder político internacional. Por su parte, el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero aseguraba que "la exaltación de la tecnología, donde todo puede llegar a ser predecible, puede socavar nuestro concepto de libertad, es una gran preocupación". Además, se destacó que esta revolución, para ser global, debe aspirar a no dejar a nadie atrás teniendo en cuenta que hasta la mitad de la población mundial no está conectada en la actualidad. 

Transformacion digital

Por ese motivo, varios panelistas hicieron un llamamiento por revisar el rol del mundo privado, en un momento en el que las empresas introducen avances tecnológicos de manera más rápida que la legislación que lo regula y que tenga como objetivo que las empresas tengan un papel que sea mayor que el de únicamente generar beneficios para sus accionistas. En esa línea, es necesario responder a la cuestión de si los datos hoy son un derecho de los ciudadanos llevando a muchos de los ponentes a reclamar una legislación más contundente sobre los datos. 

La discusión sobre las implicaciones de la transformación digital y la inteligencia artificial para la democracia no ha hecho más que empezar. Al final del encuentro mundial '2019 Diálogo Políticas' se presentará una serie de recomendaciones de políticas clave para garantizar que las tecnologías y, más específicamente, los sistemas de IA, estén diseñados, desarrollados e implementados para beneficiar a las personas.

"No debemos mirar a la tecnología como consumidores sino como ciudadanos, lo digital es político", dijo Jamie Susskind, ex fellow del Centro de Berkman Klein para el Internet y la Sociedad (Berkman Klein Center for Internet & Society) de la Universidad de Harvard. El impacto que la transformación tecnológica tiene sobre la economía, la política y la sociedad es evidente y jornadas como esta ayudan a encauzar la conversación y las políticas. Todas estas visiones son parte de la nueva gobernanza global, que necesita de ese nuevo contrato social, en la que la revolución digital jugará un papel determinante porque a fin de cuentas el desarrollo de la inteligencia artificial representa un aumento de la inteligencia humana, no la sustituye. 

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