Estados Unidos y Arabia Saudí refuerzan su alianza y aseguran estar listos para responder

Los ataques hutíes contra Saudi Aramco ponen en jaque la economía global

AFP PHOTO / SAUDI ROYAL PALACE / BANDAR AL-JALOUD - El príncipe heredero Mohammed bin Salman (R) estrechando la mano del presidente estadounidense Donald Trump durante su reunión al margen de la Cumbre del G20 en Osaka, Japón

“Basado en el ataque a Arabia Saudí, que puede tener un impacto en los precios del petróleo, he autorizado la liberación del petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés), si es necesario, en una cantidad por determinar suficiente para mantener los mercados bien abastecidos. También he informado a todas las agencias apropiadas para acelerar las aprobaciones de los oleoductos que se encuentran actualmente en proceso de permisos en Texas y otros Estados”.

Este es el mensaje que lanzaba el presidente estadounidense, Donald Trump, esta madrugada en su cuenta de Twitter tras conocerse las consecuencias de los ataques hutíes con drones realizados contra dos refinerías en Abqaiq de la empresa más rentable del mundo, la petrolera Saudi Aramco. La ofensiva provocó el incendio de las instalaciones, lo que tuvo un efecto inmediato: la reducción de la capacidad operativa de la planta al 50%. El recién nombrado nuevo ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, anunció que la petrolera estatal había tenido que detener su producción de crudo en un 5,7 millones de barriles, una cifra cercana al 50% y que implica, a nivel global, la disminución de un 5% de la producción mundial de petróleo. Del mismo modo, la producción de gas asociado tuvo que reducirse en 2.000 millones de pies cúbicos por día, que equivalen a 700.000 mil barriles de gas líquido, rebajando el suministro de gas etano y gas natural en hasta un 50%. 

Esta imagen proporcionada el domingo 15 de septiembre de 2019 por el Gobierno de Estados Unidos y DigitalGlobe y anotada por la fuente, muestra daños en la infraestructura de la planta de procesamiento de petróleo Abaqaiq de Saudi Aramco en Buqyaq, Arabia Saudí

A pesar de que las autoridades saudíes anunciaron que para este lunes se habría restablecido, al menos, un tercio de los 5,7 millones de barriles detenidos, esta mañana ha traído el mayor impacto hasta el momento sobre la economía global: el petróleo ha experimentado su mayor subida diaria en tres décadas, es decir, desde la guerra del Golfo de 1991, en la que se enfrentaron una coalición auspiciada por Naciones Unidas y liderada por Estados Unidos e Irak. En concreto, el precio del barril de Brent – referencia para Europa – ha llegado a incrementarse un 19,5%, hasta llegar a los 71,95 dólares; mientras que el el precio del barril de West Texas – referencia para Estados Unidos – ha sufrido una subida del 15,5%, alcanzado los 63,34 dólares, un valor registrado por última vez en el año 1998.

Las últimas informaciones que llegan desde Arabia Saudí señalan que el ministro de Energía del reino se ha desplazado hasta las plantas petrolíferas afectadas para reunirse sobre el terreno con el presidente de la junta directiva de Saudi Aramco, Yasser Al-Rumayyan, y el presidente e ingeniero jefe de la compañía, Amin Al-Nasser.

Por su parte, el ministro de exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, ha rechazado las acusaciones sobre la implicación iraní en los ataques, como ha denunciado el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo: “Habiendo fallado en la 'presión máxima', [Pompeo] está recurriendo al 'engaño máximo'”, ha escrito Zarif en su cuenta de Twitter. Donald Trump ya publicó en su perfil de dicha red social que Estados Unidos está “bloqueado y cargado” para responder a los ataques hutíes, pero que esperarían a que Arabia Saudí esclareciera quién había sido responsable de la ofensiva y, así, poder dictaminar bajo qué términos se procedería para responder.

Esto coincide con las últimas noticias que apuntan a que no se producirá ninguna reunión entre Donald Trump y el presidente iraní, Hasán Rohaní, en la cumbre anual de la Asamblea General de Naciones Unidas de este mes de septiembre. La semana pasada, se abrió la puerta al diálogo tras unas declaraciones del mandatario estadounidense.

Javad Zarif, ministro de Relaciones Exteriores de Irán
Las fluctuaciones en el precio del petróleo

Para comprender la magnitud de los efectos de los ataques hutíes, cabe recordar que esta escalada en los precios del petróleo no tiene precedentes, pues se ha producido fuera de los márgenes de una guerra declarada – y no como sucedió en 1991. “Una interrupción del suministro a este nivel es un evento extraordinario […] No se ha producido una sola interrupción a este nivel en décadas”, ha aseverado el analista de petróleo de Raymond James, Pavel Molchanov, en declaraciones a The Washington Post. “Este ataque proporciona un claro recordatorio de que el riesgo geopolítico para el suministro de petróleo es muy real”, concluyó el analista. 

Este incremento en los precios del barril sigue a un mes de mayo ‘negro’, cuando el valor del Brent se desplomaba hasta los 63 euros, la mayor caída desde el pasado noviembre y el peor resultado de un mes de mayo en los últimos siete años. Esto coincidía con la publicación del Boletín Estadístico Anual (ASB, por sus siglas en inglés) de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en el que se revelaba que la producción mundial de crudo en 2018 se había incrementado un 1,6% si se comparaba con el año anterior, hasta alcanzar los 75,78 millones de barriles al día (mb/d), una cantidad récord que supone el mayor crecimiento anual desde 2015. El informe, que desglosa la producción por países, sostiene que las tres naciones principales productoras de petróleo fueron Estados Unidos (10, 96 mb/d), Rusia (10,53 mb/d) y Arabia Saudí (10,32 mb/d). 

En este sentido, y para aliviar la tensión en los precios, Trump, reivindicando de nuevo sus lazos fraternales con Arabia Saudí, ha puesto sobre la mesa el plan de utilizar las reservas de emergencia que, en el caso estadounidense, abarcan 645 millones de barriles, lo que equivale a un mes de consumo de petróleo del gigante norteamericano e implica el mayor almacenaje del mundo.

Por su parte, el ministro emiratí de Energía, Suhail Al Mazrouei, declaró que EAU está listo “para apoyar a Arabia Saudí poniendo capacidad adicional en los mercados, si hubiera escasez”. En la misma línea, se ha expresado su homólogo ruso, Alexander Novak: “Hay suficientes reservas comerciales en el mundo para garantizar que, a medio plazo, la escasez de petróleo que veamos pueda ser cubierta por los suministros de las reservas comerciales”.

Cabe recordar, en este punto, que, en total, las economías industriales del globo suman 1.500 millones de barriles disponibles en reservas. Sin embargo, la desmovilización de los fondos en esta categoría no tendría un efecto inmediato sobre el suministro global: “Tiene que retirarse del almacenamiento y luego venderse en el mercado de compradores y vendedores, un proceso que podría llevar unas dos semanas”, ha explicado el experto Chris Isidore, a CNN Business.

Por ello, los expertos siguen augurando un impacto negativo a corto, medio y largo plazo sobre la estructura económica global: “Abqaiq es el centro neurálgico del sistema energético saudí. Incluso si las exportaciones se reanudan en las próximas 24 a 48 horas, la imagen de la invulnerabilidad se ha modificado”, ha alertado la directa global de Estrategia de RBC Capital Markets, Helima Croft, a Reuters. “El riesgo de una escalada regional de ojo por ojo, que empuja los precios del petróleo aún más, ha aumentado significativamente”, ha señalado al respecto Robert McNally, del grupo Rapidan Energy Group, a The Guardian.

Los analistas recogen, en esta línea, que se necesitarán 2 billones de dólares para paliar los efectos de estos ataques, un objetivo que ya era difícilmente alcanzable por tres factores: el debilitamiento de la demanda a largo plazo del combustible fósil, la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China y las previsiones de una desaceleración económica mundial. En la última edición del Congreso Mundial de Energía (WEC24, por sus siglas en inglés), ya se estableció que para mantener al día la demanda de petróleo y gas a nivel global en las dos próximas décadas, se requerirá una inversión de 11 trillones de dólares.

Mapa de localización de ataques en las instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí
La condena internacional

La milicia hutí, a través de su cadena afín Al-Masirah, se atribuyó la responsabilidad de los ataques. El portavoz de la insurgencia, Yahya Sarea, aseguró que habían lanzado 10 drones en las dos ofensivas, al tiempo que advertía de que “se ampliaría el alcance de los ataques hutíes contra el reino”. 

Cabe traer a colación que el pasado 14 de mayo se produjo el primer ataque de este tipo, cuando lanzaron una ofensiva con drones contra dos estaciones de bombeo de petróleo saudíes ubicadas en Yanbu, al oeste del territorio. Entonces, el ataque produjo un incendio y Saudi Aramco detuvo temporalmente las operaciones para realizar tareas de evaluación de daños. Con motivo de la ofensiva, Sarea comunicó, a través de Al-Masirah, que esta se había producido “en el marco de la legítima respuesta a los crímenes cometidos contra nuestro querido pueblo, nuestro gran país y el acoso económico continuado” y que, a partir de ese momento, los hutíes estaban preparados “para llevar a cabo operaciones más grandes y amplias en el interior de los países”. El camino para detener la oleada de ataques pasaba por “detener la agresión sobre Yemen”, a la que la milicia responsabiliza a Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y el resto de la coalición internacional que combate en el país del Golfo. 

Desde que se produjera este primer ataque, en estos cinco meses, Riad ha sufrido en su territorio decenas de operaciones hutíes con drones e, incluso, con misiles, dirigidas contra instalaciones militares y civiles, como el aeropuerto internacional de Abha. 

Por ello, las condenas desde la esfera internacional se han sucedido constantemente, repuntándose a raíz de este último ataque que ha puesto en peligro la estabilidad económica global.

Los primeros Estados en denunciar esta injerencia hutí, calificada de “ataque terrorista”, han sido los vecinos saudíes: Kuwait y Emiratos Árabes Unidos (EAU), a los que han seguido Djibouti, Bahréin, Egipto, Jordania, Argelia, Líbano, Sudán y Túnez. Fuera del tablero árabe, las condenas han llegado desde Asia, con Afganistán y Pakistán; desde Turquía y desde Europa, con Reino Unido, Alemania, Francia y España, que, a través de un comunicado del Ministerio de Exteriores, ha denunciado que “este tipo de ataque representa una amenaza para la vida los civiles, aumenta las tensiones, amenaza la seguridad de la región y perjudica la seguridad energética global”. En esta línea, también se ha manifestado la Unión Europea, que por medio de una nota del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) ha alertado de que “el ataque representa una amenaza real para la seguridad regional” y que “socava el trabajo en curso de reducción de la escalada de tensiones y el diálogo, en un momento en que las tensiones en la región se están intensificando”. 
 

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